Fraude, hambre y caos opositor: los "aliados" de Maduro para ganar la reelección

Venezuela sufre la peor crisis de su historia. Los anaqueles de supermercados y farmacias están vacíos. Hasta el mes de marzo la inflación anualizada alcanzó el récord de 8.871%. La devaluación pulverizó el bolívar, la moneda local. El salario mínimo mensual equivale a 2,99 dólares. La tasa de homicidios se ubica en 89 por cada 100 mil habitantes, la peor de América Latina. Y, pese a este cuadro trágico, el presidente Nicolás Maduro tiene todo a su favor para ganar las elecciones presidenciales del domingo 20 de mayo.

Nicolás Maduro, el heredero de Chávez, junto con su esposa Cilia Flores (Foto: REUTERS/Carlos Garcia Rawlins)
Nicolás Maduro, el heredero de Chávez, junto con su esposa Cilia Flores (Foto: REUTERS/Carlos Garcia Rawlins)

Si las encuestas revelan que más del 90% de la población opina que el país está mal y siete de cada diez venezolanos rechazan la gestión gubernamental, ¿cómo es posible que Maduro sea el favorito en estos comicios que le entregarían otros seis años en el poder? La respuesta se esconde en tres factores clave: la manipulación del sistema electoral, el chantaje a los más pobres y las debilidades de sus adversarios políticos.

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Condena global

La Asamblea Nacional Constituyente dominada por el chavismo sorprendió el 23 de enero convocando el adelanto de las elecciones presidenciales, que históricamente se han celebrado en el último trimestre del año. Aunque parezca contradictorio, la decisión de apurar el llamado a las urnas generó la condena unánime de la oposición y la comunidad internacional, precisamente quienes buscan desalojar a Maduro del palacio de Miraflores.

En esta imagen de archivo, tomada el 4 de agosto de 2017, los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela posan para una fotografía tras su toma de posesión, en la Asamblea Nacional, en Caracas, Venezuela. (AP Foto/Ariana Cubillos, archivo)
En esta imagen de archivo, tomada el 4 de agosto de 2017, los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela posan para una fotografía tras su toma de posesión, en la Asamblea Nacional, en Caracas, Venezuela. (AP Foto/Ariana Cubillos, archivo)

Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y el Grupo de Lima –que reúne a 12 gobiernos de América- han advertido que no reconocerán la votación por considerar que carece de las condiciones mínimas de “legitimidad y credibilidad” que demanda un proceso de este tipo. “En Venezuela la democracia ha colapsado”, sentenció en abril el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, quien tachó de “fraudulentas” estas elecciones.

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“No puede haber elecciones libres y justas con presos políticos, sin la plena participación de los partidos políticos y líderes detenidos o inhabilitados arbitrariamente, con una autoridad electoral bajo el control del gobierno, sin la participación de millones de venezolanos en el extranjero imposibilitados de votar, convocada originalmente por la Asamblea Constituyente, órgano carente de legitimidad y legalidad, cuya existencia y decisiones no reconocemos”, expresó el Grupo de Lima, integrado entre otros por Argentina, Brasil, Canadá, Colombia y México.

El Grupo de Lima se trata de un bloque de países de la OEA que, junto a Estados Unidos, que lo apoya desde fuera del grupo, suma más del 90 % de la población americana: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guyana, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía. EFE/Archivo
El Grupo de Lima se trata de un bloque de países de la OEA que, junto a Estados Unidos, que lo apoya desde fuera del grupo, suma más del 90 % de la población americana: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guyana, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía. EFE/Archivo

Tanto Naciones Unidas como la UE anunciaron que no observarán los comicios debido a la ausencia de garantías. “Lamentamos profundamente que se hayan convocado elecciones sin un amplio acuerdo sobre el calendario electoral ni sobre las condiciones para un proceso electoral creíble e inclusivo. También lamentamos la existencia continua de presos políticos y los obstáculos para limitar la participación de los partidos políticos y los candidatos”, manifestó la alta representante europea para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini.

Sin condiciones

Luego de los comicios regionales de octubre de 2017, en los que el chavismo arrasó al conquistar 17 de las 23 gobernaciones del país, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) denunció que en esa jornada se “materializó un proceso fraudulento sin precedentes en nuestra historia”. De acuerdo con sus investigaciones, a más de 1 millón de personas “se les impidió u obstaculizó votar en centros históricamente favorables a la oposición”, y otros “700 mil venezolanos fueron migrados de sus centros 48 horas antes e inclusive el mismo día de la elección”.

