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México, el país que retrocedió 40 años con su fiasco en Qatar 2022. Y no es lo peor

México y su dolorosa derrota contra Argentina. (ANP via Getty Images)
México y su dolorosa derrota contra Argentina. (ANP via Getty Images)

México siempre ha estado ahí. Es el equipo al que le falta el estirón. Siempre se supo: algún día estará entre los grandes. Esa ha sido la tirada en los últimos veinte años. Decían que ya se habían dejado atrás los fantasmas sesenteros de los ratones verdes. Todos esos preceptos, responsables de la mística perdedora del Tri, estaban enterrados (siempre en la teoría) gracias unos cuantos logros reseñables y varios resultados lustrosos en Copas del Mundo.

El empate contra Polonia y Argentina deja claro que México ha retrocedido. Esa es la sensación unánime. Desde que Yon de Luisa anticipaba pasar a octavos como meta general, algo andaba mal. Y Qatar 2022 simplemente lo confirmó. México hizo todo lo que se puede hacer mal en todos los niveles: un entrenador que salió a no perder contra Argentina y que no pudo ganarle a una limitada Polinia; unos jugadores ajenos a los grandes escenarios, porque juegan en la Liga MX y a ese contexto se reduce su experiencia; y unos directivos incapaces de hacer cambios de fondo y forma. La mezcla, se puede ver, es perfecta si de caminar para atrás se trata.

Nunca las generaciones recientes de aficionados habían visto a México con un espíritu tan perdedor en dos partidos de Copa del Mundo. Incluso los Mundiales más nefastos, como el de Sudáfrica 2010, entregaron alguna actuación satisfactoria. Ese era el gran avance de los verdes en las décadas recientes: aprender a competir sin aprender a ganar. Ahora México no compite ni gana: ni siquiera mete goles. Esto es nuevo, por si creíamos que ya todas las vías de la tristeza habían sido exploradas, porque nada duele más que salir de las penumbras y luego volver a ellas.

Se ha dicho que Arabia Saudita no es un flan. Y no lo es, como ya lo dejó ver su triunfo contra Argentina. Ahora se les mira a la par o incluso por encima. Con perdón de ellos, pero ¿cómo es posible que México tiemble por tener a Arabia Saudita como rival? A un Mundial no se va a demostrar que eres mejor que ellos ni que Polonia. A eso ya no jugaba México. Dentro del innegable marasmo de mediocridad que somete el crecimiento del futbol nacional, había certezas construidas con sangre: México estaba cada cuatro años entre los 16 mejores del mundo.

Y mucho de tragedia sí que ha habido. Los cambios del 94, la falla de Luis Hernández que mataba a Alemania, Estados Unidos como rival a modo en 2002, el golazo de Maxi. Y el camino es largo y conocido. Con el lamento de por medio, México ya había ganado un nombre. Tantas veces hubo comentarios de reconocimiento de voces referenciales como para que no se dudara de que, a pasar de todo, algunas cosas se estaban haciendo bien. Hoy el pasado de medianías invita a la melancolía y el presente es desolador.

Y si el presente es decepcionante, pueden estar tranquilos, compatriotas: el futuro luce peor. ¿Se acuerdan dónde estaban hace tres años y medio? Pues ese es el tiempo que falta para la siguiente Copa del Mundo, en la que México será local (sí, pocos partidos en suelo nacional, pero muchos en Estados Unidos). Y en tres años y medio es imposible gestar algún cambio radical en el futbol de selecciones. El abasto nacional de jugadores es el que es. No podemos comprarlos, como se hace en los equipos, ni tampoco sacar petróleo de las piedras.

México había sido un rival de cuidado en mundiales pasados. (Getty Images)
México había sido un rival de cuidado en mundiales pasados. (Getty Images)

Basta con viajar en el tiempo a mayo o junio de 2019. ¿Qué cambios de raíz ha habido en el futbol mexicano desde entonces hasta ahora? Para bien, ninguno. Para mal, muchos y no se detienen: cada vez más lejos de la Copa Libertadores y más cerca de la MLS. En tres años y medio el escenario seguirá siendo más o menos el mismo. México no tendrá estrellas de primer orden y, vista la tendencia de los últimos años, podría tener a muchos más jugadores en la Liga MX.

Resulta que estábamos mejor cuando, de todos modos, éramos malos. ¿Ahora qué somos? Ningún entrenador traerá un milagro revelado en sus pizarras, aunque definitivamente algo mejor se puede hacer. Viajamos al pasado de la forma más dolorosa posible y eso no lo cambiaría ni un triunfo contra Arabia Saudita. Se llora y no se canta en estos días mexicanos de retroceso.

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