Paso en falso: BLM da la espalda a quienes luchan por sus mismos motivos en otras tierras | Opinión

Un comunicado de la organización Black Lives Matter se refirió a las masivas protestas que se dieron en Cuba el 11 de julio llamando a Estados Unidos a cesar el bloqueo y dejar que el pueblo cubano escoja su destino (un derecho que -al parecer lo ignoran- los cubanos no tienen). La dirigencia de la organización que lucha contra la discriminación racial omite mencionar los desmanes de la dictadura castrista y deja por fuera la opinión de millones de sus seguidores

A huge Black Lives Matter banner is seen at the U.S. embassy in Seoul, South Korea, June 14, 2020.   REUTERS/Kim Hong-Ji     TPX IMAGES OF THE DAY

Que la ideología funciona como una religión a la que se le sigue con absolutos es un hecho que la historia demuestra una y otra vez, pero nunca deja de sorprendernos. Una cosa es confesar ser admirador del marxismo, y otra es dar un paso adelante y referirse a un evento para el que nadie te ha llamado, con el fin de defender, precisamente, al opresor.

Es desconcertante que lo haga precisamente quien se ha erigido como defensor de los derechos de los que por siglos han sido oprimidos.

En este caso aplica la antonimia del dicho: luz en la casa y oscuridad en la calle. La organización que aboga por los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos, y que lidera un movimiento que cohesionó esa lucha desde 2013 hasta llegar a un cenit de convocatoria en 2020 apropósito de la muerte de Goerge Floyd, ha emitido un comunicado reclamando el embargo estadounidense hacia la isla caribeña y omitiendo la represión y la situación crítica a la que se ve sometida la población cubana bajo la tiranía castrista ya por más de seis décadas.

No es la primera vez que, por lealtades fanático/ideológicas, movimientos que exigen justicia en su propia situación exculpan o se hacen la vista gorda de discriminaciones en otros lugares. Pero eso no lo hace menos excusable.

"Elegir su propio gobierno"

En el comunicado de prensa, difundido en su cuenta de twitter oficial, Black Lives Matter afirma que "esta política (la del embargo estadounidense hacia la isla) cruel e inhumana, aplicada con la intención explícita de desestabilizar el país y socavar el derecho de los cubanos a elegir su propio gobierno, está en el centro de la crisis actual de Cuba», para luego enfatizar en que la medida "le ha costado a la isla un perjuicio estimado de 130.000 millones (de dólares)".

TOPSHOT - A man is arrested during a demonstration against the government of Cuban President Miguel Diaz-Canel in Havana, on July 11, 2021. - Thousands of Cubans took part in rare protests Sunday against the communist government, marching through a town chanting

Parece que nadie le contó a los dirigentes de BLM que aprobaron ese comunicado que en Cuba hay un partido único y está prohibida la pluralidad política, y que, en las elecciones, todos los representantes abanderan las mismas ideas, serán un ala represiva del aparato burocrático y que el Estado considera irrisoria cualquier libertad individual desde que el régimen se instauró en 1959.

No hubo en ese comunicado tampoco mención alguna a la represión de los disidentes, o al arresto de periodistas. Una falta que resulta un alarido para una organización que denuncia con fuerza la manera en que se criminaliza injustificadamente a la gente de color en Estados Unidos.

Tampoco se menciona la total censura que sufren los cubanos desde hace seis décadas, la prohibición de formar movimientos políticos, sindicatos ni asociaciones que no pertenezcan al Estado. Tampoco habla de los fusilados, detenidos y torturados que por años han pagado tener ideas propias, ni de los muertos que se han hundido en el estrecho de Florida tratando de escapar, ni del esclavismo económico al que están sometidos los cubanos, que no pueden ser contratados sin que su salario sea acordado y birlado por el régimen.

Omite el comunicado la carestía alimentaria que lleva más de medio siglo, la naturaleza totalitaria del sistema que todo lo espía, ni de la homofobia y el racismo que imperan en el régimen (otra omisión inentendible, para un grupo que defiende minorías), ni de la hegemonía en el poder que por sesenta años ha tenido la nomenclatura comunista impidiendo que los cubanos expresen sus voluntades políticas. Resultando en un gobierno sin ninguna alternancia en el poder, ni ideológica ni generacional.

Mucho menos se refiere el texto a que la libertad de culto está conculcada.

Una oportunidad perdida para hacer silencio

Es una circunstancia en la que, por estrategia política, Black Lives Matter ha podido perfectamente no pronunciarse. No son ellos actores, arte ni parte del conflicto cubano, y el silencio les hubiese evitado sin ningún costo tanta desavenencia. Los actores y factores de círculos externos de los conflictos se incumben para abogar por los desprotegidos, no para ponerse de parte de quien tiene el poder. Mucho más si se trata de una ONG que ha convocado a millones para defender los derechos injustamente maniatados de una minoría cuantiosa que ha sido históricamente maltratada en su propio país. Y cuya convocatoria ha tenido el mayor de los éxitos.

