El último disparo de Trump para voltear la elección: así pasó de la súplica a la amenaza

To flip the election (voltear la elección): el mandatario estadounidense ensaya una llamada -después de 18 intentos- de consecuencias desafortunadas. Los cambios de tono, el uso de metalenguajes y un diccionario nos ayudan a entender qué se proponía Donald Trump cuando llamó a Brad Raffensperger, Secretario de Gobierno del estado de Georgia

US President Donald Trump speaks during a rally in support of Republican incumbent senators Kelly Loeffler and David Perdue ahead of Senate runoff in Dalton, Georgia on January 4, 2021. - President Donald Trump, still seeking ways to reverse his election defeat, and President-elect Joe Biden converge on Georgia on Monday for dueling rallies on the eve of runoff votes that will decide control of the US Senate. Trump, a day after the release of a bombshell recording in which he pressures Georgia officials to overturn his November 3 election loss in the southern state, is to hold a rally in the northwest city of Dalton in support of Republican incumbent senators Kelly Loeffler and David Perdue. (Photo by MANDEL NGAN / AFP) (Photo by MANDEL NGAN/AFP via Getty Images)
¿Es justo pensar que Trump le estaba pidiendo a la autoridad electoral de Georgia que inventara los datos para revertir el resultado de la elección del 3 de noviembre?. (Photo by MANDEL NGAN / AFP) (Photo by MANDEL NGAN/AFP via Getty Images)

Más allá de su ilegitimidad, lo más sorprendente de la llamada no deja de ser la falta de evidencias. En una conversación privada donde se quiere convencer a un oficial de cambiar los resultados de una elección, uno pensaría que en tal nivel de intimidad, con tal urgencia y entre partidarios afines tan importantes, los datos saldrían. Pero no, en la conversación que sostuvieron el sábado 2 de enero y que dio a conocer el Washington Post, Trump le dice a Brad Raffensperger, Secretario de gobierno de Georgia, quien estaba acompañado de su abogado, que "obviamente ganamos, es algo que se puede ver fundamentalmente en los tamaños de los rallies".

El dato, completamente insignificante -y mucho más en una contienda donde hacer rallies era un contrasentido por la presencia impiadosa de la pandemia (al día de hoy van 352 mil fallecidos en Estados Unidos)- es el primero de una lista de especulaciones sin evidencias ya abundantemente rechazadas en las cortes.

¿Con qué propósito llamó entonces Trump al Secretario de Gobierno de Georgia (a quien había llamado ya 18 veces)?

Tratemos de entenderlo.

Al inicio de la comunicación, Trump fue especialmente educado con sus interlocutores. No faltaron frases como "aprecio mucho su tiempo, sé que Brian es un extraordinario abogado", y otras de cortesía similar. Su primera intención, se induce, era tantear el terreno. Y ganárselo.

Paciencia sin gasolina

A medida que la llamada continuó, Trump comenzó a mencionar sus argumentos, sorprendentemente todos conocidos y rechazados ya en numerosos procedimientos judiciales y por la opinión pública. La tarea para el oficial de Georgia, que, sí, mostró gallardía, firmeza y valentía (después de todo, se está negando a una petición directa del Presidente de Estados Unidos), no era demasiado difícil. La tesis que tenía en frente ya había sido desestimada no una, sino 61 veces.

Entonces Trump va al grano, ya sin miramientos ni aspiraciones a tener los puntos para ganar la discusión. Y, en tono, digamos, condescendiente, como quien le explica a un pupilo que su valentía no sería gran cosa, y que se puede atrever sin problemas, le explica y propone: "no tiene nada de malo, Brad, que digas que has recalculado". En el subtexto, como ocurre en los clanes, el Presidente trata de normalizar la acción que pide en su tono y en su semántica. Cambiar el resultado de una elección no es gran cosa, le ilustra.

(Es importante destacar que el Secretario de Gobierno representa el voto electoral de cada estado).

En el diccionario de Oxford, quizás el más respetado del idioma de Shakespeare, se explica que recalculate es "calculate again, usually with different data". Calcular otra vez, usualmente con datos distintos.

De acuerdo a lo que fue la propuesta, Trump pide entonces al Secretario de Gobierno de Georgia que calcule otra vez, con datos distintos, pero sin darle una fuente de datos para que ese cálculo signifique su victoria. ¿Sería justo pensar entonces que Trump le estaba pidiendo que inventara los datos?

Próximo round

Trump recurre de nuevo a las causas de sus demandas: las firmas, la inconstitucionalidad de lo que ha llamado los "votos ilegales" y a unos supuestos votantes que fueron a votar y ya habían votado por ellos, "mucho más que los 11 mil 779 votos del margen actual. Estoy seguro de que estarás de acuerdo", afirma. Del otro lado de la llamada, silencio.

