Gaslighting: cómo protegerte de un maltrato psicológico tan sutil que es casi imperceptible

Cada vez que mi amiga Paula hacía un reclamo de los clásicos entre parejas, por ejemplo falta de colaboración en las tareas del hogar, estallaba una Guerra Mundial. Lo que pudo haberse resuelto con la simple aceptación del reclamo, o con un argumento sólido y sereno, desataba una fila de descalificaciones que empezaban por frases como “qué exagerada eres”, “no seas tan histérica”, “¿qué te pasa? ¿tienes la regla?”, “tranquilízate que estás insoportable”, “no seas dramática”.

Ella trataba de sostener sus argumentos, pero pronto terminaba lloriqueando y aceptando que se le había ido la mano con el reclamo, que estaba muy nerviosa, que quizás ella no debió reclamar nada y que todo era su culpa.

Siempre él terminaba dándole la vuelta a la situación, primero de manera sutil, luego se hacía cada vez más evidente y en el tiempo las frases fueron cambiando de tono. Cuando Paula trataba de defender sus puntos, él le replicaba que ella estaba muy sensible, que las cosas no eran como ella pensaba, que estaba inventando, y finalmente, que estaba loca. Cuando ella terminaba llorando, él le recomendaba incluso terapia y le recordaba que él siempre estaría allí para hacerle ver las cosas como son. Más bien las cosas como él le hacía creer que eran, descalificándola, minimizándola y anulándola en sus opiniones y criterios.

(Getty Creative)
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Delante de amigos y familiares, las muestras de cariño no faltaban, incluso parecían exageradas y en casa, el ciclo se repetía. Esto es lo que se llama Gaslighting, término que define una forma de maltrato psicológico tan sutil que es casi imperceptible por las víctimas y su entorno.

La psicóloga especialista en violencia machista, Bárbara Zorrilla, en un reportaje de El País, definía el fenómeno como “una forma de violencia muy perversa, que se consigue mediante el ejercicio de un acoso constante pero sutil indirecto y repetitivo, que va generando confusión en la mujer que lo sufre, hasta el punto en que se llega a sentir culpable de las conductas de violencia emitidas por el maltratador y a dudar de todo lo que ocurre a su alrededor”.

La experta acentúa que esta forma de maltrato psicológico es muy difícil de identificar porque suele confundirse con discusiones normales de pareja, de manera que ni familiares, amigos, ni autoridades son capaces de detectar con certeza lo que está ocurriendo.

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Con esta forma de abuso emocional, la víctima duda de sí misma, de su criterio, e incluso de su propia percepción. Los recursos de manipulación usados por el abusador pueden ser tan variados que pueden incluir artimañas que hagan dudar hasta de sus propios sentidos a la víctima. De hecho, esto es lo que ocurre en la obra de teatro que dio nombre al término, Gaslight de 1938, escrita por el dramaturgo Patrick Hamilton, y que inspiró la película homónima estrenada en 1944, la cual le valió un Oscar a Ingrid Bergman como actriz principal.

Aunque la película tuvo gran notoriedad, fue en la década de los 70 cuando el término “gaslighting” fue incorporado a los estudios de psicología como una forma de abuso emocional.

Cómo detectar el gaslighting

Este tipo de abuso emocional tiene distintas etapas. Tal como en la historia de Paula, las frases frecuentes son “estás muy sensible”; “yo no he dicho eso, eso no ocurrió, tú entendiste mal”, y tienen el objetivo de hacer dudar a la persona de su propia percepción de los hechos, se descalifican los sentimientos y la víctima se siente culpable de lo ocurrido.

Así lo explica la psicóloga María Fátima Seppi Vinuales en un artículo de su autoría en la web especializada Mejor con Salud, donde agrega que usar frases como “eres tú y tu carácter” o “estás loca o paranoica” tienen el objetivo de neutralizar la propia responsabilidad. “El gaslighter identifica los defectos (reales o no) y las inseguridades de la otra persona y ataca allí donde más duele”.

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Luego, la víctima asume la culpa dudando de sí misma y se justifica el comportamiento de la pareja abusadora. Esto lleva a la sensación de constante falla, se evita expresar las propias necesidades para no decepcionar a la pareja que te hizo creer que haces todo mal. Así, la especialista explica que esto implica un enorme esfuerzo y es por eso que las víctimas suelen estar muy agotadas.

El punto final lo ponen las muestras de afecto que generan más confusión en la víctima que lucha por no dañar la relación y de esta manera se le hace muy complicado salir del círculo porque ya está convencida de que es ella la culpable de todo lo que puede fallar.

