Tokio 2020. Karsten Warholm ganó el oro en los 400 metros con vallas con récord mundial y festejó a lo Increíble Hulk
Los 32 grados de Tokio no le impidieron al noruego Karsten Warholm mejorar su propio récord mundial (de 46s70 a 45s94) en los 400 metros con vallas y llevarse la medalla de oro. El estadounidense Ray Benjamin terminó segundo con 46.17 y se quedó con la presea plateada, mientras que el bronce fue para Alison dos Santos, de Brasil, que batió su récord sudamericano con 46.72. Fue una carrera en la que reinó la velocidad y donde el propio Warholm se sigue superando cada día a sí mismo. Al llegar, miró el reloj y no podía creer el tiempo que había logrado. Se agarró la cabeza y se rompió la remera en un alocado festejo.
El noruego, de 25 años, es doble campeón del mundo (2017 y 2019) y múltiple oro europeo. Y no solo eso, es alguien que también tiene la plusmarca mundial de la especialidad: los 46s70 que había realizado el 1 de julio en el National Stadium de Oslo, lo convirtieron en leyenda. Casi 29 años después, pudo quebrar el récord mundial más antiguo que se conservaba en las carreras masculinas de atletismo, los 46s78 de Kevin Young en la final olímpica de Barcelona 92.
En Tokio, a Warholm le llegó el momento de sumar el oro olímpico a su destacada historia deportiva. Enfocado en no desperdiciar ni un segundo, salió con la agresividad y la convicción que se necesitan para ser un verdadero campeón. Atacó cada obstáculo con la pierna izquierda y logró de esa manera una ejecución perfecta. A pesar de que le gusta siempre correr por los carriles exteriores, en el 7 o el 8 porque según él, dice que es “donde ocurre la magia”. Sin embargo, para su sorpresa, en la final olímpica lo hizo por el carril 6.
Warholm es ese chico que tiene claro que hace atletismo para dar espectáculo. “Estoy aquí para enfrentarme a los grandes y hacerles pasar un mal rato. O gano o pierdo, pero siempre lo daré todo”, prometía al llegar a Tokio. Hoy ratificó su hegemonía.