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Se veía venir: Carmen Aristegui es tachada de traidora por seguidores de AMLO

Carmen Aristegui durante una conferencia en Ciudad de México, en septiembre de 2018. (REUTERS/Edgard Garrido)
Carmen Aristegui durante una conferencia en Ciudad de México, en septiembre de 2018. (REUTERS/Edgard Garrido)

Ya había pasado, pero nunca con tanta claridad, y enojo. Carmen Aristegui ha caído de manera definitiva de la gracia de los fans incondicionales del presidente Andrés Manuel López Obrador. Un video difundido en Twitter, en el que la periodista alerta sobre lo que considera un riesgo para el Instituto Nacional Electoral, fue el motivo para sellar el adiós definitivo de una comunión que los seguidores de AMLO atesoraron durante muchos años, pero que en realidad ya estaba fracturada y ahora ha estallado en mil pedazos.

Todo nació de la presentación del libro 'La democracia no se toca', obra de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama. En el fragmento de la presentación se puede ver a Aristegui hacer referencia a los dichos que Córdova atribuye a Adán Augusto López, secretario de Gobernación, que según la versión del presidente consejero pidió a los congresistas de Morena "descuartizar" al INE. "Decían que había que destazar o destripar o despanzurrar, ¿o cómo era? Cualquiera de esas palabras, dichas o no dichas de manera directa a los legisladores, ilustran, describen lo que según los especialistas y la gente que directamente está operando en el INE, podría ocurrir en caso de que estas reformas se aprueben de manera sorpresiva", opinó Aristegui.

Aristegui dijo que el libro era una herramienta para que la ciudadanía pudiera defender sus derechos alcanzados con tantos años de lucha. También, como era normal esperar, hubo fotografías durante y al final de la presentación, y eso tuvo un impacto todavía peor en quienes ya no tienen en un pedestal a la periodista: la acusaron de retratarse con dos de los principales rivales políticos del presidente, como pecado imperdonable por si no fuera poco lo que ya había dicho.

Las reacciones fueron virulentas de inmediato. Por un lado, se tachó a Aristegui de traidora definitiva. Ya han sido muchas las fricciones entre la periodista y el presidente y sus seguidores. Por ejemplo, en julio del año pasado, López Obrador dijo en una conferencia mañanera que el proceder periodístico de Aristegui, al entrevistar al excandidato presidencial Francisco Labastida, le daba "pena ajena", y en 2021 había dicho que la periodista estaba "involucionando" en su profesión. Por otro lado, abundaron quienes recordaron que Aristegui fue una especie de aliada del presidente durante sus años como opositor, y que ahora lo viene a criticar cuando ha revelado su verdadera cara.

De igual modo se recordó el despido de Aristegui de MVS Radio en el año 2015 —luego de un conflicto interno que nació de la participación de dos de sus colaboradores en la plataforma MexicoLeaks, todo sin tener la autorización de la compañía—, cuando recibió mucho apoyo social en las calles. Muchos se dijeron arrepentidos de haberla defendido, ahora que ven que no comulga con el lopezobradorismo.

Entonces su compromiso no era con la libertad de expresión, sino con alguien que interpretaban como un aliado para llevar a López Obrador a la presidencia. Y sí, no es que esa fuera la misión de Aristegui, pero en su papel de periodista crítica del poder, fue decisiva sobre todo en el sexenio de Enrique Peña Nieto con reportajes que pintaban de cuerpo entero al gobierno del nuevo PRI. Y también es cierto que tanto a ella, como a mucha de la prensa opositora de esa época, le faltó ser crítica con todo lo que rodeaba los mundos AMLO-PRD, que no fue poca cosa, pero que desmerecía en indignación mediática ante las torpezas e ineptitudes infinitas del panismo y el priismo.

A Carmen Aristegui ahora le toca beber del trago amargo del desprecio de quienes alguna vez la pusieron en el santo grial ya no del periodismo, sino de la sociedad mexicana. Es el destino que corren todos quienes alguna vez ejercieron el más mínimo grado de simpatía por el presidente: criticar algo se convierte en sinónimo de traición. Le pasó a Elena Poniatowska y a Proceso. Aristegui ya es parte ilustre del listado y lo peor es que cualquiera lo pudo ver venir.

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