Este es el dineral que invierte Meghan Markle en tratamientos de belleza

La esposa del príncipe Harry ya era famosa antes de conocerle pero es innegable que Meghan Markle es hoy mundialmente conocida gracias a su boda con el ‘royal’ de Reino Unido. Si antes, debido a su trabajo televisivo, ya se debía a su físico, ahora esto se ha multiplicado.

Fue la propia Meghan la que le contó a Oprah Winfrey que la prensa la acosaba constantemente y eso implica que, sobre todo los tabloides amarillos, se crean con derecho a comentar su físico, sus atuendos o incluso su acné.

Es por eso que Markle gasta un dineral en tratamientos de belleza según recoge la revista ‘Hello’. Estamos hablando de 50.000€ invertidos en su rostro y su cuerpo para lucir siempre radiante a pesar del cansancio que supone su segunda maternidad.

El entrenamiento de Meghan no es apto para la gente de a pie y es que una sesión de ‘Megaformer’, una modalidad de pilates de alta intensidad, requiere una máquina que vale nada menos que 26.000€. Eso sí, también se puede asistir a sesiones que cuestan 1.200€ en packs de 12, que son las que se suelen hacer en un mes.

En sus productos de belleza faciales la exduquesa de Sussex invierte también bastante dinero y es que,desde que su cuñada, Kate Middleton, le enseñó su Beauty Sleep Elixir ella también lo usa. El precio del botellín se aproxima a los 55€ y si gasta aproximadamente unos cuatro botes al año, ya son 220 euros que suma a su rutina de belleza.

Pero el elixir que calma su rostro se aplica después de una exfoliación profunda del mismo y para ello usa una mezcla de enzima en polvo de arroz Tatcha que también ronda los 55 euros, al año, otros 220€ contando cuatro bolsitas.

Eso sí, antes de su mudanza a EE.UU, estaba trabajando en su rostro con Nichola Joss, que le costaba por sus servicios y productos unos 550€ al mes (unos 6.600€ al año) . Joss le realizaba en su local de Londres tratamientos específicos como una remodelación facial que redefine y esculpe el rostro. Además de cremas ‘milagrosas’, Meghan también hacía ejercicios faciales con Nichola para mantener los músculos de su rostro activos y tonificados.

Las vitaminas también son importantes y es que cuidarse por dentro se nota por fuera. Para ello, Markle apuesta por un jugo verde que toma a diario y que se prepara con la Vitamix, la licuadora de las famosas. En una entrevista con ‘Today’ ella misma admitió que estaba intentando dejar el café y cambiarlo por esos hijos de verdura y frutas que toma por la mañana y a media tarde. La compra y la Vitamix valen unos 400€.

Otro punto fuerte para el cuerpo son los probióticos para evitar síntomas como la hinchazón o la digestión lenta debido al estrés o a la falta de rutina por viaje, trabajo etc, como es el caso de Meg. La salud intestinal es primordial y ella toma dos probióticos diarios cuyo bote de 60 cápsulas cuesta 41€ que al año son 368€.

Otro tratamiento al que Meghan se somete desde hace años junto a Ross Barr es la acupuntura. Va a verle una vez por semana y la sesión suele durar unos 45 minutos. El precio de la suma de todas esas sesiones anuales alcanza los 7.400€.

Además de todo esto, como toda buena celebrity que se precie, Meghan cuenta con su propio entrenador personal, Craig McNamee quien la ayuda desde que salía en la serie ‘Suits’ a mantener su cuerpo en forma. Él es el fundador del centro de salud de California ‘Catalyst Health’ y cobra 5.300€ al año por dos horas a la semana, en una sesión continua o en dos de una hora.

Por último pero no menos importante Markle asiste a sesiones de terapia que cuidan y protegen su salud mental, muy dañada desde su paso por la monarquía como ella misma ha admitido. El citado medio desconoce al profesional concreto al que acude pero calcula que la sesión media semanal cuesta 215 euros así que, al año yendo una vez por semana al especialista, estamos hablando de 11.150 euros.

Los tratamientos, productos y profesionales de lujo a los que acude Meghan Markle justifican el engrosado precio de su gasto anual en belleza y es que la vida de las celebrities las ‘obliga’ a mantenerse siempre guapas, normativas y lo más jóvenes posibles. Triste, pero cierto.