Opinión: Soy el creador de 'Los expedientes secretos X' y soy escéptico del nuevo informe sobre ovnis

¿PODRÍA EL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS ESTAR DICIENDO LA VERDAD? ¿O LA VERDAD ESTÁ POR ENCIMA DEL MÁXIMO SECRETO?, SE PREGUNTA EL CREADOR DE LA ICÓNICA SERIE SOBRE VIDA EXTRATERRESTRE.

Cuando estábamos decorando el plató original para la oficina del agente Mulder en Los expedientes secretos X, se me ocurrió poner el póster con un ovni en el que se lee: “Quiero creer”. Y pienso que esa es la postura de la mayoría de las personas sobre todo el asunto extraterrestre. No totalmente convencidos, pero en espera de una señal.

El universo es simplemente demasiado inmenso como para que estemos solos en él. Carl Jung quería creer, al igual que Carl Sagan. Ambos escribieron libros sobre el tema. Ahora, videos de aeronaves de la Marina de Guerra de Estados Unidos que rastrean fenómenos aéreos no identificados (como han sido reetiquetados) indican que tal vez los hemos visto. Con base en parte en los videos, un estudio gubernamental muy esperado sobre el asunto aterrizó en el Congreso el viernes. Se prometieron respuestas. Sin embargo, siempre se prometen respuestas.

Nunca he visto un ovni o un extraterreste, aunque me gustaría. Pero gracias a Los expedientes secretos X he conocido a muchas personas que afirman que lo han hecho. He visto videos granulosos de extraterrestres grises en el patio trasero de alguien. Conozco a un director de cine galardonado que me dijo con seriedad absoluta que vio un ovni cuando estaba en la universidad. Annie Jacobsen, la autora del magnífico libro Área 51, me presentó a un hombre que trabajó muchos años en la central clasificada y vio naves extrañas que llegaban y salían de la base aérea. Durante una década, me convertí en un imán para estas cosas.

La trama de Los expedientes secretos X fue construida a partir de una teoría de conspiración: el gobierno te miente sobre la existencia de los ovnis y los extraterrestres. ¿Creo que el gobierno nos miente? Absolutamente. Soy un niño que creció con el escándalo Watergate. ¿Creo en conspiraciones? Desde luego. Por ejemplo, creo que alguien dirige ataques a agentes de la CIA y a funcionarios de la Casa Blanca con radiación de microondas, el llamado Síndrome de La Habana, y tu gobierno lo negó.

El informe del viernes 25 de junio, o cualquier informe gubernamental, ¿puede darnos respuestas claras? Soy más escéptico que nunca.

En 1996, fui invitado a la clínica del psiquiatra de la Universidad de Harvard John Mack para atestiguar la regresión mediante hipnosis de una mujer que afirmaba haber sido abducida por extraterrestres. Conocí a Mack, quien estudiaba y creía en las abducciones extraterrestres, cuando llegó a los estudios de Fox para hablar de su trabajo. Yo había usado una encuesta de Roper en la que él había participado (una encuesta a 6000 estadounidenses sobre su creencia en la existencia de los extraterrestres) para vender Los expedientes secretos X como una serie de televisión en 1992 y posteriormente leí su libro Abducción. Así que ya sabía un poco sobre lo que iba a ver. Acudí con dudas y sin estar preparado para el drama de una mujer que se encontraba sentada junto a mí llorando aterrorizada sobre el encuentro con extraterrestres que, según describió, ocurrió en una playa en México. La experiencia resultó ser poderosa y bastante inquietante.

Años después, asistí a una conferencia en San Mateo, California, que se enfocó en un supuesto programa gubernamental secreto. Los participantes creían que este programa usaba, entre otras cosas, tecnología obtenida a través de la ingeniería inversa de ovnis capturados para convertir al espacio en un arma. Con base en su apariencia externa, estos eran profesionales respetables y exitosos, entre ellos exfuncionarios gubernamentales y abogados. Algunos de ellos también creen que el ejército ha escondido bases en el lado oscuro de la Luna y que se ha reunido ahí con extraterrestres reptilianos.

Este elemento radical ha molestado a los “ufólogos” más reconocidos durante décadas y ha marcado las percepciones del público sobre el fenómeno. Muchas personas temen admitir sus creencias por el miedo real a que se burlen de ellas. (El miedo mismo podría ser la razón por la que algunos de nosotros nos rehusamos a creer que los extraterrestres existen).