Trump dice que pronto tendrá evidencias, pero que se ha informado de que "están removiendo los equipos de Dominion y triturando 350 mil libras de boletas. Pero la verdad es que los números, que están por certificarse, son números reales, nos dan una victoria mucho mayor a la cantidad de votos por los que en teoría estamos perdiendo. Y tú no eres el único en esa situación, otros varios estados muy pronto van a voltear la elección", le explica Trump haciéndole ver que no será el único en revertir los resultados.

Flip. To flip. Ese es el otro verbo importante que usa en esta conversación. To flip es un verbo usado en muchos universos: en el mundo audiovisual, en deportes, y, ahora, en elecciones. Significa virar, voltear, poner de atrás hacia adelante. Flip the results. Voltear los resultados.

Otro "dato" que menciona el Presidente es el de los votantes fallecidos. "Han sido laboriosamente verificados en los obituarios de los periódicos", dice. Este comentario, disputa política aparte, no deja de generar un poco de gracia: ¿por qué buscar la veracidad de los fallecidos en los periódicos (la cantidad de gente que puede tener el mismo nombre y el mismo apellido puede ser abundante y en los periódicos no aparecen todos los muertos) en lugar de hacerlo en el registro oficial de decesos? ¿No es, en todo caso, un trabajo innecesario? Pareciera haber sido una improvisación del momento.

Cambio brusco: de la súplica a la amenaza

En un momento de la llamada se aclara que los reconteos manuales dieron casi exactamente el resultado de Dominion, y entonces Trump se vuelve un ruego: "es que excluyendo a Dominion, Brad, si sumas las boletas sin dirección, los fallecidos que votaron y el resto de las listas que te digo, sumamos muchas veces los 11 mil 779 votos que tenemos de diferencia".

E insiste: "La gente de Georgia está brava y la gente del país está brava y no tiene nada de malo que digas: he recalculado". Entonces Raffensperger espeta la sentencia más lapidaria de la conversación: "el problema, Presidente, es que la información que usted tiene está equivocada".

A partir de ahí, el resto de los 30 minutos de conversación (la llamada duró 62 ) se volvieron tensos y rudos, el Presidente Trump regresó a la personalidad hosca que el mundo conoce ya de sobra. Empieza a decir groserías (hay al menos 17 pitazos para taparlas). Y frustrado ante el rechazo, la educación del principio desaparece. Sube el tono. Y la cortesía se convierte en señalamiento:

"El que no vea estos hechos es porque es deshonesto o incompetente, no hay otra explicación", acusa. Y empieza a repetir, exaltado, y como un mantra: "yo gané la elección por cientos de miles de votos, no hay manera de que yo haya perdido Georgia". Es una frase que repetirá 12 veces hasta el final del diálogo.

¿Cuál era el propósito de la llamada? ¿Apelaba a su poder presidencial? ¿Era un último intento?

A juzgar por lo rápido que apareció su frustración, parecen los últimos tiros de un desesperado que busca un golpe certero en últimas de cambio.

"¿Por qué no quieren encontrar las discrepancias, Brad? Dime por qué no quieres encontrar las discrepancias?", le insiste molesto y desesperado. Y de inmediato pasa al personaje ridiculizador que también conocemos de sobra: "Se están riendo de ti, Brad, y serás tú quien no permitirás que ganemos en Georgia". Y de ahí a la amenaza: "Estás cometiendo un crimen aún mayor, sabiendo que ellos hicieron fraude y dejando que pase. Te estoy notificando que estás dejando que pase".

"Todo lo que necesito es encontrar 11.780 votos para voltear el estado", fue también una de las afirmaciones más repetidas de la conversación. Quizás la que más, al menos 20 veces.

"Lo que nosotros vemos de acuerdo a todas las investigaciones legales y del FBI no se parece en nada a lo que usted está viendo", repite Raffensperger.

Trump entonces repite la amenaza: "ten cuidado, Brad, yo te vi esta mañana en la televisión nacional diciendo que nada estaba mal y pensé que eso es muy peligroso".

Trump se da por vencido. "Esta llamada no va a ninguna parte", dice, pero antes, recuerda su mantra: "yo gané. Es simple. Yo gané". Pocos minutos después culmina el intercambio, y menos de 24 horas más tarde el mundo entero conoce la presión que el Presidente Trump ejerce personalmente para ver si puede revertir los resultados de la elección que perdió el pasado 3 de noviembre.

Se sabe que el mandatario ha hecho lo mismo también, al menos, con los funcionarios del Estado de Michigan.

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