Consejos para domar la ansiedad del regreso a la escuela

Después de pasar tantos meses secuestrados en casa, regresar a la escuela o al campamento quizá se sienta como un alivio, pero también puede resultar desalentador para los niños pequeños que se resisten a dejar a sus padres y no saben qué esperar. (Cécile Gariépy/The New York Times).
Después de pasar tantos meses secuestrados en casa, regresar a la escuela o al campamento quizá se sienta como un alivio, pero también puede resultar desalentador para los niños pequeños que se resisten a dejar a sus padres y no saben qué esperar. (Cécile Gariépy/The New York Times).

En todo Estados Unidos, muchos estudiantes por fin empiezan a tomar clases presenciales, y los lugares en los campamentos de verano ya se están ocupando. Después de pasar tantos meses secuestrados en casa, tener estas salidas quizá se sienta como un alivio, pero también puede resultar desalentador para los niños pequeños que se resisten a dejar a sus padres y no saben qué esperar.

“Detrás de la ansiedad hay incertidumbre”, afirmó Mary Alvord, psicóloga de Maryland especializada en el tratamiento de niños y adolescentes con trastornos de ansiedad y problemas de regulación de la conducta. “Y desde hace más de un año hemos vivido en la incertidumbre, casi en todos los niveles”.

Si te preocupa que tu hijo tenga dificultades para adaptarse a la escuela o al campamento de verano, los expertos recomiendan utilizar estas estrategias para ayudarle a adaptarse.

Reconoce y valida lo que tu hijo siente.

A los niños pequeños y algunos niños con necesidades especiales quizá les falte el vocabulario para expresar lo que sienten. Pon atención a comportamientos que indiquen que se sienten ansiosos, como el llanto, la irritabilidad, los dolores de estómago o necesidad de no despegarse, describió Alvord.

Es importante que los padres reconozcan y validen estos sentimientos. Alvord sugiere las siguientes frases: “Sé que ha sido difícil. Sé que te gusta estar en casa. Sé que hay muchas cosas que no conoces y que pueden dar miedo”.

También puedes mencionar varias razones por las que un niño puede sentirse inquieto. Por ejemplo: “Tal vez sea difícil porque nunca has estado allí, no conoces a los niños, no conoces al profesor”.

A continuación, termina con una nota positiva: “Sé que puedes hacerlo y vamos a encontrar la manera de ayudarte”.

Catherine Halberg, psicóloga escolar en una escuela primaria de Shelburne Falls, Massachusetts, se sorprendió con la capacidad de recuperación de los niños de su escuela cuando regresaron a clases presenciales, incluso los más pequeños que nunca habían estado en las instalaciones.

“Creo que los mayores problemas respecto a la falta de conexión social se van a notar mucho más en la secundaria y la preparatoria”, añadió.

También trata de mantener tus propias preocupaciones o ansiedades bajo control. Está bien que reconozcas tus miedos, pero aprovecha la oportunidad para modelar habilidades de afrontamiento positivas. Por ejemplo, puedes decir: “A veces yo también me pongo nervioso al hacer cosas nuevas, pero cuando me siento ansioso, me detengo, respiro profundo un par de veces y eso me ayuda a calmarme”.

Involucra a tus hijos en la conciencia plena.

La conciencia plena es la experiencia de estar abierto y consciente en el momento presente, sin juzgar ni dejar que la mente divague. Ser más conscientes es algo que pueden practicar tanto los adultos como los niños, y puede ayudar a estos últimos a identificar y hacer frente a las emociones difíciles que pueden experimentar durante los primeros días de escuela o campamento.

Para empezar, piensa en lo que puede sentir tu hijo durante esos días o semanas iniciales y, a continuación, proporciónale algo que pueda hacer para sentirse mejor, aconsejó Mary Louise Hemmeter, profesora de educación especial en la Universidad de Vanderbilt.

Por ejemplo, si crees que tu hijo podría sentirse asustado, dile que puede pedir sentarse con un amigo o preguntarle a la profesora si puede sentarse cerca de ella en clase. Eso sí, no olvides avisarle a la maestra.

