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El día en que cayó el Grupo Atlacomulco, el que fuera el más poderoso de México, a manos de una maestra

Alfredo del Mazo Maza, Gobernador del Estado de México, tras los resultados en los que Delfina Gómez fue proclamada como ganadora de la elección. | FOTO: CRISANTA ESPINOSA AGUILAR /CUARTOSCURO.COM
Alfredo del Mazo Maza, Gobernador del Estado de México, tras los resultados en los que Delfina Gómez fue proclamada como ganadora de la elección. | FOTO: CRISANTA ESPINOSA AGUILAR /CUARTOSCURO.COM

“Se ve muy difícil, pero todavía tengo confianza”, dice la señora María Emma González Muñoz cuando se le pregunta por la posibilidad de que el PRI retenga la gubernatura.

Son apenas las 10:00 de la mañana, y la señora Marico, como le dicen en el pueblo, contempla desde la puerta de su casa, ubicada en el Portal Isidro Fabela del centro de Atlacomulco, las filas de votantes esperando su turno en las casillas de la sección 0422.

Faltan ocho horas para que acabe la jornada electoral, pero las urnas ya se ven medio llenas, pues la gente salió a votar desde las 8:00 de la mañana.

La señora Marico tiene 87 años y, desde ese portal, ha visto pasar a todos los personajes importantes del municipio; entre ellos, a los dirigentes del Grupo Atlacomulco, la legendaria dinastía a la que este domingo se le están preparando las exequias.

En los años 40, el padre de Marico era el operador de la central de autobuses y el dueño de la única línea telefónica del municipio, por lo que el portal, ubicado en el jardín principal, era un lugar obligado de encuentro.

Cuando Marico tenía solo seis años, fue asesinado el gobernador del Estado de México, Alfredo Zárate Albarrán, lo que obligó al presidente Manuel Ávila Camacho a buscar como interino al diplomático atlacomulquense, Isidro Fabela, quien se hizo cargo de la gubernatura entre 1942 y 1945.

El breve gobierno de Fabela dejó una huella indeleble en el municipio, en el estado y en todo México. Con él, comenzó la historia de uno de los grupos políticos priistas más poderosos del país.

A ese primer gobernador nacido en Atlacomulco le siguieron Alfredo del Mazo Vélez y Salvador Sánchez Colín, también oriundos del municipio, que gobernaron en los periodos 1945-1951 y 1951-1957.

Bajo la influencia y liderazgo de Isidro Fabela, surgieron y crecieron personajes como el profesor Carlos Hank González, a quien Marico conoció desde los viejos tiempos en los que era un maestro rural y comerciante de dulces, “güerejo y larguirucho”.

El “profe Hank” fue el cuarto gobernador mexiquense criado en Atlacomulco (1969-1975); en su larga historia, destacó en la política y en los negocios, y acuñó la frase que marcó el modus operandi del Grupo Atlacomulco: “Un político pobre es un pobre político”.

A Hank le siguieron tres gobernadores más con el abolengo de Atlacomulco: Alfredo del Mazo González (1981-1986), Arturo Montiel (1999-2005) y Enrique Peña Nieto (2005-2011).

Del legendario grupo, abundan los vestigios en este municipio: la emblemática escuela Rafael Favila, donde estudiaron la mayor parte de los gobernadores nacidos aquí; la estatua de Isidro Fabela en la plaza principal y su nombre impreso en calles, escuelas, mercados y parques; un puente bautizado como Arturo Montiel; una clínica que lleva el nombre de Enrique Peña Nieto, el kínder donde estudió el expresidente, ubicado detrás de la iglesia, y las múltiples anécdotas que se conservan en la memoria colectiva.

Marico, por ejemplo, recuerda que cuando era una joven enfermera ella le curaba las amígdalas al niño Peña Nieto, hijo del ingeniero Enrique Peña del Mazo y doña Socorro Nieto Sánchez.

También conoció a Arturo, el hermano del expresidente que aún se aparece de vez en cuando en Atlacomulco. Y, desde luego, a Arturo Montiel, hijo de don Gregorio Montiel, un empresario cervecero que fue puente de unión entre los patriarcas y las familias adineradas de la región.

“No entiendo por qué se habla tan mal de él ahora”, dice la mujer tratando de justificar a su paciente. “Eso que le sacaron de la casa, dígame qué tiene de malo, si fue un obsequio de unos empresarios a los que él les dio trabajo”.

Para esta mujer octogenaria, el Grupo Atlacomulco sí existe, pero no como esa cofradía de la que se cuentan múltiples leyendas negras, sino como un conjunto de personajes que supieron organizarse “para hacer que México saliera adelante”.

La sección 0422, donde votó Marico, fue ganada por la candidata priista Alejandra del Moral, con casi 600 votos, contra los 579 de Delfina Gómez. Pero una casilla no hace verano y, al final de la jornada, la alianza PRI-PAN-PRD terminaría perdiendo la gubernatura.

Según una de las leyendas del Grupo Atlacomulco, en los años 40 una vidente predijo que de este municipio surgirían seis gobernadores y que uno de ellos llegaría a ser presidente de la República. Pero lo que no predijo fue que esa dinastía llegaría a su fin en 2023 y que un descendiente de dos exgobernadores pertenecientes al grupo —Alfredo del Mazo Maza— terminaría entregando la gubernatura a una maestra de Texcoco.

“Nos ayudan y les ayudamos”

A 23 minutos del jardín central de Atlacomulco, en una comunidad rural conocida como Cerrito Colorado, la señora María Francisca Escobar Martínez, de 87 años, muestra orgullosa su dedo manchado de tinta indeleble.

