¿Cómo llegaron las estrellas del pop a TikTok? Con actitud humilde, aprovechando la viralidad

Jawsh 685 en Manurewa, Nueva Zelanda, el 31 de agosto de 2020. (Cornell Tukiri/The New York Times)
Jawsh 685 en Manurewa, Nueva Zelanda, el 31 de agosto de 2020. (Cornell Tukiri/The New York Times)
Megan Thee Stallion en West Hollywood, California, el 20 de junio de 2019. (Rozette Rago/The New York Times)
Megan Thee Stallion en West Hollywood, California, el 20 de junio de 2019. (Rozette Rago/The New York Times)

Durante las últimas semanas, uno de los retos que circulan por TikTok ha sido un fragmento de “Buss It”, de Erica Banks, rapera de Dallas. La canción comienza con un “sample” de “Hot in Herre” de Nelly antes de pasar abruptamente a su propio estribillo juguetón, una banda sonora perfecta para una transición clásica de cambio de atuendo en TikTok, de desaliñado a fabuloso.

“Buss It” fue lanzada durante el verano y recibió algo de atención, pero no mucha. Sin embargo, gracias a TikTok, está de moda y es el tipo de canción reconocida por millones de personas, aunque no sea del todo conocida. Para Banks, es una oportunidad y un impulso para una carrera naciente. Sin embargo, una canción como esta —intensamente viral, pero sin llegar a la saturación masiva— también está lista para la apropiación generalizada. Y así, sin falta, unas semanas después de que “Buss It” se volviera popular llegó un remix oficial con Travis Scott, una de las superestrellas del hiphop.

Una colaboración de este tipo es una gran ayuda para Banks, ya que le da a “Buss It” una mejor oportunidad de alcanzar la ubicuidad en la radio y en los servicios de emisión en continuo. No obstante, le sirve igualmente a Scott, que se beneficia de la asociación con una sensación viral apreciada: es un invitado, pero también un oportunista.

Esta es una buena síntesis de cómo las estrellas establecidas, y los grandes sellos discográficos que dependen de ellas, se han acercado a esta aplicación difícil de dominar. TikTok es caótica y a veces indomable y, aunque no es inmune a la mercadotecnia descendente, es más adecuada que cualquier otra plataforma de redes sociales para amplificar lo desconocido.

Así, los artistas consagrados, que por lo general ya no son capaces de ganar tracción de manera orgánica en una aplicación dirigida a la generación Z, a menudo encuentran popularidad en los remixes de los éxitos tendencia. Beyoncé, Nicki Minaj, DaBaby, Justin Bieber, Jessie Reyez, Young Dolph y muchos más: todos ellos han tratado de aprovechar una ola de TikTok antes de que esta llegue a la cresta.

TikTok es una plataforma de descubrimiento gratuita, una forma en que los jóvenes, o quienes se reúnen con ellos, pueden elegir qué fragmento de música les resulta estéticamente atractivo, divertido de bailar o adecuado para hablar de operar con GameStop y Dogecoin.

Muy a menudo, esa música será de un desconocido. Los sellos discográficos, naturalmente, se apresuran a contratar a estos artistas, a menudo con contratos a corto plazo, con la esperanza de que pueda haber un segundo éxito después. Según el informe de fin de año de TikTok de 2020, alrededor de 70 músicos firmaron contratos discográficos después de tener éxito en la plataforma. (No especifica el nivel ni la duración de los acuerdos).

Sin embargo, TikTok es un ecosistema en gran medida cerrado, lo que significa que las canciones que son populares en TikTok pueden quedarse solo en eso. A menudo, una discográfica podría tener más éxito intentando amplificar una canción que ya es un éxito viral con la colaboración de un artista famoso, que invirtiendo en un desconocido y esperar que haya suerte. De ahí nacen estos remixes, que son, en su mayoría, estrategias depredadoras que se hacen pasar por beneficencia.

Aunque el éxito de estos remixes varía mucho, todos emanan del mismo conjunto de circunstancias. Y a veces ambas partes se benefician. El precedente más crucial de esta táctica es la saga de “Old Town Road” de Lil Nas X, que llevó un remix con Billy Ray Cyrus a la cima de la lista Billboard Hot 100 en 2019 y se mantuvo allí gracias a remixes posteriores con Young Thug, Mason Ramsey y BTS.

Esta técnica también fue responsable de la canción con el camino menos convencional del año pasado hacia la cima de la lista Hot 100: “Savage Love (Laxed - Siren Beat)”. Comenzó simplemente como “Laxed - Siren Beat”, un instrumental hecho por el adolescente neozelandés Jawsh 685 en su habitación, que migró a TikTok sin que él lo supiera y se convirtió en el fondo musical ideal para la voz de Jason Derulo. Esa canción se convirtió en un fenómeno pop y fue impulsada al puesto número uno a través de un remix realizado por ni más ni menos que los magnánimos y sabios miembros de BTS.

Se trata de usar un remix como una estrategia inteligente para entrar a las listas de popularidad, pero lo más frecuente es que estas colaboraciones sean efímeras y estén destinadas al bote de basura de los remixes posteriores a la viralidad de TikTok. Algunos artistas han hecho de las tendencias de TikTok una especie de negocio paralelo. Tyga comenzó el año pasado con una inteligente apropiación del fragmento de comedia “Bored in the House” de Curtis Roach para hacer una canción propia, pero luego se convirtió en un invitado demasiado frecuente, en remixes de “Lets Link” de WhoHeem y “Vibe (If I Back It Up)” de Cookiee Kawaii. La participación de Nicki Minaj quizá tuvo sentido en el remix de “Say So” de Doja Cat, pero su intento de secuestrar “Whole Lotta Choppas” de Sada Baby fue desconcertantemente torpe. La aparición de Lil Uzi Vert en el remix de “Party Girl” de StaySolidRocky pareció obligatoria, pero su participación en “Adderall (Corvette Corvette)” de Popp Hunna fue alegre, incluso en el video, por lo que se convirtió en uno de los pocos remixes en los que la superestrella bajó de la estratosfera al nivel del aspirante.

Sin embargo, aunque las grandes discográficas y las superestrellas sigan detectando y aprovechando las oportunidades virales, los remixes de TikTok podrían acabar siendo recordados como una reliquia de transición, sobre todo conforme la plataforma empiece a acuñar sus propias estrellas y sus propios éxitos.

Más o menos en el mismo periodo en el que “Buss It” ha pasado de ser un éxito viral a un remix con superestrellas, Olivia Rodrigo ha dominado la lista Hot 100 con “Drivers License”, una canción que fue una maravilla en TikTok tras su lanzamiento y que rápidamente se convirtió en la canción pop más importante del año.

A estas alturas, cualquier remix con una gran estrella resultaría falso y subrayaría que, en todos estos casos, el verdadero centro de gravedad es la canción, no la superestrella que se sumerge en su órbita. Todo lo que los mayores pueden hacer es sentarse y escuchar, y enfurecer en silencio.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2021 The New York Times Company