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El misterio de los cientos de millones de dólares que desaparecieron de la nada

Un programador informático ruso involucrado en el colapso de una gran plataforma de criptomonedas dice que fue engañado para entregarles todos sus activos a unos estafadores que se hicieron pasar por agentes del Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa (FSB), según documentos obtenidos por el servicio ruso de la BBC.

Alexei Bilyuchenko fue un jugador clave en el servicio de intercambio de criptomonedas Wex, el cual dejó de operar en 2018, dejando a los clientes sin acceso a sus millonarias inversiones.

La BBC ha pasado meses investigando el turbio mundo del comercio de criptomonedas ruso, tratando de averiguar qué sucedió con aquel dinero.

Esta es una historia digna del drama televisivo de la BBC McMafia, que involucra a un elenco de personajes que van desde geeks informáticos y agentes del FBI, a un oligarca multimillonario vinculado a la guerra en Ucrania.

Cómo dos amigos arrinconaron un mercado

La historia comienza en la ciudad rusa de Novosibirsk en agosto de 2017, donde Alexei Bilyuchenko, exgerente de Tecnologías de Información de una cadena de tiendas de muebles, había regresado tras librarse de un arresto durante sus vacaciones en Grecia.

Seis años antes, él y su socio comercial Alexander Vinnik, un especialista en transferencias electrónicas de dinero, se conocieron por internet y tomaron la decisión de trabajar en el comercio de criptomonedas.

Descritos por sus amigos como hombres tímidos que preferían las computadoras a las personas, Vinnik y Bilyuchenko crearon una plataforma digital llamadaBTC-e,que con el tiempo se haría conocida.

Al igual que otros negocios similares en todo el mundo, BTC-e ofrecía a los inversores la oportunidad de usar dinero real para comprar monedas virtuales.

Pero a diferencia de otras plataformas en Europa y EE.UU., BTC-e no solicitaba a los clientes su identificación, lo que significa que además de atraer inversores legítimos, también ofrecía alos delincuentes organizados una potencial plataforma blanquear dinero.

Los clientes acudieron en masa para invertir en BTC-e y, según Global Witness, para 2016 se había convertido en la tercera plataforma de criptomonedas más grande del mundo.

Los dos socios se comunicaban en línea y solo se conocieron en persona en 2014, cuando sus transacciones diarias de bitcoins alcanzaron los US$2 millones.

Cuando llegaron a los US$10 millones en 2016, celebraron una fiesta familiar en Moscú.

Y en julio de 2017 se fueron de vacaciones a Grecia, sin darse cuenta de que los agentes federales estadounidenses -que investigaban el lavado de dinero internacional- estaban siguiendo su rastro.

El FBI sospechaba que BTC-e estaba involucrada en ocultar fondos robados de otro intercambio de bitcoins llamado Mt Gox.

Los expertos en ciberdelincuencia también pensaron que estaba siendo utilizada por el misterioso grupo ruso de piratería Fancy Bears.

Se emitió una orden de arresto contra Vinnik y la policía griega lo detuvo en la playa, frente a su esposa e hijos.

Su madre llamó a Bilyuchenko, que estaba en un complejo turístico diferente.

El hombre entró en pánico, rompió su computadora portátil, la arrojó al mar y se subió al siguiente vuelo a Moscú.

Un multimillonario vinculado al Kremlin

De vuelta a casa en Novosibirsk, Bilyuchenko decidió intentar recuperar lo perdido creando otra plataforma de intercambio de criptomonedas llamada Wex (World Exchange Services).

El FBI se había apoderado del sitio web de BTC-e, pero él todavía tenía los servidores de respaldo y, a través de Wex, pudo devolver las inversiones a algunos clientes de BTC-e.

En esta etapa, de acuerdo con la versión de los hechos que luego le contó a la policía, y que fue compartida con la BBC,Bilyuchenko decidió que necesitaba un patrocinador que le ofreciera cierta protección.

Él dice que le presentaron a Konstantin Malofeyev, un multimillonario de Moscú con fuertes lazos con el Kremlin y la Iglesia ortodoxa rusa.

Malofeyev, quien hizo su fortuna en la banca de inversión, está actualmente sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea por presuntos vínculos con combatientes rebeldes en el este de Ucrania.

