Cumbio: ¿En qué anda Agustina Vivero, la primera influencer de la Argentina?

Charly García le cantaba a la influencia en pleno comienzo del siglo XXI y probablemente haya sido un adelantado a su tiempo. No hubiera podido imaginarse que este concepto abstracto iba a encarnarse en personas y que iba a ser monetizable en redes sociales.

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Cumbio tenía un look andrógino y llegó a tener más de 100.000 seguidores en Fotolog, una de las primeras redes sociales en los 2000, en la que adolescentes y jóvenes subían publicaciones, que eran fotos con textos en las que se podían dejar una cantidad limitada de comentarios. Esta plataforma fue el espacio en el que se gestaron relaciones de amistad y amorosas para casi una generación.

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Los "floggers" de flequillo hacia el costado y chupines de colores tenían a Cumbio como la líder de su tribu urbana. Armaban fiestas en matinés y eventos que se promocionaban en los fotologs. Cumbio llegó a juntar en la puerta del Abasto, el punto de encuentro que de estos jóvenes, a 2000 personas. Nunca lo había planificado, pero se convirtió en referente de una época.

LA NACION pudo entrevistarla a más de diez años del fenómeno. Ser un adolescente con miles y miles de seguidores no fue algo que Agustina buscara, aunque pudo sobrellevarlo. "De repente tener tanta exposición y recibir tanta atención de gente que no conocía y que no me conocía fue muy loco porque nunca fue mi sueño", sostuvo.

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"La mayoría de los jóvenes a los que les suele pasar, o estudian actuación, o estudian canto, o algo relacionado a lo artístico y les interesa, o les gusta, o se preparan de alguna forma para tanta exposición. Después de haber estado ahí me doy cuenta de que fue muy difícil de manejar. Nada traumático, pero imaginate que, por un lado, la gente me amaba, me regalaba cosas y, por otro, había personas que me gritaban en la calle 'lesbiana de mierda, te voy a matar'. Eso con 17 años realmente fue una locura, pero me trajo muchísimas cosas buenas y me cambió la vida", aseguró.

Hacia finales de 2008 Agustina estaba en la cresta de la ola de popularidad en noticieros y programas como Policías en acción, donde hablaban de tribus urbanas, y hasta llegó a Almorzando con Mirtha Legrand. Se convirtió en la imagen de una marca internacional de indumentaria deportiva. También tuvo su propia marca de cosméticos y una línea de ropa llamada "ChupinChupinn", como los pantalones ajustados que utilizaban los floggers en ese momento. Además, salió en el New York Times y la cronista argentina Leila Guerriero la entrevistó para El País de España.

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Muchas de sus anécdotas las contó en su libro Yo, cumbio, que publicó en ese momento la editorial Planeta. "Con mi libro me pasa algo re loco, que es un poco parecido a cuando me veo en la tele: me da como vergüenza verme. Yo sé que lo que hago y lo que digo en cada momento es lo mejor que sale de mí, pero cuando me leo, veo que en algunas cosas no hablo de la misma forma, lo que es lógico, pasaron diez años. Nadie es la misma persona que hace diez años sino no habría una evolución. Me da mucho orgullo haber escrito un libro. Es re loco, porque si no hubiese sido por todo lo que pasó con Cumbio, no hubiese tenido esa posibilidad. No tengo un gran talento para la escritura. Sí soy una persona muy creativa, o lo considero así, pero no creo que sea la mejor para la escritura. Siento que para esa generación fue como algo histórico, la primera influencer que sacaba un libro. Ahora muchos youtubers tienen libros y es más común, pero en ese momento era como súper. Eso y lo del documental son cosas que me van a quedar para siempre", contó Agustina.

En 2011, la cineasta Andrea Yannino dirigió un documental sobre su vida llamado Soi Cumbio. Allí Agustina se mostraba en sus rutinas con sus amigos, con su familia, se la podía ver escuchando cumbia, yendo a eventos, lidiando con la fama temprana. Esta película se convirtió en un retrato bastante fiel de la época del Fotolog.

