Trump hizo lo que los Castro no pudieron: sacar del aire a Radio Martí

Orlando González Esteva grabando su programa, Entre Nosotros, en un estudio de Radio Martí en Miami en 2015. La emisora está actualmente fuera del aire. (Angel Valentin/The New York Times)
Orlando González Esteva grabando su programa, Entre Nosotros, en un estudio de Radio Martí en Miami en 2015. La emisora está actualmente fuera del aire. (Angel Valentin/The New York Times)

Durante cuatro décadas, una emisora de radio financiada por Estados Unidos provocó la ira del gobierno comunista de Cuba. El presidente Trump la desmanteló en cuestión de días.

Un sábado reciente, periodistas de Radio Martí, la emisora de noticias financiada por el gobierno federal estadounidense y dirigida a la Cuba comunista, estaban entrevistando a un activista cubano en Miami cuando sus rostros se ensombrecieron de repente.

La agencia de noticias, con 40 años de existencia y concebida para enviar noticias sin censura en español a Cuba, acababa de recibir la orden de cierre por parte del gobierno de Donald Trump, según se enteró el equipo por correo electrónico. El perfil del activista —Ramón Saúl Sánchez, conocido por dirigir flotillas de protesta a Cuba— se canceló.

“Estaban muy confundidos”, dijo Sánchez. “Dijeron: ‘Creemos que nos han clausurado. Tenemos que irnos’”.

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El presidente Trump hizo en un abrir y cerrar de ojos lo que los hermanos Castro de Cuba no pudieron hacer en cuatro décadas: sacó del aire a una emisora de noticias que durante mucho tiempo había atraído la furia del régimen comunista.

Radio Martí se convirtió en el más reciente de una decena de programas y agencias del gobierno estadounidense en caer ante el recorte masivo de costos llevado a cabo por Trump y su asesor, Elon Musk.

Durante años, la emisora había sufrido la reputación de ser una reliquia anticuada de la Guerra Fría, un derroche de dinero en el que personas políticamente influyentes encontraban trabajo para sus familiares.

Gastaba decenas de millones de dólares al año produciendo lo que los críticos calificaban de discursos unilaterales y de derecha contra el gobierno cubano, y se vio envuelta repetidamente en escándalos periodísticos y de corrupción que fueron objeto de informes del Congreso.

Su canal de televisión, TV Martí, estaba tan bloqueado en la isla que se le llamaba “No se ve TV”.

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Pero en los últimos años, una operación más ágil, con una cosecha de nuevos reclutas bajo una nueva dirección, estaba logrando importantes avances en las plataformas de redes sociales, como Facebook y YouTube, según muestran los datos de la agencia.

Tras los recortes presupuestarios del primer gobierno de Trump, que redujeron la plantilla y la financiación en un 40 por ciento, se contrató a periodistas y cineastas veteranos para renovar la redacción y adaptarla a la era digital.

Con breves clips de video publicados en internet, Radio Martí atraía a millones de lectores y espectadores al año, según muestran los datos de la cadena, justo cuando Cuba experimentaba la mayor migración masiva de su historia, sufría apagones de varios días y una crisis económica sin precedentes en décadas.

Pero la cuestión sigue en pie: mientras Cuba reprime la disidencia y encarcela a sus ciudadanos por publicaciones críticas en Facebook, y la nación se enfrenta a su periodo más difícil en 66 años bajo el comunismo, ¿Radio Martí ha realizado su última transmisión?

“El sitio web fue bloqueado en Cuba. La señal de televisión fue bloqueada, la señal de radio está bloqueada”, dijo Abel Fernández, director de medios digitales y sociales de la emisora, quien perdió su empleo la semana pasada. “Pero la gente está llegando al contenido en las redes sociales. Lo que hacemos es importante y le importa a la gente”.

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Mario Díaz-Balart, uno de los tres congresistas cubanoestadounidenses, dijo a Telemundo que va a trabajar con Trump para restablecer Martí.

Cuando se le preguntó si el secretario de Estado Marco Rubio, quien es cubanoestadounidense, apoyaba a la emisora, el Departamento de Estado afirmó que el presidente había sido elegido para tomar decisiones difíciles, y “la situación sigue siendo compleja y cambiante”.

Como senador estadounidense por Florida, Rubio formó parte de un grupo bipartidista de legisladores que firmaron una carta de 2022 en la que exigían una “justificación completa” de los despidos previstos.

La Casa Blanca declinó las solicitudes de entrevista con Kari Lake, quien está supervisando el desmantelamiento de la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM, por su sigla en inglés), que incluye a Radio Martí.

Mauricio Claver-Carone, asesor del presidente Trump para América Latina, dijo que creía que algún aspecto de Radio Martí podría salvarse.

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“Creo que se puede apreciar la importancia histórica de algo y el papel que desempeña y, al mismo tiempo, reconocer que necesita actualizarse para el mundo en que vivimos: ya no estamos en los años 80, ni en los 90, ni siquiera a principios de los 2000″, dijo. “Podemos verlo como el gran reinicio de Martí”.

