Por qué irte a dormir durante la 'hora dorada' puede salvarte la vida

Un nuevo estudio sugiere la posibilidad de una relación entre el momento del inicio del sueño y el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovacular, particularmente en las mujeres. (Foto: Getty)
Un nuevo estudio sugiere la posibilidad de una relación entre el momento del inicio del sueño y el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovacular, particularmente en las mujeres. (Foto: Getty)

Sabemos que el sueño juega un papel increíblemente importante en todos los aspectos de nuestra salud, y también que mantener unos horarios de descanso regulares es clave para poder obtener todos sus beneficios.

Ahora, tal y como recoge Yahoo! News, un nuevo estudio del que se ha echo eco el gurú del sueño, el doctor Guy Meadows, ha descubierto que las personas que se duermen entre las 10 y las 11 de la noche tienen menor riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular o sufrir un accidente cerebrovascular que aquellos que se quedan dormidos antes o después.

La investigación, basada en datos de más de 88.000 participantes del Biobank del Reino Unido y publicado en el 'European Heart Journal-Digital Health', confirma la teoría de que "estamos genéticamente programados para sentir sueño en esa hora dorada y despertarnos unas ocho horas más tarde, entre las 6 y las 7 de la mañana".

Un esquema horario que nos ayuda a mantenernos saludables, ya que necesitamos dormir en sincronía con nuestros ritmos circadianos naturales, y cumplir así nuestro ciclo de sueño.

En líneas generales, para hacernos una idea de los ritmos circadianos de nuestro cuerpo, encontramos funciones como las siguientes, que se rigen en cadencia circadiana:

  • 6h Parada de la secreción de melatonina.

  • 7:30h Comienza a movilizarse el intestino.

  • 9h Se inicia la secreción de testosterona.

  • De 10 a 12h Estado máximo de alerta.

  • 14:30h Máxima coordinación.

  • 15:30h Menor tiempo de reacción.

  • 17h Mejor funcionamiento cardiovascular y elasticidad.

  • 18:30h Tensión arterial más alta.

  • 19h Máxima temperatura corporal.

  • 21h Se inicia la secreción de melatonina.

  • 22:30h Enlentecimiento de los movimientos intestinales.

  • 02h Máxima relajación y sueño profundo.

  • 4:30h Mínima temperatura corporal.

Los comportamientos o hábitos que provocan una alteración relevante de los ritmos circadianos pueden causar lo que se denomina cronodisrupción, cuyas consecuencias son el aumento en la incidencia de alteraciones del sueño, enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo, obesidad, síndrome metabólico, envejecimiento acelerado e incluso algunos tipos de cáncer.

Por el contrario, aquellas acciones que nos ayuden a sincronizarnos con los ritmos circadianos, tal y como sugiere el estudio, podrían tener un efecto beneficioso para nuestra salud.

En este sentido, repetir el ciclo de sueño-vigilia todos los días es como un garantía para encontrarnos bien y la mejor forma de salvaguardar la salud. Eso se debe a que nuestro reloj biológico interno está sincronizado por factores externos, principalmente por la salida y la puesta del sol.

"El cuerpo tiene un reloj interno de 24 horas, llamado ritmo circadiano, que ayuda a regular el funcionamiento físico y mental", cuenta el neurocientífico David Plans, coautor del estudio, profesor de neurociencia en la Universidad de Exeter (Reino Unido) y jefe de investigación de Huma, una empresa de tecnología de la salud con sede en Londres. Y nuestros resultados sugieren que la hora de acostarse (temprano o tarde) altera ese reloj corporal, con consecuencias adversas para la salud cardiovascular".

Si bien numerosos trabajos han investigado el vínculo entre la duración del sueño y las enfermedades cardiovasculares, la relación entre el horario del sueño y las enfermedades cardíacas estaba poco explorada. Este estudio examinó la asociación entre estas dolencias y el inicio del sueño, medido objetivamente en una gran muestra de adultos.

¿La conclusión? Acostarse a la 'hora dorada' (entre las 10 y las 11 p.m), puede proteger al corazón ya que se asocia con un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas.

Para explorar cómo las diferentes horas de acostarse podrían afectar la salud del corazón, Plans y sus colegas de Huma recurrieron al UK Biobank, una base de datos biomédica con información sobre más de 500.000 voluntarios de 37 a 73 años que fueron reclutados desde el 2006 al 2010 y proporcionaron a los investigadores información sobre su salud y estilos de vida.

En concreto, el estudio se centró en 88.026 personas con una edad promedio de 61 años (rango 43 a 79 años) y el 58 por ciento eran mujeres. Tras un seguimiento de seis años, la investigación concluyó que existe un 12 por ciento más de riesgo entre los que se acostaron entre las 11 y las 12 de la noche, y un 25 por ciento más de desarrollar una enfermedad cardiovascular entre las personas que se quedaron dormidas a medianoche o más tarde. Además, quedarse dormido antes de las 10 p.m. se asoció con un aumento del riesgo del 24 por ciento.

También descubrieron que 3.172 voluntarios experimentaron eventos cardiovasculares como derrames cerebrales, ataques cardíacos o insuficiencia cardíaca; y esos incidentes fueron más altos entre las personas que se acostaban a medianoche, o más tarde, y más bajos entre aquellos que lo hicieron de 10 a 10 de la noche.

Además observaron diferencias entre sexos ya que el aumento del riesgo fue más pronunciado en las mujeres que se quedaron dormidas más tarde, mientras que los hombres tenían un mayor riesgo cardíaco cuando se acostaban antes de las 10 p.m., y demostraro la utilidad potencial de recopilar información sobre los parámetros del sueño a través de dispositivos portátiles con capacidad de acelerometría, que pueden servir como nuevos indicadores de riesgo cardiovascular.

Según Plans, las razones de la asociación más fuerte observada entre el inicio del sueño y la enfermedad cardiovascular en las mujeres no están claras. "Puede ser que haya una diferencia de sexo en la forma en que el sistema endocrino responde a una interrupción en el ritmo circadiano. Alternativamente, la edad avanzada de los participantes del estudio podría ser un factor de confusión, ya que el riesgo cardiovascular de las mujeres aumenta después de la menopausia, lo que significa que puede no haber diferencia en la fuerza de la asociación entre mujeres y hombres ".

Por otro lado, hay que señalar que algunas personas quedarían al margen del estudio porque les costaría más cambiar sus hábitos para ajustarse esa 'hora dorada'. Los 'búhos', por ejemplo, se sienten somnolientos más tarde, hacia a la medianoche. Para esas personas, no habrá ninguna ventaja en cambiar la hora de acostarse para alcanzar este 'punto óptimo' anterior. Lo mismo ocurre con las 'alondras', que son felices al irse a la cama temprano y levantarse un poco antes. Esto quiere decir que los resultados del estudio no serían tan válidos para estos tipos de personas, que deben seguir con su patrón de sueño natural.

Lo que sí deja claro el estudio es que, desde el punto de vista de la prevención del riesgo cardiovascular, el sueño es un factor de riesgo. No obstante, todavía no hay evidencia que sugiera, en este momento, que mejorar el sueño reducirá efectivamente los eventos cardiovasculares, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

“Si bien los hallazgos no muestran causalidad, la hora del sueño se ha convertido en un factor de riesgo cardíaco potencial, independientemente de otros factores de riesgo y características del sueño. Si nuestros hallazgos se confirman en otros estudios, el horario para dormir y la higiene básica del sueño podrían ser un objetivo de salud pública de bajo costo para reducir el riesgo de enfermedad cardíaca ", concluye el autor.

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