Cristiano Ronaldo, el peor negocio de la Juventus

Cristiano Ronaldo se lleva las manos a la cara lamentando un fallo.
Cristiano Ronaldo lamentando un fallo. Foto: Jonathan Moscrop/Getty Images.

Se las prometían muy felices en Italia en aquel ya lejanísimo verano de 2018. Fue entonces cuando la Juventus de Turín anunció el fichaje de Cristiano Ronaldo, considerado unánimemente uno de los dos mejores futbolistas del mundo durante la década anterior. Por fin, después de años relegada a la mediocridad y la intrascendencia ante la pujanza de la Liga española, de la Premier League inglesa e incluso de campeonatos históricamente menores como el francés o el alemán, la Serie A transalpina podía presumir de contar con una superestrella indiscutible, aunque llegara con la treintena ampliamente superada.

Casi tres temporadas después, no son pocos en el país los que están empezando a pensar que quizás tan extraordinario fichaje fue un error. Entre ellos, todo un expresidente de la entidad blanquinegra como Giovanni Cobolli Gigli, que ocupó el cargo entre 2006 y 2009. El antiguo mandatario concedió una entrevista a Radio Punto Nuovo en la que no dejó títere con cabeza, pero arremetió en particular contra el fichaje del crack portugués: "Lo dije desde el primer día. Es un gran jugador, un campeón, pero demasiado caro. La Juventus necesita una reconstrucción y debería prescindir de él al final de la temporada".

Esta voz crítica es una de las más relevantes, debido a su cargo pasado, pero no es, ni mucho menos, la única. Lo que está aportando Cristiano a la Juventus está en tela de juicio. Ahora, tras su actuación más bien discreta en la eliminatoria contra el Oporto, se ha intensificado el debate, pero la inquietud con respecto a su rendimiento viene de más atrás.

Y eso que sus números a nivel individual son indiscutibles: desde que se vistió por primera vez la camiseta blanquinegra lleva por ahora, sumando todas las competiciones, 92 goles en 121 partidos. Sale a una tasa más que digna de 0,76 por partido, menor a la que lograra en el Real Madrid pero sí muy superior a la que promediara en el Manchester United. Curiosamente, de momento no le ha valido para proclamarse máximo goleador del torneo en las dos temporadas completas que ha jugado, aunque en la presente campaña, de momento, sí lidera esa clasificación.

Pero ¿para qué le ha servido todo esto a la Juventus? Ha ganado dos campeonatos de Liga en otros tantos años, cierto, pero no parece que el delantero haya sido el factor determinante para lograrlo, toda vez que antes de su llegada ya habían conquistado otros siete consecutivos. Esta temporada, además, a falta de 13 partidos han caído al tercer puesto, y tendrían que remontarle diez puntos al Inter (que, cierto es, lleva un partido más) para revalidar el título. La Vecchia Signora también llevaba cuatro Copas seguidas, entre 2015 y 2018... y desde que cuentan con el atacante de Madeira no la han vuelto a conquistar. En 2020 perdieron la final contra el Nápoles en la tanda de penaltis (a él no le dio tiempo a chutar, por los fallos previos de sus compañeros) y en 2019 ni siquiera pasaron de cuartos de final.

Sin embargo, donde más ha decepcionado la Juventus desde que su número 7 lo luce Cristiano Ronaldo es en la Champions League. En los cuatro años previos a su fichaje, los turineses habían conseguido jugar dos finales. Con Cristiano, que ya traía muchos éxitos a sus espaldas de su etapa en el Real Madrid, esperaban dar el salto de calidad para conquistar un trofeo que se les resiste desde 1996. Sin embargo, lo máximo que han conseguido es llegar a cuartos de final ese mismo 2018, donde les dejó fuera el Ajax. Desde entonces, van dos eliminaciones en octavos: la de ahora mismo a manos del Oporto y la del curso pasado contra el Olympique de Lyon. En los tres casos, rivales teóricamente inferiores a los que se esperaba derrotar sin mayores problemas.

No es preciso hacer muchos cálculos para constatar que, con Cristiano en el césped, la Juventus ha ido a menos. Eso sí, sería injusto cargarle a él con toda la culpa. No olvidemos que el fútbol no deja de ser un deporte de equipo en el que hay once jugadores sobre el césped y más de veinte en la plantilla, y de una manera u otra todos tienen su cuota de responsabilidad tanto en el éxito como en el fracaso.

Puede analizarse desde todos los puntos de vista imaginables. Se puede valorar la competencia táctica de los entrenadores que ha tenido, como Allegri, Sarri o ahora Pirlo, aunque a los dos primeros su currículum les avala. Se puede juzgar si los escuderos que le han acompañado (gente de prestigio como Higuaín, Mandzukic, Dybala, Douglas Costa, Juan Cuadrado, Álvaro Morata o Federico Chiesa) han estado a su altura o han sabido compenetrarse con él tan bien como, por ejemplo, lo hacía Benzema en sus tiempos en España.

Aquí entra en juego el otro factor. Entre unos conceptos y otros, a la Juve le costó 117 millones traer a un futbolista que, en el momento de su aterrizaje en Turín, si bien venía de ganar los dos últimos Balones de Oro, tenía ya 33 años. A esto se le suma el sueldo que cobra, que según La Gazzetta asciende a 31 millones al año durante las cuatro temporadas que ha firmado. Obviando comisiones y gastos ocultos, Ronaldo le supone a las arcas juventinas un desembolso superior a los 240 millones. Que es un dineral que se compensa solo en parte por las camisetas que vende y los acuerdos comerciales que genera, estimados en cerca de 100 millones.

Esto significa que, aunque el equipo turinés sea, de largo, el más poderoso de Italia en términos económicos, y uno de los más fuertes de Europa, simplemente no les llega para reforzar el resto de la plantilla. Traer a los Alpes a los nombres más destacados del mercado actual, como Mbappé o Haaland, ahora mismo suena a ciencia ficción, porque no habría con qué pagarlo (y menos ahora con la crisis económica generalizada del coronavirus). Y por muy bueno que sea Cristiano, que lo es, la Juventus no es capaz de montar un equipo a su alrededor que esté a la altura. Quizás venga de ahí la propuesta que hizo Andrea Agnelli, actual presidente blanquinegro, de prohibir fichajes "de tres dígitos" entre equipos que lleguen a las rondas más altas de la Champions League.

A la Juventus le haría falta, en definitiva, más dinero para traer guardaespaldas de lujo que pudieran complementar adecuadamente a CR7. O bien, desprenderse del portugués, asumiendo que es un jugador de matrícula de honor como no van a encontrar otro (obviando, claro, la excepción de Messi, que les metería en el mismo problema), pero incorporando en su lugar a un puñado de peloteros sobresalientes: pasar no a depender de una sola figura en exclusiva, sino a tener un bloque que, sin llegar a la excelencia, gane en competitividad general.

Este último plan también tiene una pega: ahora mismo, tal como están las cosas, no hay nadie dispuesto no ya a pagar a la Juve un precio decente por un hipotético traspaso de Cristiano Ronaldo, sino directamente de ofrecer al jugador un sueldo que él considerara aceptable en relación a lo que gana ahora. Porque, aunque ya ha cumplido los 36, hay que reconocer que sigue estando en plena forma y muy probablemente todavía le queden unos cuantos años de carrera al máximo nivel, por lo que es poco probable que aceptara rebajar su caché. En este sentido, el único margen de acción que tiene ahora mismo su club es no renovarle el contrato. De hecho, el director deportivo Fabio Paratici ya ha dejado caer que ese tema "no es una prioridad".

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