Acapulco: las injustas críticas a las personas que están saqueando supermercados para poder comer

Un militar de la Guardia Nacional mexicana intenta impedir que personas se lleven productos de las tiendas de un centro comercial tras el devastador paso del huracán Otis por Acapulco, México, el miércoles 25 de octubre de 2023. El huracán Otis provocó grandes destrozos al atravesar la costa sur del Pacífico mexicano con categoría 5, al llegar con grandes inundaciones, quebrar carreteras y dejar sin servicio eléctrico y telefónico a grandes partes del estado de Guerrero. (AP Foto/Marco Ugarte)

Los saqueos en Acapulco, tras el paso del huracán Otis, están causando gran revuelo en el debate público. Quienes los condenan parecen muy seguros: apelan a un sentido visceral, aunque lo revistan de buenos modales. Insólito: las personas que no están padeciendo los efectos de un huracán juzgan a quienes sí lo están haciendo. Porque robar es malo. Porque no tienen que hacerlo. Porque deben esperar pacientemente a la que las autoridades les den apoyo y arreglen todos los problemas uno por uno. Porque, desde casa, sin ningún desastre natural a la vista, todo se ve muy fácil.

Las imágenes han conmocionado y las redes sociales se han llenado de llamados a la solidaridad. Y maravilloso que sea así. Sería fatal que en este país, acostumbrado a las noticias trágicas, ya no quedara nada de sensibilidad. Existe. Hay ganas de ayudar. Hay ánimos para que Acapulco se levante de estas horas de terror que se cobraron la vida de 27 personas y que causaron destrozos colosales en uno de los principales destinos turísticos de México, cuya incomunicación durante un día entero sirve como ejemplo de la devastación causada.

La generosidad sigue prevaleciendo en casos así. Como cuando un sismo causa graves daños y todos apoyan. Pero tampoco falta la mala leche. Y no, no corresponde a la personas que se han llevado víveres de supermercados y tiendas en las últimas horas. ¿Qué haría usted? Si un huracán le quita todo y debe estar en manos del gobierno para salir adelante. Un gobierno que está más interesado en negar haber quitado fondos para desastres naturales que en, efectivamente, apoyar a resolver los estragos del huracán.

Acapulco, octubre 2023 | REUTERS/Quetzalli Nicte-Ha
Acapulco, octubre 2023 | REUTERS/Quetzalli Nicte-Ha

¿No dudaría un segundo un llevar comida para usted y los suyos? ¿Le importaría salir en Facebook en una foto que lo "queme" como saqueador? Puede tomar su tiempo para pensarlo. La gente de Acapulco hoy no tiene ese tiempo. Están algo ocupados en un asunto de cierta importancia: sobrevivir. No se trata de moralismos. Porque ante cada comentario que defiende los saqueos, hay una respuesta prefabricada: lo haces para sentirte mejor, para colocarte moralmente arriba de los demás.

Es más simple que eso. Es mera lógica: ¿quién no haría lo mismo? Si un imprevisto arrasó con tu patrimonio, te dejó sin comida y nadie te ayuda ni te da soluciones, ¿qué más queda? No hay que buscarle los tres pies al gato. Y que sí, que hay gente que está sacando pantallas y otros aparatos electrónicos. ¿Son todos? ¿Existe una muestra representativa para afirmar que los habitantes de Acapulco están entrando a los supermercados a robarse la PlayStation 5 y el iPhone 15 Pro Max?

Pero es la coartada: ah, claro, se están robando televisiones; miren, ahí está lo que defienden. Nadie ha dicho que eso esté bien y, de hecho, quienes tanto se indignan por esos robos deberían replantear su tabla de prioridades: quizá, en estos momentos, lo más importante son los daños humanos y materiales que causó Otis; luego, a lo mejor, podría venir la cuestión de los víveres: cómo juntarlos y hacerlos llegar; después, porque esos víveres todavía van en camino, se podría atender lo de los saqueos de los supermercados. Y, para no dejar cabo suelto, ya podría hablarse de los robos de televisiones que tanto preocupan a los tuiteros. ¿Alguien quiere pensar en las pobres e indefensas televisiones?

Es indignante que una tragedia así se aproveche para sacar cosas superficiales. Lo es, pero no se puede generalizar ni satanizar. Y no se puede perder de vista lo importante: comida y víveres. Si están sacando eso de las tiendas, es porque lo necesitan y punto. Nadie se los da y lo toman. Ni modo. Ellos no lo decidieron así. Lo de las pantallas está mal. Listo. La doble moral de quienes se quejan más por las pantallas está igual. La incompetencia de las autoridades, peor que las dos juntas.

Acapulco, octubre, 2023 |  REUTERS/Alexandre Meneghini
Acapulco, octubre, 2023 | REUTERS/Alexandre Meneghini

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