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Que los animales se hagan los muertos es más importante de lo que parece

UNSPECIFIED - CIRCA 2003: Virginia Opossum (Didelphis virginiana) pretending to be dead to avoid being caught by a predator, illustration. (Photo by DeAgostini/Getty Images)
Reconstrucción del comportamiento de "hacerse el muerto" de la zarigüeya americana. (Photo by DeAgostini/Getty Images)

Hay un animal que tiene una costumbre muy curiosa. La zarigüeya americana (Didelphis virginiana) se hace la muerta cuando siente peligro. Y se hace la muerta muy bien, hasta el punto de que en Norteamérica existe la expresión “hacerse la zarigüeya” – play possum en inglés – para lo que nosotros llamamos “hacer el muerto”. Bien, pues este comportamiento es más interesante de lo que parece.

Cuando la zarigüeya detecta peligro, se hace la muerta, pero lo hace bien: paraliza su cuerpo, reduce su frecuencia cardiaca hasta el mínimo, suelta todos los fluidos corporales – orina, heces, incluso las glándulas anales –, cambia incluso el color de su lengua…

Y cuando un depredador lo detecta, pasa de largo. Comer carroña, si no es tu alimento habitual, es arriesgado. Un cadáver en descomposición está colonizado por una serie de bacterias que pueden transmitir muchas enfermedades. Así que es mejor no comerlo.

Bien, pues lo interesante no está ahí. Lo curioso es que ambos comportamientos demuestran que los animales son capaces de entender un concepto como el de mortalidad. Un concepto que siempre hemos asumido que era demasiado complejo como para que un ser vivo que no fuese un ser humano lo pudiese entender.

Pero en este escenario, el de la zarigüeya haciéndose la muerta – un proceso que se conoce como tanatosis – y el depredador evitando al muerto, demuestra que ambas especies son conscientes de lo que implica la mortalidad, y la finalidad de un evento como este.

No al nivel al que lo procesamos los humanos, claro. Pero sí hasta un punto en el que los animales tienen consciencia de la muerte.

El caso de la zarigüeya es muy particular, y quizá el ejemplo más extremo de tanatosis. Pero no el único, hay muchas más especies capaces de “hacerse los muertos” para evitar ser depredados. Entre ellos serpientes, peces o arañas. Repartido por el reino animal.

Ojo, porque no hay que confundir esta tanatosis con una estrategia muy similar, pero distinta en lo fundamental: la reacción tónica de inmovilidad. En este caso, los animales se quedan muy parados, reduciendo incluso su metabolismo. Pero no hasta el extremo de fingir la muerte y defecarse, orinar y demás. Se trata más de intentar pasar desapercibido que parecer muerto.

En definitiva, el hecho de que exista la tanatosis deja claro que los animales saben lo que implica el concepto de mortalidad, tal vez no como la entendemos los humanos, pero sí hasta un nivel importante. Y que esté extendido por todo el reino animal demuestra que es un concepto más común de lo que queremos pensar.

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