Ana Bolena humilló a Enrique VIII con una frase sobre su virilidad que quedó grabada en la historia

Ana Bolena

Un cuadro del rey británico Enrique VIII, obra del artista Holbein, antes de la exposición "Los Tudor: Pasión, poder y política' en la Walker Art Gallery de Liverpool, Gran Bretaña, el 13 de mayo de 2022. REUTERS/Phil Noble

El contencioso que mantuvieron el rey Enrique VIII y su esposa Ana Bolena es uno de los rifirrafes más famosos de la historia de la realeza. El rey acusó a su esposa de “traición y adulterio”. Enrique VIII quería deshacerse de Ana Bolena y conspiró con la corte para quitarla de en medio. Después de que Ana Bolena sufriera un aborto, Enrique VIII la acusó de haber utilizado la brujería para seducirle y casarse con él. Pero Ana Bolena no se calló. En el juicio contra ella contestó al rey con gran dureza. Ana Bolena humilló al rey con una frase que quedará grabada en la historia de los grandes despechos en la realeza.

Enrique VIII llegó a casarse seis veces. Todas sus esposas se encontraron desdichadamente ante un hombre que no permitía que una mujer le llevase la contraria, ni que tuviera una opinión propia. Casarse con Enrique VIII era un riesgo vital, literalmente hablando. El rey conocido como “El ogro inglés” mandaba a sus esposas a la Torre de Londres para que les cortaran la cabeza, en cuanto se sentía contrariado. Primero las sometía a un rápido y amañado juicio y después acababan perdiendo la cabeza ante el verdugo. Pero en el juicio contra Ana Bolena, ella no se calló y dijo alto y claro algo que humilló tremendamente al rey Enrique VIII: “La espada del rey no pasa de ser una simple navaja”.

Ana Bolena

Son varias las frases de Ana Bolena que se han hecho muy famosas. Podemos recordar así no sólo las palabras que dijo sobre la virilidad de su marido, también han quedado para la historia las palabras que dedicó al verdugo encargado de cortarle la cabeza. Con un vestido de seda gris y en compañía de dos de sus damas de honor, Ana Bolena subió al patíbulo con la cabeza muy erguida. La esposa del rey miró al verdugo y le dijo con total serenidad: “No le daré mucho trabajo, tengo el cuello muy fino”. El verdugo no falló y de un rápido golpe de espada decapitó a Ana Bolena. El rey Enrique VIII había ordenado traer al verdugo desde Calais, en Francia, por su rapidez y la reputación de su eficacia. El rey Enrique VIII no quiso que hubiera fallo alguno en la decapitación de su mujer. Fallo no hubo. Clemencia tampoco.

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