Cubans march in front of Havana's Capitol during a demonstration against the government of Cuban President Miguel Diaz-Canel in Havana, on July 11, 2021. - Thousands of Cubans took part in rare protests Sunday against the communist government, marching through a town chanting
A principios de mes hubo manifestaciones en contra del gobierno de Cuba en La Habana y otras ciudades (Photo by YAMIL LAGE / AFP) (Photo by YAMIL LAGE/AFP via Getty Images)

Pero el fanatismo pudo más.

La cultura estadounidense aún guarda en sus rincones más reaccionarios y atrasados (que no son mayoría pero aún llevan a presidentes a la Casa Blanca) la idea del supremacismo blanco. Hay regiones en los que los denominados WASP (white, anglosaxon, protestant) realmente consideran que los negros y los mestizos son seres inferiores cuyos derechos no deben ser mirados en igualdad de condiciones.

Es una fuerza ofensiva que produce resentimiento y victimización y una dinámica que se convierte en un círculo vicioso. Pero la comunidad afroamericana en Estados Unidos tiene libertad de protesta y acción, y aunque es mucho el terreno aún que hay que revertir, es un movimiento que cuenta con las fuerzas mayoritarias del país, y muchas oportunidades para transformar sus propias vidas y las de la sociedad (ya, por ejemplo, Estados Unidos tuvo un Presidente negro).

Es por eso que es más insólito aún que cuando la población cubana ha salido masivamente a las calles de las ciudades y pueblos de toda la isla, venciendo el miedo y el aislamiento de sesenta años por primera vez, exigiendo libertades individuales, de información, económicas y políticas, el movimiento Black Lives Matter haya elegido su fanatismo ideológico, y no a los millones de cubanos que, como la comunidad afroamericana en Estados Unidos, tiene demasiado tiempo sometida a un poder que le discrimina, reprime y conculca sus derechos. Nadie puede entenderlo. Ni justificarlo.

"Solo era cuestión de tiempo"

El 11 de julio pasado, en palabras de Yoany Sánchez, periodista independiente y premio Príncipe de Asturias que trabaja asediada en la isla, "miles de cubanos salieron de sus casas a ejercer el derecho a la protesta cívica, ese que le han arrebatado por más de medio siglo. Con sus gritos de "Abajo la dictadura" dejaron claro que ni el adoctrinamiento ni el miedo han logrado cercenar en esta Isla las ansias de libertad".

Videos, fotos y mensajes de toda la isla salieron al mundo mostrando el clamor urgido del pueblo cubano por una vida libre de un régimen policial y todopoderoso que controla la vida privada de cada ciudadano, además de haberlo mantenido en condiciones de escasez alimentaria y de vivienda por décadas y décadas. Aunque pronto llegó la represión, las detenciones masivas y los cortes de internet.

"Solo era cuestión de tiempo. La frustración y la desesperanza se habían ido acumulando y este domingo las calles estallaron", apunta Sánchez.

"Este 11 de julio demostramos al mundo y a nosotros mismos que somos muchos más que quienes nos aplastan, que cuando nos unimos y actuamos ellos solo pueden amenazarnos, encarcelarnos o matarnos pero no convencernos de seguir aceptando el yugo. Ahora, el oficialismo hará su versión de los hechos y culpará al vecino del Norte, pero todos sabemos que fue la espontaneidad y la masividad el signo distintivo de estas protestas". Completa la periodista insignia de la resistencia cubana.

Y es en sintonía con esa tiranía que usa a Estados Unidos como excusa para justificar sus infinitos abusos que Black Lives Matter se pronuncia. En contra de quienes, como los afroamericanos en Estados Unidos, padecen el peso de la injusticia que, en uno y otro caso, les ha tocado por motivos distintos.

Durante las horas y días siguientes, el régimen cubano organizó a sus hordas represivas para controlar las calles, apresó a millares de ciudadanos y activistas (Cuba cuenta con cárceles infinitas con mucha capacidad cuantitativa, encarcelar ha sido de sus mayores industrias en sesenta años).

Ya van diez inculpados por juicios sumarios, que prometen proseguir. Condenas sin debido proceso ni derecho legítimo a la defensa y desmembramiento de familias en todo el país.

Pero el pueblo cubano ha dado un paso del que ninguna cultura se devuelve: el de la búsqueda de su libertad.

Es una historia que apenas comienza y promete que en esa isla del Caribe los mejores días están por venir.

Difícilmente, la posición de Black Lives Matter sea la de los millones de estadounidense de todas las razas, nacionalidades y edades que se unieron a la causa afroamericana para que, de una buena vez, cese el racismo.

Pero es la decisión que tomaron Alicia Garza, Patrisse Cullors y Oppal Tometi, fundadoras de esta organización reivindicativa, que surgió al calor de la injusta muerte de Trayvon Martin en 2013, y que logró un gran despertar con su movimiento, apropósito de la muerte de George Floyd el año pasado, pero que ahora han decidido pronunciarse omitiendo la acción impiadosa de un régimen totalitario, en nombre de una marca que ha movilizado a millones precisamente para obtener la libertad de quienes son discriminados.

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