Las tienditas en la nueva normalidad: una lección de resiliencia

El anuncio para entrar a la tiendita de abarrotes de don Blas, en la colonia San Rafael de la Ciudad de México, deja clara su preocupación por la salud de él y sus clientes: para ingresar es obligatorio el cubrebocas y solo puede entrar una persona, los demás compradores deben esperar afuera y hacer fila.

Aunque nunca cerró por la pandemia de COVID-19, sí reconoce que las ventas bajaron desde que inició el confinamiento, ahora con la llamada nueva normalidad, alcanza a ver un repunte, pero aún está lejos la situación que vivía apenas en febrero de este año.

Y es que, aunque el sector del comercio al por menor de abarrotes y alimentos entró dentro de la categoría de actividad esencial durante la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia, resultó ser uno de los más afectadas durante la cuarentena.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que los ingresos de los comercios con venta al por menor (entre los que están las tienditas de abarrotes) cayeron 23.7% en abril, 23.3% en mayo y 17.2% en junio con respecto al mismo mes del año pasado.

En tanto, el personal ocupado por este sector se redujo 9.1% en abril, 8.4% en mayo y 8.3% en junio al comparar lo registrado en 2020 y 2019 en la Encuesta Mensual Sobre Empresas Comerciales del INEGI; es decir, el sector dedicado a la venta al por menor empleó a menos gente y redujo sus ingresos en los primeros tres meses de la pandemia, aunque ya comienza a notarse un repunte.

Se estima que hay cerca de 1.2 millones de tiendas de abarrotes en México, de las cuales dependen hasta 3 millones de personas –ya sea como dueños, empleados o familiares que ayudan en atender el comercio–, en las que el ingreso anual promedio de los trabajadores es de 56,515 pesos, de acuerdo con lo estimado en los Censos Comerciales del INEGI del 2019.

Don Blas forma parte de este sector y reconoce que ha batallado en estos días para mantener el barco a flote, pero confía que poco a poco se va a ir mejorando la situación.

La apreciación del comerciante encuentra eco en la encuesta “Impacto COVID-19 en el Pequeño Comercio” elaborada por la Alianza Nacional de Pequeño Comerciantes y que fue dada a conocer el 28 de julio de este año en la que se estima que unos 150,000 pequeños comercios están en quiebra a causa de los efectos económicos de la pandemia.

Este estudio indica que 9 de cada 10 comerciantes entrevistados señalan que uno de los principales retos en la llamada nueva normalidad es generar un surtido de calidad a precios competitivos en sus tiendas, además de implementar protocolos preventivos (cubre bocas, gel antibacterial, sanitización y atención uno a uno) y promover servicio a domicilio como medidas necesarias para mantener sus ingresos.

Además, varios datos alentadores se desprenden de la encuesta: 99% de los comerciantes aplica al menos una medida preventiva para evitar contagios; 80% reconoce las medidas preventivas en materia de higiene y 75% introdujo en su comercio algún producto contra el COVID-19.

RENOVARSE O MORIR

Con el llamado a quedarse en casa y salir lo menos posible, muchos consumidores decidieron realizar gran parte de sus compras a través de plataformas digitales, lo que significó un problema adicional para los dueños de las tienditas.

Gabriel Richaud, director general de IAB México –Asociación Civil que agrupa a las principales empresas de marketing interactivo de México– consideró que antes de la pandemia los pequeños comercios no contaban con las herramientas y competencias para responder a las necesidades generadas por esta nueva normalidad, por lo que se vieron obligados a adaptarse a esta situación a fin de competir con la variedad de aplicaciones que permiten realizar compras en los supermercados.

Ya sea desarrollado sus propias plataformas, o unirse a aplicaciones digitales de mensajería instantánea, los pequeños comercios tuvieron que “tecnologizarse” en poco tiempo.

En muchos casos contaron con apoyo, por ejemplo, Wabi, una startup pensada para impulsar el comercio local, que recientemente se alió con la Industria Mexicana de Coca-Cola (IMCC) y otras empresas, para que los pequeños tenderos puedan fortalecer sus servicios, capacitarse y atender a sus clientes potenciales en el canal digital.

“Es importante acercar a los pequeños comercios al uso de la tecnología, esto les facilitará entender las necesidades de sus clientes potenciales y transformarse; la nueva normalidad podría representar, no solo la transición a la digitalización, sino una suma de valor para todo el ecosistema”, informó IMCC.

UN ESFUERZO GIGANTE

Caminar por cualquier ciudad de país sirve para ver cómo se han adaptado los pequeños comerciantes a la nueva normalidad. Don Blas, por ejemplo, todos los días llega equipado a su tienda con cubrebocas y careta; también tomó medidas para mantener la sana distancia con sus clientes y protegerse de un eventual contagio con nuevas herramientas como un plástico en su mostrador.

Adicionalmente la limpieza y sanitización de si tienda se hace diario y a fondo para que sus clientes se sientan más seguros al ingresar.

Pero no se trata de un esfuerzo aislado o único. Para la nueva normalidad, los pequeños comercios demostraron su resiliencia, pero también surgieron muchas iniciativas para apoyarlos.

Una de ellas fue #MiTiendaSegura que comenzó con un llamado de empresas como IMCC, Kellogg, Mars, Mondelēz México y PepsiCo, además de la Concanaco y la Coparmex para apoyar a los pequeños comercios, pero además para compartirles las compartir acciones básicas de seguridad e higiene.

En medio de este esfuerzo, IMCC entregó 50 mil mamparas de protección (de acrílico transparente) a tenderos para impulsar la sana distancia y proteger a los dueños de los locales, a sus familias y clientes.

También se asesoró a los dueños y operadores de las tienditas para cambiar la distribución de su local y establecer protocolos de limpieza e higiene para conservar espacios y ventas seguros para todos.

IMCC también distribuyó más de 212,000 caretas –elaboradas a partir de un millón de botellas de PET reciclado en la planta PetStar– a la fuerza de ventas y tenderos del país para su protección, además de responder a las preocupaciones de los compradores y comerciantes en época de epidemia.

Finalmente, en más de 25,000 tienditas IMCC instaló lo que se conoce como una nueva “ventana” de atención, la cual simula una ventanilla de un banco con un espacio pequeño en la parte inferior para realizar la transacción del dinero en las tienditas.

“Separados somos pequeños, pero juntos somos gigantes, es la esencia de este tributo que, a través de materiales instalados en los mismos negocios y en redes sociales, así como en anuncios en radio, televisión y en las calles, buscó tocar el corazón de los mexicanos e invitarlos a ser tan grandes como nuestros tenderos y apoyarlos comprando en sus locales como si fueran una extensión de nuestros propios hogares”, informó sobre el tema IMCC.

Actualmente la IMCC atiende a más de 1.2 millones de clientes de los cuales 885 mil son tienditas de la esquina; siendo el 85% pequeños y medianos comercios altamente susceptibles a la situación de contingencia. En este sentido, continúa creando alianzas y redes dentro de la industria privada y pública, porque juntos somos más fuertes.

 

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