Ann Densmore, psicóloga educativa que ha sido asesora en escuelas públicas y privadas durante más de 25 años, dijo que varios profesores de jardín de niños que conoce les recomiendan a los padres que muestren a sus hijos un video de tres minutos titulado “Just Breathe” (Solo respira), de Julie Bayer Salzman y Josh Salzman. Este muestra cómo algunos niños utilizan la atención plena cuando se molestan o se ponen nerviosos.

Una niña del video comparó estos sentimientos complejos con el gesto de agitar un tarro lleno de agua y diamantina.

“Así es como se ve tu mente, y es como si diera vueltas y entonces no tienes tiempo para pensar”, dijo.

Después de identificar estos sentimientos, los niños describen cómo intentan encontrar un espacio para estar solos, relajarse y respirar profundo, lo cual les ayuda a calmarse.

“Creo que los niños necesitan ese tiempo de inactividad mental más que antes de la pandemia”, comentó Densmore.

Establece una rutina nueva.

Si tus hijos se han acostado más tarde de lo habitual durante la pandemia y se han despertado tarde, los expertos sugieren que introduzcas un horario nuevo al menos un par de semanas antes de la escuela o el campamento.

Establece una rutina matutina que les resulte cómoda, segura y enriquecedora. Considera la posibilidad de incorporar algo relajante, como leer un libro juntos.

“Lo último que quieres hacer es que el niño llegue al colegio ansioso solo porque la mañana ha sido un fastidio”, dijo Hemmeter.

En el primer día de escuela o campamento (incluso si es solo el primer día completo de transición de un horario híbrido) trata de marcar la transición de una manera especial, sugirió Halberg. Por ejemplo, considera la posibilidad de comprar ropa o mochila nuevas, o de preparar su desayuno favorito.

También puedes crear una rutina nueva dándole a tu hijo un recuerdo para que lo lleve a la escuela todos los días. Por ejemplo, puedes tomar una foto suya y ponerla dentro de un medallón o pegarla en un trozo de papel que se meta dentro de su lonchera, dijo Densmore. Recordó a un niño que guardaba en su bolsillo una piedrita que le había regalado su madre.

Comunícate con el profesor de tu hijo.

Es importante conversar con los profesores y las personas de apoyo que le han estado prestando servicios a tu hijo durante el aprendizaje virtual: ¿qué recomendaciones tienen para apoyar el regreso de tu hijo a la escuela?

Además, señaló Hemmeter, prepara información para enviársela al maestro nuevo de tu hijo y considera escribirla desde la perspectiva del niño. Por ejemplo: “Cosas que debería saber sobre mí: cuando me asusto, suelo llorar. Las cosas que me ayudan cuando tengo miedo son: tener a alguien que me lea un libro, encontrar a un amigo con quien trabajar o trabajar en mi iPad”.

Pregúntale al profesor cómo será la entrada. Si llegas al colegio y tienes que dejar a tus hijos en la puerta principal en lugar de en su salón de clases, no querrás enterarte por sorpresa. Intenta organizar una breve visita al aula con antelación y describe las normas sobre el distanciamiento, el lavado de manos, entre otras.

Si tu hijo tiene un programa educativo individualizado, que es un plan que proporciona apoyo a los niños con discapacidades, ponte en contacto con el equipo del programa de tu hijo. Hemmeter sugiere averiguar cómo pueden apoyar en el regreso a la escuela de tu hijo y si es necesario reunirse con antelación.

El sitio web Autism Little Learners tiene múltiples cuentos explicativos ilustrados que son útiles para cualquier niño, e incluye temas como el regreso a la escuela.

No hables de la escuela con demasiada frecuencia ni demasiado pronto.

Una manera de preparar el regreso, además de hablar o leer al respecto, es organizar breves citas para jugar con otros niños que vayan a ir a la escuela o al campamento de verano de tu hijo. Así, pueden esperar ver a algunos amigos el primer día.

“La buena noticia es que los niños son sociales de manera innata”, afirmó Kathy Hirsh-Pasek, profesora de psicología de la Universidad de Temple y miembro de la Institución Brookings. “Somos la especie más social del planeta. Una vez que volvamos a probar lo que es estar con otras personas, no lo dejaremos”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2021 The New York Times Company