La ironía del destino le guardaba una lección inesperada a Will Smith

Will Smith ha vuelto a nuestras pantallas después de la sonada bofetada a Chris Rock. Pero no precisamente con nueva serie o película, sino con una entrevista que grabó antes de la polémica suscitada en la pasada ceremonia de los premios Óscar. El actor, que se encuentra desaparecido del radar mediático desde el escándalo, es uno de los invitados de la cuarta temporada de No necesitan presentación con David Letterman que Netflix estrenó el pasado 20 de mayo.

A lo largo de la charla de una hora hablan de los inicios del actor, de sus decepciones y experiencias en el mundo del rap, su libro biográfico y opinión sobre la sociedad afroamericana de su país, mientras se abre en canal como de costumbre al poner sobre la mesa anécdotas personales. Sin embargo, una de ellas escondía un significado que nadie se esperaría. Probablemente ni él mismo pero que ahora, después de lo ocurrido en los Óscar, le vendría como anillo al dedo recordarla.

Will Smith y David Letterman en la cuarta temporada de 'No necesitan presentación con David Letterman' (Ser Baffo/Netflix)
Will Smith y David Letterman en la cuarta temporada de 'No necesitan presentación con David Letterman' (Ser Baffo/Netflix)

En la entrevista se define como un “optimista” que cree “en el poder de la esperanza”, reconociendo su obsesión por el “éxito material” cuando supo que Soy Leyenda había recaudado 77 millones de dólares en su primer fin de semana en taquilla, siendo un éxito rotundo, y él solo podía pensar por qué no llegaron a los 80. Así empezó a enfrentarse a sus miedos, pasando 14 días sin hablar con nadie para analizar lo que estaba sucediendo en su mente, descubriendo que “todo había perdido su brillo”. Se dio cuenta que conseguir películas que fueran número uno era “más una adicción que satisfacer el esfuerzo emocional”.

Y entonces comparte una historia que expone una lección personal que ahora, tras la debacle de los Óscar y la lejanía de Hollywood (aparentemente mutua con proyectos borrados de su agenda o en pausa), se antoja como una ironía del destino de lo más arrolladora. Su propia bofetada en toda regla.

No puedes proteger a tu familia. No es real. La protección y la seguridad es una ilusión, debes aprender a vivir con la realidad de que en cualquier momento todo puede desaparecer en un segundo” sentenciaba, llegando a la conclusión vital de que ganar simplemente no lo era todo. Optó por dejar de trabajar durante dos años e iniciar un viaje espiritual que terminó llevándolo hasta Perú con la intención de experimentar con ayahuasca a pesar de nunca haber consumido drogas.

A lo largo de dos años se atrevió a experimentar “14 viajes” con el psicotrópico, describiendo entonces la “experiencia más diabólica” de su vida. Will Smith cuenta que empezó a alucinar y “de repente empecé a ver todo mi dinero volando, mi casa se aleja y mi carrera desaparece . Y estoy intentando agarrar mi dinero y mi carrera, toda mi vida se está destruyendo”.

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Como si fuera una visión de lo que estaba por venir en su vida con el desastre mediático y profesional que ha supuesto la bofetada a Chris Rock, revela entonces que aquello, el perder toda su carrera, era el mayor temor de su vida”. Escuchaba voces diciéndole que esa era su vida y a su hija Willow pidiéndole ayuda, pero entonces dejó de importarle su carrera y el dinero, y solo pensaba en ayudar a su hija. Al tranquilizarse, por más que las voces y las imágenes seguían acechándolo, se dio cuenta de algo: que todo lo que pase en mi vida, podré lidiar con ello. Puedo lidiar con cualquier persona que pierdo, cualquier cosa que vaya mal en mi vida, en mi matrimonio, cualquier cosa que esta vida me ofrezca”.

Asegura que el “99% de la mierda que nos preocupa nunca pasa. 99% de tu dolor y miseria es auto generada, no es real”. Sin embargo, aquella alucinación y el mayor temor de su vida que pensaba que nunca pasaría, que era solo un miedo y una preocupación, se hizo realidad. Ahora mismo sus proyectos están en pausa, ha tenido que renunciar a la membresía de la Academia y sancionado sin poder asistir durante 10 años a los premios Óscar ni ningún evento de la organización.

Al prestar atención a su relato, que comparte en la entrevista con toda la seguridad y entrega que lo caracterizó durante tanto tiempo como personaje público, me parecía estar escuchando una ironía rotunda del destino. Aquella experiencia con ayahuasca le ayudó a soltar ese miedo de perderlo todo, dándose cuenta que él podría con todo lo que le ponga la vida por delante. Y como hace varios meses que no sabemos nada de él, más allá de que se habría internado en un centro de rehabilitación el pasado mes de abril (sus redes sociales están inactivas desde que se disculpara de la bofeta), me pregunto si a Will Smith le servirá ver esta entrevista ahora que está disponible y recordar lo que dijo.

Quizás sigue aplicándose la lección a espaldas del mundo mientras lidia con la situación que tiene delante ahora mismo. O quizás le sirva verse y devolver a la memoria la lección que el destino le hizo aprender antes del mayor escándalo de su carrera.

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