Cómo el pegajoso jingle del pulguero de Opa-locka Hialeah se convirtió en un éxito de los años 90 en Miami

Diga las palabras Opa-locka Hialeah a cualquiera que haya crecido en el sur de la Florida en los años 90 y vea cómo se pone a cantar.

La culpa es de ese anuncio. Ya lo conoce. Lo está cantando ahora mismo: “Opalocka Hialeah is the place to go/It’s more than just a market it’s a great big show”

Ese pegadizo y kitsch jingle fue el éxito sonoro que puso al pulguero Opa-locka Hialeah en el mapa. Cuando el mercado cierre definitivamente el 30 de junio, después de casi 40 años, su estribillo vivirá en la infamia de la baja fidelidad de sonido.

El antiguo director general, Scott Miller, recorría el mercado y ofrecía a los clientes $100 por cantar el jingle en el escenario del local, que acogía a músicos locales cada semana. Todo el mundo se sabía la letra.

“Luego se iban a casa, cantaban la canción y se lo contaban a 100 personas”, dijo Miller. “¿Cuánto vale eso?”

Eso estaba previsto. El dueño del mercado invirtió $1 millón en un bombardeo mediático para difundir ese anuncio y su sencillo jingle por las ondas del sur de la Florida, en radio y televisión, durante todo un año. Su alcance fue tal que muchos todavía pueden escuchar la música en la cabeza, esa sencilla letra cantadas por —si usted cree en la leyenda— tal vez, posiblemente, el ganador del Grammy cubano Willy Chirino.

“Cuando se lo menciono a la gente hoy en día, comienzan a cantar la canción”, dijo Miller, quien afirma haber coescrito la canción como el primer gerente general del mercado, dirigiéndolo desde 1985 hasta su venta en 2017. “Cualquiera puede cantarla”.

El jingle fue una mercadotecnia inteligente.

El “New Hialeah Flea Market”, al este del Amelia Earhart Park, compró a su principal competidor al otro lado de la calle en 1989 y se mudó un par de manzanas al norte a un espacio amplio, técnicamente en Opa-locka. El alcalde John Riley le dijo a los propietarios que no podían insultar a su nueva ciudad anfitriona llamándola solo mercado de Hialeah, así que los propietarios le pusieron un guión, recuerda Miller.

Ahora tenían que correr la voz. El propietario, el urbanizador inmobiliario israelí Zvari “” Kovo, le dijo a Miller que contratara a una agencia de publicidad para que hiciera un anuncio del recién nombrado pulguero de Opa-locka Hialeah. Kovo, uno de los primeros inversionistas en Jordache Jeans, entendía el poder de la mercadotecnia.

Miller dice que él y un creativo de una agencia de publicidad de Fort Lauderdale se reunieron en el remolque de la oficina del mercado y empezaron a lanzar ideas para una letra sencilla, cuando Miller dice que dio con la frase “The place to be”. La agencia contrató a una empresa de California para que escribiera, grabara y produjera la canción, en inglés y español.

Pero cuando Kovo y su personal escucharon por primera vez la canción, se dieron cuenta de que nadie podía entender la versión en español. Se había grabado en español mexicano, dijo Miller, con un fraseo que era extraño para los hispanohablantes del Caribe en Miami.

“¡Nadie tenía idea de algo mejor!” dijo Miller. “No podíamos emitir esa versión. Nadie la entendía”.

La agencia publicitaria contrató a un músico de Miami para que reescribiera la letra en español cubano y volviera a grabar ambas versiones, con los mismos cantantes. Ese escritor, y la voz masculina del dúo, no era otro que Willy Chirino, dijeron dos empleados del mercado de aquella época.

Lo grabó, recordó Miller, en los Criteria Studios de North Miami, el estudio que grabó a estrellas de todo tipo: Aretha Franklin, Eric Clapton, los Bee Gees, Abba y, por supuesto, la Miami Sound Machine.

Ese habría sido el año en que Chirino grabó la icónica “Lo Que Está Pa’ Ti”, a la que la canción responde “nadie te lo quita”.

Esa pregunta-respuesta forma parte también del gancho del anuncio del mercado, lo que se conoce en teoría musical como frases antecedente y consecuente, así lo dice Alex Lacamoire, el director musical criado en Miami del exitoso fenómeno musical de Broadway “Hamilton”.

Escuchó el jingle y desglosó por qué es un éxito sonoro.

“Tiene una sensación de inevitabilidad. Sabes a dónde va incluso si lo escuchas por primera vez”, dijo Lacamoire. “Se te queda grabada porque es muy sencilla. Tienes la sensación de haberla escuchado antes. Tiene casi un aire de canción infantil”.

Además, dice, es sencillamente pegadiza.

“Es alegre. Suena alegre”, dice Lacamoire. “Puedes escuchar las sonrisas en las voces de la gente que canta”.

Chirino, por su parte, no puede atribuirse el mérito. No recuerda su papel en el anuncio, si es que lo tuvo, le dijo al Miami Herald a través de un portavoz. Pero tampoco descartó que fuera él, ya que estaba empezando su carrera y aceptando muchos trabajos.

Después de 40 años, eso es suficiente para Miller.

El mercado emitió el anuncio en la radio en inglés, español y creole y en la televisión local a lo largo de 1990. Claude Mancuso, propietario de la Red de Televisión Haitiana (ahora llamada Ayiti TV), grabó la versión inglesa en creole.

“Scott vio pronto el potencial de la comunidad haitiana”, dijo Mancuso. “Era genial para nosotros. Y cumplimos”.

La canción dejó huella en la conciencia del público.

“Explotó”, dijo Miller.

El pulguero de Opa-locka Hialeah se llenó al instante. En el plazo de un año ya tenía 1,300 vendedores, el triple de los que tiene en la actualidad, dijo Miller.

Y el jingle de 30 segundos alcanzó una fama duradera en Miami.