Kirguistán pasa a un modelo presidencial criticado por Occidente

Moscú, 11 abr (EFE).- Kirguistán se convertirá en un Estado presidencialista tras aprobar hoy los kirguises en un referéndum el cambio de modelo desde el parlamentario actual a través de una reforma constitucional que es criticada por Occidente al conceder prerrogativas al presidente que amenazan la división de poderes.

Con el 97,50 % de las papeletas escrutadas, el 79,27 % de los votantes se pronunció a favor del nuevo sistema presidencial, según los datos preliminares de la Comisión Electoral Central (CEC).

Un total de 3,6 millones de ciudadanos tenían derecho a votar. La participación fue del 37,31 %.

Para considerar válida la votación, que coincidió con las elecciones locales en la república centroasiática, era necesaria una participación no menor del 30 % y un apoyo de al menos un 50 % del número total de los electores a la reforma constitucional.

El parlamentarismo, en vigor desde 2010, aunque en la práctica Kirguistán tenía un modelo híbrido, era el motivo por el que muchas organizaciones, analistas y políticos en Occidente consideraban a esta república el país más democrático de Asia Central.

EXTENSOS PODERES PARA EL NUEVO PRESIDENTE

El resultado del referéndum implica que el nuevo presidente, Sadir Zhapárov -aupado a la jefatura del Estado en la revolución de octubre de 2020 y que ganó las elecciones anticipadas en enero pasado con casi el 80 % de los votos- concentrará extensos poderes en el Ejecutivo en detrimento del primer ministro y el Parlamento.

"Solo con la creación de una responsabilidad en el sistema de la Administración Pública, con el cumplimiento del Estado de Derecho, tendremos una conciencia limpia ante los ciudadanos y habrá esperanza para un futuro brillante", dijo hoy al votar.

Los rivales de Zhapárov llaman la nueva Constitución "kan-stitutsia", ya que otorga al presidente unos poderes comparables a los de un kan.

La nueva Carta Magna amplía el número de mandatos presidenciales a dos de cinco años en lugar de uno único de seis y crea un nuevo órgano "consultivo y coordinador", el Kurultái o Asamblea Popular con amplios poderes y controlado por el jefe de Estado.

Asimismo reduce el número de diputados de los 120 actuales a 90 y se elimina la Cámara Constitucional en el Tribunal Supremo para crear una Corte Constitucional propia, algo alabado por Occidente.

CRÍTICAS INTERNACIONALES

Muchas de la nuevas provisiones en la Constitución kirguís no se ajustan a los estándares internacionales, según organizaciones internacionales como la Comisión de Venecia, del Consejo de Europa, la Oficina para Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (ODIHR), de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), o Human Rights Watch (HRW).

"Una de las preocupaciones fundamentales (...) es el papel y las prerrogativas excesivamente prominentes del presidente sobre el Ejecutivo y las demás ramas del poder, con un papel debilitado del Parlamento y posibles usurpaciones de la independencia judicial", escribieron en su reciente informe los dos primeros organismos.

"Esto crea un riesgo real de socavar la separación de poderes y el Estado de derecho", añadieron.

Y es que el presidente no solo determinará a partir de ahora la estructura y la composición del Gobierno, además de dirigir y controlar las actividades del Ejecutivo.

También podrá nombrar y destituir por sí solo a casi toda la administración del Estado y funcionarios clave, incluido el gabinete de ministros y el fiscal general.

Tendrá además un papel prominente en la designación y el despido de jueces, podrá disolver los consejos locales y presentar propuestas legislativas y referendos, algo que era potestad hasta ahora del Parlamento.

Asimismo genera dudas las prerrogativas que se conceden al Kurultái, dado que podrá recomendar el despido de miembros del gabinete y nombrar a un tercio del Consejo Judicial, por ejemplo, lo que genera el peligro de que se deje de lado al Parlamento o se dupliquen sus poderes y los de otros órganos del Estado.

PROBLEMAS CON LOS DERECHOS HUMANOS Y UN PARLAMENTO EN FUNCIONES

HRW a su vez ha llamado la atención sobre el hecho de que la Constitución prohibiría actividades, actos públicos y la diseminación de información contraria a los "valores morales y la conciencia pública de los kirguises" con el argumento de proteger a la infancia.

En realidad ello amenaza derechos fundamentales como la libertad de expresión y de reunión, así como de asociación, afirma.

Los partidarios del parlamentarismo, el 13,63 % tras el referéndum de este domingo, han advertido de que el nuevo presidente kirguís se propone instaurar un sistema autoritario a la imagen y semejanza de Turkmenistán o Tayikistán.

Las organizaciones critican la reforma constitucional también porque fue desarrollada en poco tiempo y adoptada por un Parlamento en funciones a la espera de nuevas elecciones legislativas, que probablemente se celebrarán en otoño, según dijo hoy la presidenta de la CEC, Nurzhan Shildabekova.

El resultado de los comicios parlamentarios del pasado 4 de octubre fue anulado tras denunciar la oposición un fraude que desató disturbios y una grave crisis política e institucional en el país.

(c) Agencia EFE