En sus declaraciones policiales, Bilyuchenko dice que fue invitado a Moscú varias veces para encontrarse con Malofeyev en sus oficinas, ubicadas en un centro comercial de alto nivel.

El tema de cuánto dinero estaba generando Wex supuestamente fue importante en sus conversaciones, al igual que el destino de los fondos mantenidos por BTC-e hasta antes de que interviniera el FBI.

"Durante varios meses, Malofeyev exigió que le mostrara los saldos de las criptomonedas Wex", dijo Bilyuchencko a la policía.

Malofeyev niega rotundamente cualquier conexión con Bilyuchenko o Wex.

¿Quiénes eran los hombres del "servicio de seguridad"?

Para el verano de 2018, las transacciones comerciales en Wex estaban disminuyendo, y al final del año, se detuvieron por completo.

Los US$450 millones que Wex tenía en criptomonedas se desvanecieron sin dejar rastro.

Los clientes furiosos comenzaron a exigir la devolución de su dinero y uno de ellos presentó una queja ante la policía en la región rusa de Chuvashiya.

Bilyuchenko fue citado como testigo y le contó a la policía una historia extraordinaria.

Dijo que había perdido el control de Wex en la primavera de 2018, varios meses antes de que se derrumbara oficialmente.

Agregó que en una reunión en la oficina de Malofeyev en Moscú le presentaron a unos hombres que aparentemente eran agentes del Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa (FSB).

Lo llevaron a un edificio utilizado por el FSB, no lejos del teatro Bolshoi. Le preguntaron sobre Wex y luego lo llevaron al lujoso hotel Lotte, cerca del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, donde dice que permaneció vigilado toda la noche.

Según Bilyuchenko, a la mañana siguiente lo condujeron de vuelta a la oficina de Malofeyev, donde se le sugirió encarecidamente que trasladara los fondos que tenía en Wex a un "fondo FSB", ´

Fue así como en su próxima visita a Moscú transfirió todo lo solicitado.

De vuelta a casa en Novosibirsk, Bilyuchenko dice que se dio cuenta de que lo habían estafado y que en vez de transferir los fondos a las arcas fiscales, fue víctima de un engaño para que se los transfiriera a los socios de Malofeyev.

Desde que le contó su historia a la policía, Bilyuchenko permanece escondido. Guardias privados de seguridad protegen su casa y él se ha negado a hablar con la BBC o cualquier otra persona sobre Wex.

Bombas falsas y los millones desaparecidos

Entonces ¿dice Alexei Bilyuchenko la verdad?

Alexander Terentiev, quien encabeza un grupo de campaña para inversionistas estafados, le dijo a la BBC que no estaba convencido. Pero otros parecen menos escépticos.

Desde finales de noviembre, tribunales de justicia, edificios públicos, estaciones de metro y centros comerciales en Moscú y San Petersburgo han tenido que parar su actividad en algún momento casi a diario a causa de las amenazas de bomba.

Según reportajes publicados en la prensa rusa, varias de las advertencias enviadas por correo electrónico han incluido referencias a los millones desaparecidos en Wex y a Malofeyev.

Según una declaración emitida a través del canal de televisión Tsargrad, Malofeyev describió las amenazas de bomba como parte de "una campaña de descrédito" en su contra.

"Ni Konstantin Malofeyev ni sus compañías tienen nada que ver con el robo de bitcoins, la plataforma Wex o su administración", dijo.

Malofeyev se negó a hablar con la BBC sobre el caso y el FSB no respondió a la solicitud de comentarios de la BBC.

Mientras tanto, en Grecia, dos años después de su dramático arresto en la playa, el exsocio comercial de Bilyuchenko, Vinnik, todavía está en la cárcel.

Estados Unidos, Rusia y Francia buscan su extradición. No ha visto a su esposa, que ahora sufre de un tumor cerebral.

Su abogado, Timofei Musatov, le dijo a la BBC que el exmultimillonario del bitcoin, tras haber pasado un tiempo en huelga de hambre, es ahora una sombra de lo que algún día fue.

(Ilustraciones de Tatiana Ospennikova).

Nota publicada originalmente el 2 de enero de 2020