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Estas palabras de Carl Sagan en 1985 fueron toda una profecía de lo que hoy estamos viviendo

Carl Sagan durante su intervención en el Congreso de los Estados Unidos en 1985 - (Captura del vídeo en Youtube).
Carl Sagan durante su intervención en el Congreso de los Estados Unidos en 1985 - (Captura del vídeo en Youtube).

Corría el año de 1985 cuando el Congreso de los Estados Unidos, reunido en Washington, pidió a un científico de renombre – y magnífico divulgador – que asesorara a varios senadores (entre los que se encontraba un jovencísimo Al Gore) sobre un asunto del que comenzaba a oírse hablar: los gases de efecto invernadero y su efecto sobre el clima. Aquel hombre, que por entonces tenía 50 años, era Carl Sagan, el científico que había logrado encandilar a una audiencia planetaria con su serie de programas “Cosmos”, estrenada justo en la década de 1980.

Lejos de intimidarse por la solemnidad del escenario en el que debía hablar, Sagan mostró la tranquilidad, conocimiento y carisma que le habían hecho mundialmente famoso. Sin duda tenía muchas tablas. Algunas de las cosas que dijo aquella tarde, hace ya 36 años, debieron de impactar seriamente al selecto grupo de senadores y público que tuvo la fortuna de escucharle. ¿Inició Al Gore su carrera de activista climático tras este discurso? Habría que preguntarle al demócrata...

A pesar de que las grandes compañías petroleras eran completamente conocedoras del problema que para el planeta suponía seguir quemando combustibles fósiles de forma incontrolada, estas hacían todo lo posible para que esta asociación no llegara al gran público. Sagan sabía que la lucha iba a ser larga y que el enemigo era poderosísimo. El ejemplo se vio un año después de esta charla, cuando en 1986 la industria petrolera accedió por fin – gracias a la épica campaña de Clair Patterson – a eliminar el dañino plomo de su gasolina, después de una batalla que duró varias décadas

Pero veamos algunas de las cosas que el sabio neoyorquino dijo en su charla, de poco más de 10 minutos de duración.

"Tendemos a pensar que el asunto de los gases de efecto invernadero es un problema para la gente del siglo XXI, de modo que ya se preocuparán ellos llegado el momento. Lo cierto es que si no actuamos ahora luego será demasiado tarde. Les estamos traspasando a nuestros hijos problemas extremadamente graves, cuando el momento para evitarlos – si es que en realidad pueden evitarse – es ahora".

El astrónomo y divulgador no desaprovechó la ocasión y explicó que en principio un poco de efecto invernadero es beneficioso. Tras hacer los cálculos entre la cantidad de energía solar que llega a la Tierra en cada momento, y el volumen de radiación UV que nuestro planeta rebota al espacio, la temperatura en la Tierra debería ser 30ºC más baja, y que si esto no sucedía era precisamente por las propiedades “absorbentes” de calor que muestran el CO2 y otros gases invernadero. Si nuestro planeta no atravesaba una edad del hielo perpetua era por los gases invernadero. No obstante lo dejó claro: “un poco es bueno, pero hay un equilibrio delicado”.

Para ejemplificar este delicado balance, Sagan explicó que la diferencia climática en el pasado entre las edades glaciares y las interglaciares se debieron a pequeñas variaciones en la cantidad de luz solar que alcanzaba la superficie del planeta, las cuales se producían a su vez por pequeños cambios en la órbita terrestre. Por ello, para saber más sobre el efecto de los gases invernadero en el clima es necesario estudiar las características de la Tierra en el pasado, recomienda el catedrático.

Es interesante ver que, a este respecto, el mundo científico siguió su consejo ya que a día de hoy se han producido múltiples trabajos basados en las burbujas de aire atrapadas en testigos de hielo extraídos de glaciares y de los casquetes polares, lo que ha permitido medir las cantidades de CO2 atmosférico en el pasado.

Sagan también aconseja estudiar el modo en que los gases de efecto invernadero han afectado a otros planetas, y el ejemplo de Venus es inmediato. “Un mundo similar a la Tierra en densidad, masa, situación, etc. pero con 90 veces más CO2 atmosférico que nuestro mundo, lo cual provoca temperaturas superficiales superiores a los 400ºC”.

La advertencia a los políticos de Washington sobre el papel desestabilizador que nuestra especie juega a nivel planetario no deja dudas:

El poder de los seres humanos para afectar, controlar y cambiar el medioambiente cambia a medida que nuestra tecnología mejora. En estos momentos, claramente hemos alcanzado la etapa en la que somos capaces (tanto intencionada como inadvertidamente) de alterar de forma significativa el clima y el ecosistema a nivel global. Probablemente llevamos haciéndolo – aunque a menor escala – desde hace mucho tiempo”.

En efecto, Sagan prosigue explicando que en el momento en que la agricultura comenzó a extenderse, los humanos logramos cambiar el albedo de la Tierra simplemente creando cultivos capaces de reflejar más o menos radiación solar. Estos pequeños cambios sobre el clima no fueron advertidos debido a su escala, aunque otros sí que lo fueron. El ejemplo de Egipto en tiempos del imperio romano salió a colación durante el discurso ante el congreso. “Egipto era el granero de Roma hace dos milenios, piensen en ella como en nuestros estados del medio oeste”. Hoy en día es una tierra árida a poco que te alejes del Nilo, algo que seguramente provocó el ser humano por un exceso de pastoreo.

Pero no todo van a ser alabanzas. Reconozco que hay un momento en que Sagan no es lo bastante activista climático, al menos para los estándares de 2021. Sucede cuando abiertamente, y cito: “la idea de dejar de quemar combustibles fósiles tiene unas implicaciones económicas tan severas que nadie se lo plantea en serio, pero hay otras muchas cosas que se pueden hacer”. Entre ellas, el sabio de la Universidad Cornell recomienda dejar de subsidiar a las petroleras e invertir en otras fuentes energéticas como la solar, la fisión nuclear “segura” (lo cual es factible, añade) y a largo plazo la fusión nuclear. ¡Si amigos ecologistas, Sagan apoyaba la energía nuclear!

Sin duda una apreciación muy audaz y valiente para 1985, pero tibia desde nuestra perspectiva actual, en el que la necesidad de proceder a la descarbonización de nuestras economías está ampliamente aceptada, al menos conceptualmente. Otra cosa es que la medida empiece a aplicarse más o menos temprano según el gobierno de turno se comprometa más o menos en serio.

Para concluir, me quedo con su reflexión final. El esfuerzo en la reducción de emisiones de gases invernadero debe ser global, y cita tres actores principales sin cuya participación tal cosa no será posible: Estados Unidos, la Unión Soviética y China. Hay que recordar que en el momento en que Sagan dio esta charla aún faltaban 4 años para la caída del muro de Berlín.

El admirado astrónomo es consciente no obstante de la dificultad de tal acuerdo. “El objetivo requerirá un consenso global que ahora mismo dista mucho de estar cerca. Lo esencial es adquirir una conciencia global, una visión que trascienda nuestras identificaciones exclusivas. Todos los grupos políticos y naciones deben cooperar, porque en este 'ìnvernadero’ estamos todos juntos".

Podéis ver su intervención íntegra frente al congreso bajo estas líneas:

Me enteré leyendo Zmescience.com

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