Vivimos en tiempos de incertidumbre, en los que la verdad puede ser desconocida. Está de más decir que esto ha originado un universo descontrolado de teorías de conspiración. Desde el documental conspiracionista sobre la covid, Plandemic, hasta la idea de que vivimos en un agujero negro creado por el Gran Colisionador de Hadrones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por su sigla en francés) cuando descubrimos el bosón de Higgs. Darin Morgan, un guionista de Los expedientes secretos X, llama a esta la “era posconspiración”, PoCo (la industrialización de las teorías de conspiración). La ciencia y los científicos formales son castigados y vilipendiados. El periodismo riguroso es condenado como noticias falsas.

“La verdad está allá afuera”, “No confíes en nadie” y “Niega todo” decían los provocadores eslóganes de Los expedientes secretos X, pero eso fue en la década de los noventa, cuando teníamos una realidad relativamente compartida. Los eslóganes ahora son parte de la vida.

Además de los videos de la Marina de Estados Unidos, la razón por la que los ovnis están en su momento de brillar se debe a un artículo publicado en este periódico que fue una bomba en 2017. El reportaje sacó a la luz un programa secreto dentro del Departamento de Defensa que buscaba la verdad sobre los ovnis. La evidencia combinada engendró el reciente informe gubernamental.

Pero, para mí, el informe sobre los ovnis estaba muerto al momento de su creación. Solicitado por un grupo bipartidista de legisladores durante el gobierno de Donald Trump, el reporte preliminar no reveló nada concluyente sobre los ovnis o sus orígenes extraterrestres. Además, las porciones que permanecen clasificadas solo fomentarán más teorías de conspiración.

Este es el territorio de Los expedientes secretos X por excelencia. Sin embargo, también es la causa de algunas preguntas importantes.

¿Cómo mantuvo en secreto durante diez años el Departamento de Defensa un proyecto con presupuesto (patrocinado principalmente por el senador Harry Reid en 2007)? ¿Por qué, cuando Reid buscó incluso mayor seguridad (y solicitó ver evidencia física de ovnis), se la negaron? Además, ¿por qué solo se asignó un presupuesto de 22 millones de dólares cuando se buscan respuestas sobre vida sensible que nos visita de mundos lejanos? (Ese es más o menos el costo de tres episodios de la serie Stranger Things de Netflix).

Los incrédulos vehementes han explicado los más recientes videos de la Marina como efectos ópticos, incluso a pesar de que los pilotos de combate describen con gran detalle que los fenómenos aéreos no identificados (UAP, por su sigla en inglés) no tienen superficies de control de vuelo, no expulsan humo y poseen la capacidad de realizar maniobras imposibles a velocidades hipersónicas. Esta oposición, científica y no, data de la década de los cuarenta, cuando un piloto, Kenneth Arnold, vio nueve “discos voladores” sobre el monte Rainier.

No obstante, los detractores plantean una buena pregunta: ¿dónde está el Garganta Profunda del mundo de los ovnis? ¿Por qué no hay confesiones confiables en el lecho de muerte? Como la célebre paradoja de Enrico Fermi cuestionaba, si los extraterrestres están allá afuera, ¿por qué no los hemos visto? ¿Podría ser que el gobierno estuviera diciendo la verdad al afirmar que realmente no sabe cómo explicar los fenómenos? ¿O la verdad tiene un nivel de confidencialidad más alto que el clasificado?

Curiosamente, Barack Obama, quien en una ocasión bromeó de manera sarcástica sobre los ovnis en un programa nocturno de entrevistas, ahora admite que existen objetos en el cielo que no pueden ser explicados. Hasta Donald Trump, bajo cuyo respaldo se preparó el último estudio, admite que tal vez algo de esto sea verdad.

Pienso que lo más probable es que el informe reciente se esfume tal como llegó, y con él la conversación en la cultura popular sobre los ovnis, hasta que las pruebas definitivas sean expuestas. Un planeta que no puede unirse ante el cambio climático o una pandemia global podría no prestar mucha atención incluso si una nave accidentada o un cadáver extraterrestre son descubiertos. Las guerras culturales por sí solas podrían eclipsarlos, así de rabiosamente estamos en sus garras.

Pero ¿qué pasaría si tuviéramos contacto directo? ¿Con seres extraterrestres reales provenientes de un planeta fuera de nuestro sistema solar que han viajado años luz para buscarnos? ¿Que tienen respuestas para todas las preguntas que siempre nos hemos formulado?

El resultado sin duda cambiaría el curso de la humanidad. Pero, ¿nos cambiaría a nosotros?

Quiero creer.

© 2021 The New York Times Company