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Bélgica retoma la búsqueda de un Gobierno estable

Bruselas, 3 jul (EFE).- Apenas se ven mascarillas, los cines reabren con aforo reducido y los equipos deportivos retoman los entrenamientos. Al calor de los buenos datos sanitarios, la nueva normalidad se abre paso en Bélgica, que en abril era uno de los países del mundo más golpeados por la COVID-19.

Al igual que en las guarderías, los gimnasios o los restaurantes, el lento despertar de lo cotidiano se proyecta también en la vida política, que va recuperando su actividad habitual. Y aunque las negociaciones no cesaron durante el confinamiento, resurge ahora el interés por la búsqueda de Gobierno estable, una empresa que arrancó en diciembre de 2018.

Se debe, en parte, a que la primera ministra, la liberal francófona Sophie Wilmès, vuelve a estar oficialmente en funciones desde el 1 de julio, ya que no ha buscado renovar los tres meses de confianza que obtuvo del Parlamento federal en marzo para disponer de "poderes especiales" por la pandemia, pues la situación sanitaria ya no lo requiere.

Esos poderes permitían al minoritario Ejecutivo de Wilmès, formado por liberales valones, liberales flamencos y democristianos flamencos (38 de los 76 escaños de la mayoría absoluta), gestionar por decreto durante la pandemia sin necesidad de aprobar medidas que normalmente precisarían el respaldo de la cámara.

Pero las cifras médicas marcan un claro descenso, con 89 nuevos contagios diarios de media en la última semana frente a los 2.319 positivos al día que llegaron a registrarse en abril.

Y la sensación de peligro se ha ido desvaneciendo en ese pequeño Estado dividido entre el Norte flamenco y el Sur valón que en la última década ha pasado más de tres años con Gobierno en funciones.

Entre 2010 y 2011 fueron 541 días, lo que supuso un récord mundial para un Estado soberano, batiendo ampliamente a Irak (289 días). Ahora se habría superado esa marca si sólo se tienen en cuenta los días transcurridos desde el último primer ministro con plenos poderes "reales".

Han pasado 573 días desde que el 8 de diciembre de 2018 cayera el Gobierno federal del liberal francófono Charles Michel, entonces primer ministro. Pero desde entonces, en el país de la cerveza y los mejillones técnicamente ha habido tres gobiernos en funciones, dos primeros ministros y un Ejecutivo con poderes especiales.

Cuando los nacionalistas flamencos de la N-VA retiraron su apoyo al Gobierno de Michel hace un año y medio por su apoyo al Pacto Mundial para la Migración de la ONU, el rey Felipe de los belgas le pidió que aguantara seis meses en funciones, hasta las elecciones programadas en mayo de 2019.

Pero esos comicios arrojaron un Parlamento aún más dividido y fragmentado, con un Sur donde ganaron socialistas y ecologistas y un Norte donde se impusieron las formaciones nacionalistas de derecha y de extrema derecha.

El rey, en calidad de jefe del Estado de una monarquía parlamentaria y federal, fue encargando a varios negociadores que explorasen posibles coaliciones de Gobierno. Pero han fracasado uno detrás de otro.

Entretanto, Charles Michel encontró acomodo como presidente del Consejo Europeo y su compañera de filas Sophie Wilmès heredó el Gobierno en funciones de Bélgica en octubre de 2019, mientras los doce partidos con representación parlamentaria continuaban con las infructuosas conversaciones para formar un Ejecutivo.

La hipótesis de repetir las elecciones ha sido recurrente en la prensa local. Pero no termina de materializarse en un país donde prima la cultura de la negociación y en el que nunca se han repetido unos comicios federales desde la aprobación de la Constitución en 1831.

Además, un sondeo del instituto Ipsos publicado el pasado 19 de junio constata una tendencia que persiste desde marzo y que complicaría aún más el paisaje político: el partido de ultraderecha Vlaams Belang superaría a los nacionalistas flamencos de la N-VA y se convertiría en la primera formación de Flandes, con el 27,7 % de los votos en esa región.

La penúltima propuesta para salir del laberinto, presentada por los Socialistas valones (PS) y flamencos (sp.a), contemplaba reunir a las familias socialdemócratas, liberales y cristianodemócratas francófonos y flamencos en un Gobierno minoritario de 71 diputados, a cinco de la mayoría absoluta.

Pero no parece haber recabado apoyos y ahora la pelota está en el tejado de los tres partidos en el actual Gobierno, liberales flamencos y francófonos y cristianodemócratas flamencos, que intentan inventar otra combinación de partidos.

El objetivo es recabar apoyos antes del 21 de julio, día de la Fiesta Nacional de Bélgica. Pero ante la dificultad de la tarea planea la posibilidad de convocar nuevos comicios después de septiembre, cuando la primera ministra en funciones tiene previsto someterse a una moción de confianza.

Javier Albisu

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(c) Agencia EFE