Cómo protegernos y afrontarlo

La psicólogo clínico Giovanina Vivas, especialista en terapia cognitivo-conductual, explica que es difícil para una víctima protegerse si ya está dentro de este bucle. “Como víctima eres capaz de normalizar este tipo de trato. Comienzas a ver al otro como alguien admirable a quien eres incapaz de cuestionar. Si no somos capaces de cuestionar a esta persona que nos trata de esta manera, es muchísimo más complejo que podamos afrontarlo”, asevera y enumera las claves para prevenirlo: mantenernos alerta, comunicarnos asertivamente, tener claros nuestros límites y atender lo que sentimos.

“Para prevenirlo necesitamos estar muy atentas, ser muy observadoras de cómo nos sentimos ante el trato del otro: el primer paso sería preguntarnos si estoy dejando de hacer cosas que me gustan porque esta persona me lo pide; si estoy dudando de mí misma, si me pregunto si será verdad lo que él me esta diciendo, si será verdad que soy esto o aquello. Cuestionarnos de esa manera es un signo de alarma que podemos afrontar teniendo una comunicación asertiva. Sin embargo, esto es más fácil lograrlo a través de un proceso terapéutico que nos brinde las herramientas adecuadas”.

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Otra forma de protegernos, según Vivas, es escuchar nuestro ser, tener muy claras nuestras sensaciones, y cómo las identificamos. “Debemos darnos cuenta de qué sentimos cuando esta persona nos habla incluso físicamente. Si sentimos alegría, asco, miedo, vergüenza, si podemos sentir nuestro corazón palpitar, pero no de emoción sino de angustia”.

Vivas segura que todo esto tiene que ver con los límites. “Debemos hacernos conscientes de hasta dónde hemos permitido que nos vulneren, hasta dónde hemos dejado que esta persona nos invada. Alguien que lo normaliza le cuesta decir ‘esto esta mal’, o puede identificarlo, pero ya considera que todo lo que le dicen es verdad, y si lo que viene del exterior coincide con lo que siente, es difícil que se atreva a cambiarlo”.

Por otra parte, Vivas aconseja mantener una red de apoyo sólida. “Esto se trata de personas que nos hagan sentir a gusto a nuestro alrededor, porque son ellas las que primero se dan cuenta y no van a dudar en decirnos cosas como ‘Me parece que el trato que te está dando Fulano no es el correcto’, ‘creo que Fulano te está haciendo daño’. Muchas veces cuando te descubres justificando estas conductas con frases y pensamientos como ‘no es tan grave’, ‘él me prometió que no lo volvería a hacer’, es allí cuando se hace muy recomendable buscar ayuda profesional para identificar los factores que desencadenan este tipo de maltrato, cuál es tu historia y por qué permites que esto siga ocurriendo”.

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Lamentablemente la especialista no puede asegurar que con estas herramientas nunca seremos maltratados. Esto puede pasarle a cualquiera, pero sí observa que en la mayoría de los casos hay un patrón en las víctimas: lo aprendieron, lo vieron en casa, o ya han sido víctimas de maltrato psicológico. “De alguna manera aprendieron que no merecen amor, que no merecen respeto, que su opinión no vale y de allí lo importante del apoyo profesional, porque es un circulo muy difícil de romper”.

Otras herramientas para romper con el abuso emocional

La psicólogo clínico Natalia Gurdian de Psicología y Mente recomienda confiar en nuestra propia intuición. Si creemos que algo no está del todo bien, examinémoslo. Asimismo, alerta sobre resistirse a la tentación de buscar la aprobación del otro. Se puede poner fin a una conversación diciendo simplemente “no estoy de acuerdo con tu punto” sin caer en la discusión.

Gurdian recomienda también hacer valer nuestros propios sentimientos. Estos son únicamente nuestros, si algo nos hizo sentir mal, tristes y así lo expresamos, no estamos sometiéndolo al juicio de la otra persona. Somos dueños de nuestros sentimientos.

Por último, hacernos conscientes de nuestros valores nos brinda fortaleza, nos ayuda a mantenernos centrados en lo que somos y también nos muestra qué valoramos en los demás. Que alguien nos presione para violar nuestros principios básicos, es una clara señal de manipulación que debemos detener.

sanaMENTE, una serie de Yahoo en Español
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Este artículo es parte de una serie de Yahoo sobre salud mental que se propone a ayudar a quienes hoy viven en las sombras a transitar el camino hacia la recuperación

Si tú o alguien que conoces está considerando quitarse la vida, contacta inmediatamente con tu Línea Nacional de Prevención al Suicidio:

México: (55) 5259-8121, o visita http://www.saptel.org.mx/

EEUU: 1-800-273-TALK (8255), o visita suicidepreventionlifeline.org

Argentina: 135 (línea gratuita) (011)5275-1135 o visita https://www.casbuenosaires.org.ar/

España: 911 385 385 o visita https://www.telefonocontraelsuicidio.org/ También 717 003 717 o visita https://telefonodelaesperanza.org/

Colombia: Bogotá 106, Cali 106, Medellín 125, Cundinamarca 123, Cartagena 125, Boyacá 106

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