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Estudiante mexicano de Harvard descubre la clave para descifrar los misteriosos quipus incas

Un joven estudiante de Harvard ha ayudado a resolver uno de los mayores misterios de las civilizaciones precolombinas: ¿cuál era el sistema de escritura usado por los incas?

Detalle de un quipu en poder del Museo de Etnología, Berlín/Foto tomada del Khipu Database Project
Detalle de un quipu en poder del Museo de Etnología, Berlín/Foto tomada del Khipu Database Project

En 2016, Manny Medrano, que estudia Economía, decidió tomar un curso sobre la civilización Inca con el profesor Gary Urton.

Urton tiene un interés especial en los quipus -cuerdas anudadas con colores que se conoce usaron los incas en el siglo XVII para llevar cuentas y números- y estableció en 2002 un Proyecto de Datos de los Quipus para centralizar toda la información conocida.

Las combinaciones de nudos representaban números, y servían para llevar inventarios de los cultivos. Crónicas españolas de la época colonial indican que los quipus incas también representaban textos, pero hasta ahora no habían podido ser descifrados.

Urton le comentó a su clase sobre un conjunto de seis quipus que eran indescifrables.

Medrano, un estudiante mexico-americano que habla español y es aficionado a los rompecabezas, se interesó de inmediato en los quipus y se ofreció como voluntario del proyecto. “Me acerqué a él y le dije: ‘Oye, se acerca el receso de primavera si necesitas a alguien para dedicarle unas horas a esto, estaría encantado de echarle un vistazo”, le dijo Medrano a Atlas Obscura.

Hasta ahora no hay códigos para lo que representan los patrones de nudos, ni coincidencia entre los documentos españoles y los quipus.

“Pensamos en el lenguaje como hablado o escrito”, dijo Medrano. “Pero el quipu realmente rompe ese límite y hace del lenguaje algo que se puede sentir, algo que se puede tocar y algo que se puede manejar”.

Usando sus conocimientos de matemáticas y estadísticas, el joven hizo gráficos y comparó los nudos en el quipu con un antiguo documento del censo español de la región que Urton había revisado. Entonces se produjo su descubrimiento.

“Algo se veía fuera de lo normal en ese momento”, dijo Medrano. “Parecía que había una coincidencia que era demasiado fuerte para ser aleatoria”.

Se dio cuenta de que, como una especie de ábaco textil, el número de colores únicos en las cuerdas casi coincidían con el número de nombres en el censo español.

Por ejemplo, si había ocho “Felipe”, todos estaban indicados por un color, mientras que “José” estaba indicado por otro color.

“Había tantas combinaciones diferentes de colores, ya sea colores enteros o dos colores juntos”, dijo Medrano. “Parecía que había suficiente diversidad aquí para codificar un idioma”.

Los quipus eran similares y provenían de un sitio de enterramiento en un valle fluvial en la costa norte de Perú. Urton había descubierto previamente que el documento español hacía referencia a 132 contribuyentes en una aldea.

En total, los seis quipus tenían 132 grupos de seis cuerdas. Medrano notó además que la forma en que cada cuerda estaba atada al quipu parecía corresponder al estado social de las 132 personas registradas en el documento del censo.

Museo de culturas del mundo, Göteborg, Suecia/Foto tomada del Khipu Database Project
Museo de culturas del mundo, Göteborg, Suecia/Foto tomada del Khipu Database Project

Urton cree ahora que los seis quipus examinados en la investigación podrían servir como clave para descifrar los cientos de otros que tiene en su base de datos. Los colores de las cuerdas, tal como se relacionan con los nombres, podrían indicar los significados de los colores en otros quipus, por ejemplo.

“Hay muchas cosas que podemos sacar de este hallazgo”, señaló.

Medrano también ha recibido elogios de otros expertos.

“Manny ha demostrado que la forma en que los cordones colgantes están atados al cordón superior indica a qué grupo social pertenecía un individuo. Esta es la primera vez que alguien lo demuestra y tiene mucha importancia”, dice Sabine Hyland, investigadora de antropología andina en la Universidad de St. Andrews, a Atlas Obscura.

Urton y Medrano compilaron sus hallazgos en un documento que se publicará en la revista Ethnohistory en enero. Medrano es el primer autor del artículo, indicando que contribuyó con la mayor parte de la investigación, algo extremadamente inusual para un estudiante de pregrado.

Es posible que el joven, ahora con 21 años, siga intentando decodificar los quipus.

“La historia se ha escrito desde la perspectiva de los conquistadores y creo que este proyecto está invirtiendo esa jerarquía”, concluyó Medrano.