El show más lamentable de Trump: usa el COVID-19 para venderse como un "héroe invencible"

Donald Trump ha convertido su diagnóstico positivo de covid-19, su ingreso al Hospital Walter Reed y su regreso a la Casa Blanca en una serie de desplantes publicitarios para tratar de mitigar el golpe personal y político que le propinó haberse contagiado de coronavirus.

Trump negó, sistemáticamente y por largo tiempo, la gravedad de la pandemia y ha mostrado un empecinado e irresponsable desdén hacia medidas básicas de salud pública como el uso universal de mascarillas y el distanciamiento social para mitigar el contagio. En cambio, ha politizado severamente el manejo de la pandemia, condicionándolo a sus intereses y obsesiones personales, lo que ha tenido un saldo trágico y punzante: casi 7.5 millones de casos y más de 210,000 muertes por covid-19 se han registrado en Estados Unidos.

El president Donald Trump se retira la mascarilla tras regresar a la Casa Blanca desde el Hospital Walter Reed. (Win McNamee/Getty Images)
El president Donald Trump se retira la mascarilla tras regresar a la Casa Blanca desde el Hospital Walter Reed. (Win McNamee/Getty Images)

Sin embargo, Trump no ha mostrado una actitud de empatía hacia el sufrimiento de millones de estadounidenses ni mayor receptividad ante el dato científico para orientar sus decisiones. En cambio, todo lo ha manejado de modo condicionado a sus conveniencias político-electorales y a la apuesta de mantener una imagen de fuerza y determinación ante el covid-19.

Quiere presentarse como un “héroe invencible”, como él mismo se llamó en un tuit, pero al hacerlo desdeña la gravedad del covid-19, con posibles consecuencias negativas para su propia salud, reitera su rechazo a medidas básicas para prevenirlo y muestra una profunda insensibilidad hacia quienes han enfermado y fallecido a causa del coronavirus y sus familias.

Su mensaje alude y reconforta no a las víctimas de la enfermedad sino a quienes como él se han opuesto a respetar medidas básicas contra el contagio y las consideran un ataque político personal.

Trump ha utilizado nuevamente la tragedia del covid-19 para hacer una cruda propaganda de su figura. Dos situaciones lo ilustran con claridad.

Hacia el mediodía del este lunes, Trump escribió en Twitter: “¡Me siento realmente bien! No tengas miedo del covid. No dejes que domine tu vida. Hemos desarrollado, durante la administración Trump, varias medicinas realmente buenas y conocimiento. ¡Me siento mejor que hace 20 años!”.

Ese tuit está cargado de falacias e insensibilidades.

En principio, su salida del hospital a pocos días de su ingreso es cuestionable, tanto por las implicaciones médicas que conlleva para él mismo, como porque crea una noción artificial y distorsionada de lo que es padecer el covid-19.

Si bien es cierto que muchas personas padecen solo síntomas leves, o incluso ninguno, se trata de un patógeno letal que ha causado lacerante sufrimiento y muerte a cientos de miles de estadounidenses. Por ello, el llamado a Trump a no tener miedo del covid-19 ni permitir que domine tu vida resulta irresponsable e insensible.

Además, mina nuevamente los esfuerzos que médicos y científicos han realizado por meses para crear conciencia de que el covid-19 es muy peligrosa y potencialmente letal y, por ello, las personas deben minimizar sus posibilidades de contagio al máximo.

Pero Trump, que dice sentirse muy bien y mejor que hace 20 años, busca proyectar su propia experiencia e imponerla a los demás para apuntalar su imagen. Si Trump ha podido salir del hospital a los pocos días de haber ingresado y si no ha sufrido síntomas que lo incapaciten de modo sustantivo es porque ha tenido acceso a tratamientos y fármacos (algunos experimentales) que muy pocos logran recibir. Eso que dice haberse logrado durante su administración no está necesariamente al alcance de todos los pacientes.

Pero en vez de asumir la gravedad de su condición y solidarizarse con los que la han sufrido clama que la gente no debe dejar que el covid “domine su vida”. ¿Qué dirán las familias de los pacientes fallecidos por coronavirus ante esa frase?

La insensibilidad de Trump es una oportunidad perdida pues, como han dicho algunos analistas, el presidente desperdició una oportunidad de mostrar empatía y una cercanía hacia el sufrimiento de millones al compartir con ellos la terrible enfermedad que podría haberle dado puntos ante votantes indecisos. En cambio, sus desplantes solo apelan, si acaso, a su núcleo duro de votantes. Un grupo numeroso pero insuficiente para ganar la elección.

Luego, la escenificación que Trump realizó en su regreso a la Casa Blanca desde el Hospital Walter Reed comprobó la noción de que el presidente utiliza todos los recursos de su posición para autoexaltarse y difundir propaganda con descaro e, incluso, con punzante displicencia ante los riesgos de salud de su entorno.

La secuencia en la que Trump salió del hospital, abordó el helicóptero presidencial para regresar a la Casa Blanca, caminó y subió por una escalera hasta colocarse en un balcón es especialmente treatralizante. Luego, el retirarse la mascarilla y saludar militarmente fue un desplante de reto no solo a sus críticos sino a la ciencia misma, pues es una alusión de rechazo a las normas mínimas de prevención del contagio.

Trump buscó a tal modo el efecto de esos momentos que, al poco, tras haber ingresado a la Casa Blanca volvió a salir para ordenar nuevas tomas de video. Todo para asegurarse de tener el show lo mejor posible.

Su reto, tras haber recibido un tratamiento privilegiado y usando recursos humanos y económicos de modo ostensible y posiblemente impropio e injustificado, fue el de una persona caprichosa, embebida de sí misma y de sus inseguridades y urgida de adulación y autoexaltación.

En realidad, aunque él se empecina en mostrar una imagen de fuerza, incluso fabricándola para las cámaras, el covid-19 ya le ha cambiado la vida a Trump. Lo ha forzado a crear una catarata de propaganda y una narrativa artificial para encubrir sus propias falencias y tratar de revertir una derrota electoral (Trump sigue muy rezagado en la intención de voto a nivel nacional y en estados clave) que en buena parte es de su propia hechura por su desastroso manejo previo de la pandemia.

Y aunque es de desear que sane, tanta ha sido su desesperación que lo ha impulsado a montar ese teatro arriesgándose a una posible recaída. El covid-19 tiene a Trump en sus manos.

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