Volverse adulta

El fenómeno flogger murió en la segunda década de este siglo, pero Agustina decidió no quedarse ahí. Estudió en la universidad y se recibió de Licenciada en Comunicación Audiovisual. "Yo elegí estudiar comunicación audiovisual, qué es como cine y TV. Si bien a mí siempre me gustaron las redes y, en todo caso, más la comunicación de la televisión que la del cine, me parecía que aprender de cine te formaba más de lo que necesitaba para mi trabajo y eso es importante. Además, me enseñó mucho de historia de la comunicación audiovisual en general", explicó.

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Y agrega sobre cómo la ayudó la facultad: "Aunque creo que para lo que es comunicación te enseña mucho más la experiencia que una formación académica, lo que me pasaba a mí es que no era tan buena expresándome a la hora de comunicar algo o tener que vender, por así decirlo, mi trabajo. Creo que el marco académico me dio una mejor forma de comunicar mi trabajo. Yo al mismo tiempo trabajaba mil horas, pero siento que me dio una especie de apoyo institucional, es decir, lo que digo no es solamente mi palabra, es lo que yo estudié, lo que yo trabajé, lo que preparé. Es importante estudiar porque te ayuda a ampliarte, a aprender más, a conocer gente y no me refiero a los contactos, sino en general, conocer otras experiencias".

Hace tres años, Agustina empezó a trabajar primero como asistente de producción, y luego manejando las redes sociales de Mirtha Legrand. Este fue un puntapié para su carrera como especialista en Social Media.

- ¿Cómo fue trabajar con Mirtha?

- Yo amé trabajar con Mirtha y siempre voy a estar agradecida con todo lo que pasó porque empecé como asistente de producción poniéndole ganas y pedí manejar sus redes como hobby. Eso hizo que la gente también empiece a recordarme con los famosos tuits de Mirtha retro, Mirtha haciendo preguntas, Mirtha riéndose de su edad. Empecé a manejar las redes de ella gracias a Cumbio, porque había sido una especie de caso de éxito en las redes sociales y por eso confiaron en mí cuando lo pedí. Después lo de Mirtha fue todo un suceso, una persona de noventa años teniendo Twitter. Manejar sus redes, comunicar como ella, que a ella también le cope, todo eso fue lo que me dio un tremendo puntapié para hacer lo que hago hoy. Después de Mirtha trabaje con Mariano Iúdica, trabajo todavía, él fue el que más me catapultó. Me presentó gente, me recomendó al aire. Mucha gente que no sabía qué hacía de mi vida se enteró gracias a que él me mencionaba en sus programas y contaba con lo que hacía con las redes.

- ¿Está bueno trabajar tras bambalinas?

- Te confieso que amo trabajar en bambalinas porque siento que hay gente a la que le gusta ser famoso, o le gusta la exposición, o está preparado para eso, y no es algo que me guste. Sí reconozco que es necesaria porque te ayuda publicitar tu trabajo, te da reconocimiento, de alguna forma hace que tu palabra sea más valorada. Está bueno porque no te comés lo malo de estar delante de cámara, que la gente te pueda todo el tiempo juzgar, estar encima, que no podés salir a comer en paz, que todo el tiempo te ves envuelto en un lío. Yo lo veo también en muchos famosos que necesitan a veces la exposición, entonces empiezan a publicar cosas en sus redes sociales, no saben a veces qué publicar, pero quieren publicar más, y tal vez terminan mostrando cuando cosas que no están tan buenas, que no hacen falta. Es otro trabajo estar delante de cámara, no solamente cuando lo estás, sino todo el tiempo, mantenerte. Son muchas cosas con las que, por ahora, no quiero tramitar.

- ¿Qué significó para tu vida el feminismo?

