El G-20 se compromete a que las vacunas y los tests tendrán alcance global... todos se comprometen menos Trump

PARIS.- Los líderes de las 20 principales economías del mundo cerraron hoy la cumbre virtual del G-20 presidida por Arabia Saudita comprometiéndose a hacer todos los esfuerzos necesarios para que vacunas, tests y medicamentos antiCovid-19 lleguen "a todos" en el planeta. Una unanimidad solo quebrada por Donald Trump quien, empecinado en su política aislacionista, dejó la escena internacional en forma patética, reprobado e ignorado por sus pares.

"Hemos movilizado los recursos necesarios para responder a las necesidades de financiación inmediatas en el terreno de la salud mundial a fin de apoyar la investigación, el desarrollo, la fabricación y la distribución de diagnósticos, tratamientos y vacunas seguras y eficaces contra el Covid-19", dice el comunicado publicado después de la reunión. El G-20 reconoce que "la pandemia y su impacto sin precedente en términos de pérdida de vidas, medios de subsistencia y economías afectadas, es un shock sin precedente que reveló las vulnerabilidades de nuestra preparación y nuestra respuesta".

La crisis sanitaria y las perspectivas de una recuperación económica marcada por profundas desigualdades fueron las principales preocupaciones de los dos días de cumbre del G-20, que se realizaron en forma virtual bajo la presidencia de la monarquía saudita, quien la dejará el mes que viene en manos de Italia.

Según el texto, las naciones del G-20, que representan dos tercios de la población del planeta, 80% del comercio mundial y más del 85% de la riqueza producida anualmente en el mundo, se esforzarán en "proteger vidas, apoyar con especial énfasis a los más vulnerables, volver a encarrilar las economías para restaurar el crecimiento, proteger y crear trabajo para todos".

Respondiendo al llamado del Fondo Monetario Internacional y de Naciones Unidas, el G-20 apoyó además un plan para extender el congelamiento del pago del servicio de la deuda de los países más pobres hasta mediados de 2021. También decidió poner en marcha un tratamiento común de los problemas de deuda después de esa fecha. Al mismo tiempo lanzó un llamado a los acreedores privados para que participen en el plan.

La iniciativa del G-20, lanzada en abril pasado, ayudó a 46 países que pudieron diferir 5700 millones de dólares en pago del servicio de la deuda en 2020.

Durante los debates, casi todos los líderes expresaron su apoyo a los objetivos climáticos fijados por el Acuerdo de París, con la esperanza de que el futuro presidente norteamericano, Joe Biden, haga regresar su país a ese pacto, abandonado por Trump a comienzos de noviembre.

"El G-20 debería fortalecer la lucha contra el cambio climático y asumir su liderazgo a fin de lograr la total implementación del Acuerdo de París", dijo el presidente chino, Xi Jinping.

Después de haber marcado la primera jornada tuiteando durante 11 minutos antes de desaparecer de las pantallas, Donald Trump volvió a atacar el acuerdo, justificando su decisión de retirarse "para proteger a los norteamericanos". "Ese acuerdo no estuvo diseñado para salvar el medio ambiente. Fue pensado para matar la economía de Estados Unidos", dijo. "Me negué a sacrificar millones de puestos de trabajo en mi país y enviar miles de millones de dólares a los peores contaminadores del planeta", agregó, aludiendo a China.

El silencio de Trump

Fue prácticamente el único. La mayoría de los líderes del G-20 intervinieron para defender el Acuerdo de París. Entre ellos, el primer ministro de la India, Narendra Modi, el primer ministro australiano Scott Morrison, su homólogo italiano Giuseppe Conte, el británico Boris Johnson así como el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa.

Pero ese no fue el único tema en el cual Trump fue nuevamente incapaz de mostrarse a la altura de las circunstancias. El ocupante de la Casa Blanca también se quedó obstinadamente callado cuando el G-20 prometió asegurar la igualdad en el acceso a las vacunas antiCovid.

Trump volvió a presumir del liderazgo estadounidense y de su propia acción en "la lucha contra el virus", pero no dijo una palabra sobre la posibilidad de que el resto del mundo pueda tener acceso a las vacunas producidas en su país.

Su actitud fue aún más lamentable, después que, tanto el presidente chino, Xi Jinping, como su homólogo ruso, Vladimir Putin, aseguraron que sus países estaban dispuestos a compartir sus respectivas vacunas con los países que las necesiten.

Pero la consternación que solía provocar la actitud desafiante del jefe de la Casa Blanca, parece haber dado lugar a la indiferencia e incluso al hastío. Prueba de ello fueron las durísimas palabras pronunciadas por Khalid al-Falih, ministro de Inversión de Arabia Saudita, uno de los principales aliados de la administración Trump. "Cuando el mundo necesitó un auténtico liderazgo (para combatir la pandemia), no hubo ninguno", dijo. "Por el contrario, algunas naciones se encerraron en el nacionalismo", agregó sin necesidad de dar nombres.

Poco antes, el mismo rey Salman contradijo a Trump, enemigo tenaz de las organizaciones multilaterales, en particular de la Organización Internacional del Comercio (OMC).

"Hemos adoptado la iniciativa de Riyad sobre el futuro de la OMC con el objetivo de promover un sistema multilateral de comercio mucho más capaz enfrentar los desafíos actuales y futuros", declaró, ante la satisfacción general.

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