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La MUD y el gobierno adelantaron una negociación en República Dominicana que tenía como fin acordar las condiciones de la elección presidencial; sin embargo, este esfuerzo chocó contra la negativa del oficialismo de ceder ante las demandas de sus adversarios. “En República Dominicana me negué a firmar un documento donde no quedaban establecidas las condiciones para unas elecciones libres y democráticas”, argumentó en febrero el jefe de la delegación opositora, Julio Borges.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy recibió en el Palacio de la Moncloa a los líderes de la oposición venezolana Julio Borges (2i) presidente de la Asamblea de Venezuela; y Antonio Ledezma, (3i) alcalde de Caracas, (FOTO: EFE/Presidencia del Gobierno)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy recibió en el Palacio de la Moncloa a los líderes de la oposición venezolana Julio Borges (2i) presidente de la Asamblea de Venezuela; y Antonio Ledezma, (3i) alcalde de Caracas, (FOTO: EFE/Presidencia del Gobierno)

En un comunicado publicado el 3 de mayo, la MUD ratificó que se abstendrá en estos comicios porque “no es una elección transparente y creíble como para que el pueblo pueda elegir libremente, es un evento sin garantías y con gran ventajismo por parte del gobierno, para aparentar que Maduro fue reelecto a pesar de que su gestión de gobierno tiene el rechazo del 80% de la población venezolana”.

Presión total

El régimen chavista ha convertido el hambre en su principal aliado. La revolución bolivariana creó el denominado “carnet de la patria”, un documento con código QR que en teoría le sirve para canalizar la ayuda social a los más necesitados, pero que en la práctica emplea como un mecanismo para ejercer presión sobre los votantes.

“Amarrados por el estómago” con el Carnet de la Patria en Venezuela
“Amarrados por el estómago” con el Carnet de la Patria en Venezuela

“Los llamo a votar a toditos. El que vote el 20 de mayo y tenga carnet de la patria va a tener un premio por aportar, por participar en las elecciones presidenciales”, señaló Maduro el sábado 5 de mayo. El primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, ha admitido que utilizan este documento para verificar la movilización de sus votantes en tiempo real.

Cabello indicó que “cada persona que vaya a votar debe ser chequeado con el carnet de la patria para tener una referencia de cómo vamos”. En una línea similar, el vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, enfatizó que “no puede quedar nadie que tenga el carnet de la patria sin votar”. El chavismo resolvió incorporar a su maquinaria electoral a los jefes de los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP), que se encargan de repartir las bolsas de comida a precios subsidiados en un país azotado por la escasez y la hiperinflación.

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“La patria te protege por el carnet de la patria y tú proteges a la patria con tu voto. Esto es dando y dando”, repite Maduro en sus discursos de campaña. En un análisis publicado en el portal Prodavinci, el politólogo Michael Penfold subraya que el carnet de la patria “permite ejercer un control social y potencialmente político sobre el acceso de los individuos a los diversos programas del gobierno, pero en particular a los CLAP” o bolsas de comida.

“No es exagerado afirmar, después de haber estudiado por décadas estos sistemas en diversas partes del mundo, que hemos llegado a la instauración del clientelismo más desarrollado tecnológicamente de toda América Latina; es además sin duda uno de los más autoritarios. Es indudable que el gobierno pudiese haber logrado generar un cambio en el patrón de movilización de una gran parte de la población por medio de una tecnología de control social que pareciera ser efectiva en el condicionamiento del voto y que es altamente inmune incluso a un ambiente de adversidad económica”, explica Penfold.

Enemigo íntimo

Mientras Maduro avanza como un buldócer en su aspiración reeleccionista, la oposición se enreda en sus contradicciones. En 2017, la MUD apostó por la desobediencia civil y encabezó una ola de protestas entre abril y julio que concluyó con un saldo de más de 120 muertos por la represión. Aquella rebelión popular despertó la solidaridad de la comunidad internacional, pero no removió a Maduro y el fracaso sacó a relucir las diferencias en el seno de la coalición.

El 20 de mayo Venezuela irá a unas elecciones cuestionadas por la comunidad internacional (Foto: EFE/Miguel Gutiérrez)
El 20 de mayo Venezuela irá a unas elecciones cuestionadas por la comunidad internacional (Foto: EFE/Miguel Gutiérrez)

La alianza opositora atraviesa su peor momento. Dividida y cuestionada agriamente por sus bases, ha sido incapaz de presentar una estrategia clara para enfrentar al gobierno y provocar el cambio político que exige el país. Además, la postulación del exgobernador del estado Lara y antiguo dirigente de la MUD, Henri Falcón, abrió una fisura en la política de no participación, atizando una guerra fratricida entre quienes están a favor de votar el 20 de mayo y los que promueven la abstención.

“Se van a quedar en el camino y van a desaparecer como políticos”, dispara Falcón a sus viejos amigos, que le responden catalogándole como “mentiroso” y “colaboracionista”.

El caos en las filas opositoras fortalece la opción de Maduro, que ya está listo para medirse en unas elecciones que, según la comunidad internacional, no pueden considerarse “democráticas, transparentes y creíbles”.