Ronald Reagan creó Radio Martí en 1983, en plena Guerra Fría, a instancias de un destacado dirigente exiliado cubanoestadounidense, Jorge Mas Canosa. Su objetivo era penetrar en la censura de la isla, donde los medios de comunicación están férreamente controlados por el gobierno y los periodistas independientes suelen acabar en la cárcel o en el exilio.

Empezó a emitirse en 1985, y más tarde se amplió para incluir la televisión. Pero en fecha tan reciente como 2019, una auditoría interna encargada por la USAGM declaró que producía “mal periodismo” y “propaganda ineficaz”.

La auditoría se produjo meses después de que la emisión de un trabajo ampliamente criticado en el que se calificaba al filántropo multimillonario George Soros de “judío no creyente de moral flexible” provocara el despido de varios periodistas. Otro alto funcionario fue sorprendido declarando falsamente más de 35.000 dólares en gastos.

Los hermanos Castro detestaban la programación de Radio Martí, y se sabe que el expresidente Raúl Castro exigió su salida del aire. “El Gobierno de los Estados Unidos mantiene programas que son lesivos a la soberanía cubana, como los proyectos dirigidos a promover cambios en nuestro orden político, económico y social”, dijo en 2015, después de que el presidente Obama normalizara las relaciones entre ambas naciones.

Cuando internet se masificó en Cuba, los críticos se preguntaron si la cadena Martí era siquiera necesaria.

Pero Martí tenía una característica que lo diferenciaba de otras emisoras prodemocráticas, como Voz de América y Radio Free Europe, que también fueron silenciadas la semana pasada: la dictadura a la que se confrontaba sigue en el poder.

“Radio Martí se diseñó para una época diferente, en los años 80, en la batalla de Reagan contra la Unión Soviética y el comunismo, pero la verdad es que Cuba nunca hizo la transición, y ahora vivimos en un mundo digital”, afirmó Ted Henken, profesor del Baruch College que estudia el panorama de los medios de comunicación en Cuba. “Martí ha tenido que reinventarse tres o cuatro veces”.

Tras varias reorganizaciones y escándalos, Henken dijo que la empresa, que visitó recientemente, parece más ágil y profesional. Desechó el canal de televisión y, aunque su presupuesto anual se fijó en 25 millones de dólares, gastaba 17 millones, según varios empleados que no estaban autorizados a hablar públicamente.

En los dos últimos años, las audiencias empezaron a aumentar. Según Tubular Labs, una empresa de análisis de video, a falta de seis meses para que acabe el año fiscal, Martí ya ha duplicado su audiencia, con 14 millones de visitas en YouTube en lo que va de año fiscal, y otros 84 millones en Facebook, donde tiene más de 1 millón de seguidores. Alrededor del 80 por ciento de su audiencia está en Cuba, dijeron los editores.

A Mario J. Pentón, periodista cubano que se trasladó a Estados Unidos hace una década y empezó a trabajar en Martí hace un año, le comunicaron que su contrato terminaría este mes. Dijo que estaba orgulloso del trabajo realizado por el medio, sobre todo al informar al público de los huracanes que se aproximaban en momentos de cortes masivos de electricidad que limitaban incluso la capacidad del gobierno cubano para emitir avisos de tormenta.

Martí ha ganado ocho premios Emmy.

“Creo que tiene futuro porque su misión es más importante que nunca”, dijo Pentón. “Cuba vive su peor crisis. En medio de esta crisis, esta debacle de apagón de información solo beneficia al régimen”.

Los principales editores de noticias de Martí dijeron que no estaban autorizados a hablar públicamente sobre los recortes del gobierno de Trump.

Lake, experiodista de televisión a quien Trump eligió como asesora especial de la USAGM, afirmó la semana pasada que la agencia estaba podrida hasta la médula. En X, sugirió a los empleados que revisaran sus correos electrónicos.

Poco después, los empleados recibieron correos electrónicos en los que se les informaba de que estaban de baja administrativa remunerada hasta nuevo aviso, y luego sus cuentas de correo electrónico fueron bloqueadas. Los nuevos empleados que estaban en periodo de prueba ya habían recibido notificaciones de despido, y los periodistas contratados también fueron despedidos.

Aunque no dio ejemplos, Lake dijo en un comunicado de prensa que había descubierto “violaciones masivas de la seguridad nacional, incluidos espías y simpatizantes y/o partidarios del terrorismo infiltrados en la agencia”.

Añadió que “el despilfarro, el fraude y el abuso proliferan en esta agencia y los contribuyentes estadounidenses no deberían tener que financiarlos”.

Mariya Abdulkaf colaboró con reportería


Frances Robles
es una reportera del Times que cubre América Latina y el Caribe. Lleva más de 25 años informando sobre la región. Más de Frances Robles

c. 2025 The New York Times Company

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