- Yo creo que muchísimo. Me ayudó mucho con el ejemplo, con acompañarme, con muchas cosas. Desde chica siempre fui feminista y creo que eso se vio reflejado. Si ves notas mías viejas, se ve que yo siempre hablo de que quiero que me traten igual que a todos. En muchas notas me preguntaban si yo era hombre o mujer solamente por no cumplir con los estereotipos de cómo me tenía que ver por ser una mujer, que tenía que ser femenina. Entrevistas en las que se me ve incómoda porque parecían que querían corregir mi sexualidad, 'por qué me gustaba una chica', 'cómo no estaba con un chico'. Ni te digo en la época en la que me hacían bullying en la escuela, la que me preguntaban quién era el hombre y quién era la mujer en mi relación, que algo faltaba, que yo estaba mal. Muchos veían raro que una chica tan joven sea la líder de un movimiento. Son muchas cosas en las que siento que el feminismo me fue acompañando y que fue abriendo muchas puertas.

Quiero destacar a dos personas que fueron muy importantes para mí. Una es mi mamá que me acuerdo que cuando pasaba eso en la escuela, por ejemplo, me sacó y rendí libre para que me fuera bien. Ella siempre, a pesar de toda la situación, me enseñó que lo que yo pensaba estaba bien, que nadie me tenía que tratar distinto. Después, Daniela [Hernández], mi socia, que también me ayudó en un montón de cosas que para mí tienen que ver con el feminismo, porque nuestro trabajo, la comunicación, es un ambiente de mucha competencia, que tiene que ver mucho con los contactos. Ella siempre me hace ver lo importante que es nuestro trabajo cuando dudo. Eso hace que me apuntale, que me sienta apoyada, me gusta. Obviamente que es mínimo, es nada, al lado de todo lo que está haciendo el feminismo ahora. Y todo lo que va hacer, es un largo camino en el que se viene obteniendo espacio, obteniendo derechos, falta mucho, pero creo que se viene logrando muchísimo.

Un nuevo rumbo

La exflogger trabaja en este momento con las redes sociales de Mariano Iúdica, Pamela David, Romina Pereiro y Polémica en el bar. Además trabaja para distintas marcas y emprendimientos. Actualmente está por lanzar RUIDO, la agencia de comunicación y Social Media que creó junto a socia y exnovia Daniela Hernández.

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"Estamos hace tiempo trabajando juntas y me emociona mucho. Lástima que todo esto que pasó con la pandemia obviamente trabó todo para todos. Igual soy una agradecida a la vida, soy un afortunada que pude seguir trabajando, sé que hay gente que no pudo trabajar ni nada. Nosotras íbamos a lanzar con RUIDO un workshop acá en Buenos Aires 'Somos nuestra propia red' que lo veníamos haciendo por el interior. Por ahora decidimos no hacerlo de forma digital, vamos a ver qué pasa. Apuntamos por seguir creciendo, con optimismo, con ganas de que todo salga adelante. Trabajamos con otros chicos, siempre intentando crecer para que ellos también puedan crecer con nosotros", explica Agustina.

El camino del influencer

En 2018, la exflogger se llevó una singular mención como primera influencer de Argentina en los premios Martín Fierro Digital, una especie de reivindicación al pasado como gurú de la virtualidad.

-¿Qué pensás sobre los influencers actuales y su responsabilidad a la hora de comunicar?

- Me gustaría aclarar que hay una especie de manto en las redes sociales que creo que tiene mucho que ver con el vamos a llamarle "el poder del anonimato" que la gente cree tener y que los convierte automáticamente a todos en amos, señores y jueces de la vida de todo aquel que publique algo en las redes sociales. Yo no me creo con ese poder, ni con ese derecho de juzgar todo lo que se hace en las redes sociales. Pienso que hay cosas que no están buenas y para eso las redes sociales manejan muchas normas, que tal vez no las aplican muy bien, pero se puede denunciar lo que es acoso o agresión. Obviamente una vez que está hecho, ya está hecho. No soy, ni apoyo a esas personas que se la pasan atacando a alguien. No me gusta, no lo apoyo para nada, me parece que de hecho en algún momento saldrá alguna ley porque es violencia también. Es violento, vos imaginate despertarte un día y tener un millón de comentarios de gente insultándote. Pero sí, los influencers tenemos mucha responsabilidad a la hora de comunicar. Hay que manejarlo con cuidado, con respeto para esas personas que nos están siguiendo, para con nuestro trabajo y para lo que queremos lograr.

