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Los cosméticos tienen efecto en tu bienestar emocional. De eso se trata la neurocosmética

La piel está estrechamente relacionada con nuestro sistema nervioso, y en ello se enfoca la neurocosmética pues desarrolla productos con ingredientes que estimulan nuestros sentidos. (Getty Creative)
La piel está estrechamente relacionada con nuestro sistema nervioso, y en ello se enfoca la neurocosmética pues desarrolla productos con ingredientes que estimulan nuestros sentidos. (Getty Creative)

¿Qué son los cosméticos para ti? Seguramente representan cuidados, estética, belleza, cambios, pero también placer, disfrute, expectativas, lo cual que se conecta más con el bienestar emocional que con la estética. Y es que la piel está estrechamente relacionada con nuestro sistema nervioso, y en ello se enfoca la neurocosmética.

En nuestra piel se reflejan nuestros hábitos e incluso nuestra salud. Asimismo, la piel se ve afectada por agentes externos, como los cambios bruscos de temperatura, los rayos solares, la contaminación y también puede sufrir alteraciones por factores genéticos, y hormonales. Y aunque no sea tan evidente, la piel también puede afectarse desórdenes emocionales o psicológicos como la ansiedad, el estrés y la angustia.

Según un artículo de la revista Dermatología Cosmética, la piel es un reflejo inmediato del estado de ánimo, tanto que algunas afecciones surgen o se agravan dependiendo de nuestro estado emocional. Incluso se ha demostrado que las emociones negativas contribuyen al envejecimiento prematuro y se ha estudiado cómo contrarrestarlas.

La cosmética ha estado presente en toda la historia de la humanidad y hoy en día no solamente está enfocada en mejorar nuestra imagen sino también en aportar a nuestra autoestima. (Getty Creative)
La cosmética ha estado presente en toda la historia de la humanidad y hoy en día no solamente está enfocada en mejorar nuestra imagen sino también en aportar a nuestra autoestima. (Getty Creative)

Por eso, cobra sentido el papel determinante que puede tener la cosmética en nuestro bienestar emocional. El artículo mencionado refiere que la cosmética ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad y hoy en día no solamente está enfocada en mejorar nuestra imagen sino también en aportar a nuestra autoestima, proponiendo el cuidado desde adentro hacia afuera.

De esta manera, el mercado cosmético ha puesto el foco en estos beneficios y es así cómo se han desarrollado productos enfocados en influir no solo en la apariencia sino también en el sistema nervioso. Así, se han diseñado y desarrollado fórmulas con ingredientes que estimulan la secreción de hormonas que mejoran nuestro estado de ánimo reflejándose en la mejoría de nuestra piel.

Lo más interesante es que el objetivo de la neurocosmética va más allá del bienestar que proporciona saber que los cosméticos están haciendo efecto, sino que realmente se propone que los productos generen impulsos hacia el sistema nervioso y que físicamente sí puedan influir en nuestro estado de ánimo.

Steve Herman, científico pionero en esta materia, comentó en un artículo que la neurocosmética busca profundizar en la manera en que el cerebro responde al tratamiento tópico, influyendo en los nervios vinculados con las sensaciones como el calor o el frío y que luego envían señales desde la piel hasta la médula espinal y de allí al cerebro.

La neurocosmética desarrolla propuestas diseñadas para influir en nuestro sistema sensorial y, en consecuencia, aliviar malestares emocionales que surgen a causa del estrés, la ansiedad, y los malos hábitos. (Getty Creative)
La neurocosmética desarrolla propuestas diseñadas para influir en nuestro sistema sensorial y, en consecuencia, aliviar malestares emocionales que surgen a causa del estrés, la ansiedad, y los malos hábitos. (Getty Creative)

De esta manera, no se trata solamente de las virtudes que pueda tener un suero o una crema para la piel en cuanto a hidratación, suavidad o regeneración, sino que sus ingredientes, su textura, su fragancia, e incluso su color están minuciosamente diseñados para influir en nuestro sistema sensorial y, en consecuencia, aliviar malestares emocionales que surgen a causa del estrés, la ansiedad, y los malos hábitos.

Naturaleza: fuente de sensaciones

La base de la neurocosmética es aprovechar la conexión entre la piel y el sistema nervioso, con lo cual los ingredientes activos de estos productos influyen en nuestras capacidades sensoriales para generar beneficios terapéuticos, de forma que vale preguntarse si estos ingredientes provienen del ingenio humano en el campo de la química o si la naturaleza nos provee de ellos.

Un estudio publicado en la revista científica Productos Cosméticos revisa el funcionamiento de estos productos y describe algunos de sus ingredientes para definir cuáles funcionan realmente e incluyó en algunos que definen como “neurorrelajantes” derivados de extractos de plantas y confirmó el funcionamiento de algunos.

Entre ellos, las bayas del árbol casto, también conocido como pimiento del monje, y el extracto de raíz de rodiola. Así mismo la peonía arbórea, planta perenne originaria del Tíbet y que se ha utilizado medicinalmente en la antigua China, ha sido utilizada con éxito en esta tendencia cosmética, pero los extractos más eficientes y estudiados hasta ahora son el mentol, que proporciona sensación de frío, y la capsaicina que causa calor, siendo muy buenos ejemplos de ingredientes neuroactivos.

El mentol es uno de los pocos ingredientes estudiados como eficiente neuroactivo. (Getty Creative)
El mentol es uno de los pocos ingredientes estudiados como eficiente neuroactivo. (Getty Creative)

Aunque no es nuevo el desarrollo de la neurocosmética, es una tendencia que está viendo cada vez mayor interés dentro de la industria de la belleza. Esto es positivo desde el punto de vista de la investigación y los avances en virtud de la salud de nuestra piel, pero puede ser negativo porque en la misma medida aparecen productos que no están certificados ofreciendo milagros y que podrían ser perjudiciales.

Antes de automedicarnos o adquirir algún producto para mejorar alguna condición de nuestra piel, lo mejor es que verifiquemos en las etiquetas que estén avalados por organizaciones responsables e incluso que consultemos a los especialistas. A veces podemos cometer errores aplicándonos productos que luego no nos funcionan porque simplemente no los necesitamos.

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