Explica que votó por “la maestra” porque quiere que sigan los apoyos sociales y que en junio le paguen la pensión de persona adulta mayor con la que subsiste.

Para ella, el Grupo Atlacomulco es solo un mito, del que prefiere no hablar mucho. Ubica a sus miembros más conspicuos, pero solo por lo que la prensa ha contado de ellos durante décadas.

Llega por su propio pie hasta la escuela primaria donde está instalada la casilla de la sección 0449, con un bastón en la mano y un sombrero que cubre su rostro del sol.

Cerrito Colorado, en los límites entre Atlacomulco y Acambay, es una comunidad de caminos de tierra, de apenas 500 habitantes, a donde no ha llegado el progreso prometido por los próceres del Grupo Atlacomulco.

“Aquí lo que nos hace falta es que nos den apoyos; nosotros les damos nuestro voto, les ayudamos con nuestro voto, pero que ellos nos ayuden con los apoyos”, dice María Francisca, antes de emprender el camino de regreso a su casa.

El Atlacomulco de Morena

Entre Cerrito Colorado y el centro de Atlacomulco, hay una comunidad llamada San Lorenzo Tlacotepec, en donde la gente ha votado mayoritariamente por Morena desde 2017, cuando Alfredo del Mazo le ganó las elecciones a Delfina Gómez.

De San Lorenzo provino una buena parte de los votos que, en 2018, como un anticipo de lo ocurrido este 4 de junio, llevaron a la presidencia municipal de Atlacomulco al morenista Roberto Téllez Monroy.

Aquella derrota, en medio del tsunami provocado por la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, provocó lo que para muchos priistas fue solo un “accidente” en la historia del municipio: un trienio con alcalde de Morena en la tierra de Isidro Fabela, Hank González, los Del Mazo, los Montiel…

Un trienio en el que lo único memorable para los pobladores fue cuando el presidente municipal decidió erigir una estatua de Andrés Manuel López Obrador, a las afueras de la cabecera municipal, cerca de la central camionera.

La estatua, en la que el ayuntamiento gastó 58 mil pesos, fue derribada en enero de 2022, seis meses después de las elecciones en las que el PRI recuperó su histórico bastión, y luego de la toma de posesión de la nueva edil, Marisol Arias Flores.

Hoy, en el lugar solo queda el podio del que fue arrancada la estatua, y la placa metálica con el nombre del presidente de México 2018-2024.

Aun así, el exalcalde Roberto Téllez Monroy sigue siendo un operador político en la zona.

Ayer, al confirmarse la derrota del PRI, el morenista resumió en tres palabras el significado de la caída del Grupo Atlacomulco: “Una nueva historia”.

Conviviendo en paz

En la central camionera de Atlacomulco reina el ajetreo. Entre viajeros y maleteros, más de 300 personas hacen larga fila desde la banqueta hasta la casilla especial ubicada en un rincón de la terminal.

Los votantes en tránsito esperan alcanzar una de las mil boletas habilitadas en la casilla, para ejercer su derecho al voto. Hay gritos de “No se meta”, “A la cola”, pero ningún conflicto significativo entre ellos.

A un par de kilómetros de ahí, está el ejido Bombatevi, donde Enrique Peña Nieto tiene un terreno de 580 hectáreas registrado en su primera declaración patrimonial que hizo como presidente.

Y, a un costado de ese ejido, se ubica la Presa Tic Tic, en la colonia Lerma, donde una escuela más lleva el nombre de Carlos Hank González.

En el patio de la escuela, están instaladas las casillas de la sección electoral 0439, donde el presidente de la mesa directiva, Marco Antonio Luna, luce despreocupado.

“Ha estado todo muy tranquilo, la gente está votando en paz. Siempre se dice que Lerma Tic Tic es problemático, pero pues no, aquí usted puede ver que están los representantes de los partidos, los del PRI y los de Morena, conviviendo en santa paz”, dice el presidente de la casilla.

Pasa del mediodía, las urnas lucen medio vacías y el funcionario cree que los que iban a votar ya lo hicieron en la mañana. Faltan seis horas para el cierre de casillas, y a él no le queda más que aguantar estoicamente.

En medio del calor, llegan apenas tres personas a votar en media hora, y los representantes de los partidos, más que convivir en santa paz, descansan en sillas plegables, visiblemente aburridos.

Al cierre de las casillas, a las 18:00 horas, en Atlacomulco habrán votado unas 40 mil personas, menos de la mitad de las 82 mil 615 que integran la lista nominal.

Bajo la sombra de Isidro Fabela, el “Profe Hank” González, los Del Mazo, los Montiel, los Peña Nieto, Morena se habrá impuesto sobre el PRI, con las mismas prácticas clientelares que el Grupo Atlacomulco utilizó para ejercer un dominio de casi un siglo en el Estado de México.

Según cifras del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), Morena se impuso al PRI en el distrito 13, correspondiente a Atlacomulco de Fabela, con una votación de 53.2% en favor de Delfina Gómez y 43.2% en favor de Alejandra del Moral.

A las 20:36 horas, en el Instituto Electoral del Estado de México —a 200 metros de una imponente estatua de Carlos Hank González, sobre el Paseo Tollocan—, la consejera presidenta, Amalia Pulido, dio a conocer los resultados del conteo rápido que confirmaron la derrota del PRI: con una participación estimada de 6 millones de electores, más del 52% votó por Delfina Gómez y menos del 45% optó por Alejandra del Moral.

Finalmente, la maestra de Texcoco se ganó un lugar en la historia del Estado de México: la noche en la que derrotó al Grupo Atlacomulco.

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