También por otro lado pienso que mucha gente, cómo pasó en mi caso, es influencer por accidente. Empezó haciendo algo que le gustaba y se convirtió en un influencer con un millón de seguidores y a veces no sabés tanto como manejarlo. No sabés expresar bien lo que querés comunicar y creo que por eso algunas personas a veces son irresponsables, porque no estaban preparados para esto. Es complejo. Creo que ciertas normas son las mismas de la vida en general: no hacer al otro lo que no te gusta que te hagan o le hagan a alguien que queremos y no hacer en las redes sociales lo que no haríamos en la vida real.

- ¿Cómo es tu relación con las redes sociales?

- Mi relación es 24/7. Mi trabajo es intenso, me demanda mucha atención y muchas horas, son distintas áreas, muchos rubros que tienen horarios diferentes. Capaz un famoso no me pidió nada en todo el día, pero me pide algo a las once de la noche y está bien, y estoy atenta y todo porque me gusta. Soy de esas personas que si le dicen '¿te morís un día sin Internet?', la verdad que no me muero, pero me gusta mucho estar conectada. Igualmente soy muy consciente y me guardo momentos, me guardo espacios. Cuando estoy con mi familia o cuando estoy con mis amigos doy vuelta el celular porque creo que ver las notificaciones te genera una ansiedad de querer atender, querer estar, querer responder. Me han dado mucho las redes sociales, me cambiaron la vida. Internet en general me cambió la vida por eso sigo siempre navegando, investigando un poco, viendo qué es lo nuevo, cuáles son las tendencias.

-¿Y cómo ves su futuro?

- Mirá, el futuro de las redes es incierto, creo que todo está cambiando constantemente. Veo que ahora que todo el mundo nota lo necesarias e importantes que son hoy en día las redes sociales con todo lo que pasó con la cuarentena, con la pandemia. Son fundamentales, desde el comercio de barrio más pequeño y más antiguo que tuvo que abrirse redes sociales para comunicar sus productos y poder vender, hasta la megaempresa que todavía no sabía si invertir o no en pauta en Facebook. Creo que todos tienen noción de que necesitan pertenecer al mundo de las redes sociales. Hoy te diría que la locura volvió a Instagram y se está también ramificando mucho a Twitch. Actualmente todos quieren monetizar a través de los vivos y quieren ganar dinero de las redes sociales. Así que creo que es un mundo que nos va por seguir sorprendiendo.

- ¿Tenés consejos para los que están recién arrancando en el mundo de la influencia?

- Es un camino muy largo y que también puede ser muy corto. Lo que siempre recomiendo es que si algún joven o quien sea, de la edad que sea, todos pueden ser influencers, están motivados y con ganas de empezar en ese camino se capaciten, siempre está bueno mantenerse actualizado sobre las redes sociales, porque en general las plataformas viven haciendo cambios. Queda en vos si te adaptás o termina ahí tu camino como influencer. Recomiendo mantenerse actualizado, capacitarse, buscarse un personaje. Si vos querés ser un influencer me parece que tenés que tener algo por lo que la gente te identifique, ya sea una temática porque sos un microinfluencer y vas a hablar, por ejemplo, de maquillaje, de hamburguesas, de lo que sea. O por intereses, o porque marcás tendencia por un look.

Cada uno tiene algo por lo que le gusta que lo identifiquen. Tener algo que te diferencie, más en este momento que hay tanto influencer. Otra cosa, que parece un consejo tonto, pero no lo es, no hay que subir cosas enojado, hay que tener cuidado con lo que se publica y entender que las cosas que uno sube las redes sociales quedan para toda la vida. Eso es algo que parece que a veces la gente no toma dimensión, pero lo que vos decís o hacés en las redes sociales queda para siempre. Siempre hay alguien que lo grabó, siempre Google lo tiene ahí grabado, las redes sociales te lo recuerdan. Y esto es algo que a mí me costó también muchos años entender y que parece una tontería.

Por Ayelén Cisneros