Brenda Righi: la historia de la dama del motocross argentino

El salto de Brenda Righi: la mendocina, campeona argentina de motocross intentará competir en 2022 en el campeonato Latinoamericano y Sudamericano
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De modo fortuito empezó a desandar un camino áspero, de riesgos, inusual para las mujeres. Con 13 años, en una Honda CR80 de su hermana Carolina, con el apoyo de su mamá Liliana y a escondidas de su padre Juan Carlos, Brenda Righi descubrió que el motocross era su pasión. Hasta entonces era acompañante del clan familiar que seguía a su sobrino Luciano, que a los tres años ya se daba mañas y participaba de las competencias para niños. En Malargüe empezó la historia, la que la pandemia mundial de Covid-19 detuvo el año pasado, cuando la mendocina se entrenaba para tomar parte del campeonato nacional y también del Latinoamericano de Colombia y el Sudamericano de Ecuador. Ahora, espera por el reinicio de la actividad, con el campeonato cordobés, para recuperar el tiempo perdido y alimentar la ilusión de representar al país en el continente.

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“Mi mamá me anotó en una carrera en Malargüe y cuando llegó el momento de correr no tenía ni ropa. Tuve que pedir todo prestado y todo me quedaba gigante, pero la sensación y la adrenalina fue tan grande que salí del circuito y ya sabía que quería volver a intentarlo en la siguiente fecha. Tenía que arreglar con mi papá, que de motos nunca quiso saber nada, porque es un enamorado del fútbol. Fue un acuerdo rápido: tenía que correr con el N°9, que era el que él usaba cuando jugaba al fútbol”, comenta Brenda, que fue reclutada por Avant Honda Genuine Oil y se convirtió en la primera mujer con apoyo de la marca japonesa. “Nadie me dijo de esa posibilidad, el contacto fue a través de un audio en mi Instagram, en el que me preguntaban qué necesitaba para competir. Nunca me había pasado, no entendía y no sabía qué contestarle. Ellos me suministran todo y eso me abrió la posibilidad de tener pequeñas publicidades. Un apoyo impensado un año atrás”, explica en la charla con La Nacion.

Después de once meses sin subirse a la moto, Brenda Righi retomó la actividad y ganó en Córdoba; el calendario argentino retomaría su curso a partir de agosto
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Después de once meses sin subirse a la moto, Brenda Righi retomó la actividad y ganó en Córdoba; el calendario argentino retomaría su curso a partir de agosto (Instagram @brendaarighi/)

Todo comenzó de modo familiar, con el asesoramiento de su hermano Adrián, un ex competidor, con conocimiento de preparación de motos; el mayor de los cuatro hijos de la familia. “Él me enseñó al inicio a alistar la moto, a controlar desde el aceite a las suspensiones. Cuando había que cambiar algún elemento, yo estaba a su lado y en la siguiente oportunidad era la que tenía que encargarme de hacerlo. Así aprendí a lavar el filtro, cambiarlo, preparar la mezcla cuando tenía una moto de dos tiempos, aceitar… Ahora tengo un mecánico que realiza esa tarea, pero me gusta estar presente cuando se trabaja: para interiorizarme, para aprender y porque soy muy intensa con el cuidado de la moto. A veces pregunto cinco veces si se hizo algún trabajo”, relata, quien desde el estreno debió competir contra los hombres, porque no existía la categoría damas en su división.

Una experiencia que no la afectó, aunque el recorrido no siempre resultó amable. “Sufría las carreras, porque me invitaban a correr en el campeonato riojano o en el mendocino y al no haber mujeres tenía que participar con ellos. Me anotaban en la categoría promocional, la de los principiantes. El sábado, durante el entrenamiento, todo bien, me saludaban y hasta me preguntaban si necesitaba algo. Después, el domingo, la cortesía desaparecía: me convocaban desde la carpa de inscripción y si el día anterior había clasificado primera me decían que no podía largar con ellos, que debía subir una categoría para poder correr. Todos los domingos era una novela diferente. La carrera era una batalla y si ganaba, era como que al podio no querían subir. Todavía, en algunos lugares, sigue pasando”, recuerda las peripecias de sus inicios, cuando debió romper con el machismo dominante en la actividad.

Brenda Righi y su mamá Liliana, quien la inscribió en Malargüe en una competencia de motocross cuando la actual campeona apenas tenía 13 años
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Brenda Righi y su mamá Liliana, quien la inscribió en Malargüe en una competencia de motocross cuando la actual campeona apenas tenía 13 años (Instagram @brendaarighi/)

Esos fueron los tiempos de las primeras caídas, de los raspones, aunque el accidente más impactante lo protagonizó en 2019. “Eran por desconcentración, porque no tenía buena técnica. La más brava la tuve en San Rafael, durante la última fecha antes del parate del año pasado: estuve inconsciente. En la primera curva venía tercera, se cayó quien estaba segundo y para no caerle arriba cruzo la moto y me caigo. Cuando vi la filmación no entendía cómo me salvé. Fue un golpe tremendo, pero no tenía absolutamente nada roto. Me dieron una semana de reposo y me recomendaron evaluarme otra vez y por suerte los estudios dieron perfecto. Quizás no recordar nada de lo que me pasó también me ayudó a continuar”, expresa quien para perfeccionarse fue tomando cursos: “El primero lo hice con Augusto Chino Freytes y él me fue explicando qué me faltaba para que en los entrenamientos me enfocara en mejorar cada punto que él me apuntaba. Así se produjo mi avance en el motocross, porque empecé a entender que no era necesario arriesgar todo en todo momento: ahora sé hasta dónde llegar y sé que si supero ese límite viene el golpe. Después, con el instructor Jorge Martin subí otro escalón. Los mejores pilotos del mundo, como el español Jorge Prado, no son agresivos para manejar, parece que van despacio. Son tan perfectos en el manejo que aparentan ir lentos frente a los que van exigidos”.

El N°9, una condición que impuso su padre Juan Carlos para que Brenda Righi participara en motocross
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El N°9, una condición que impuso su padre Juan Carlos para que Brenda Righi participara en motocross (Instagram @brendaarighi/)

Brenda Righi compitió en Mendoza, San Luis, La Rioja y en Chile detectó diferencias sustanciales. “Estuvimos un año y medio. Acepté una invitación, con un campeonato empezado y nos dimos cuenta que estaban más avanzados. Tenían una organización impresionante, un nivel al que no estábamos acostumbrados. Mi sobrino, que era campeón argentino de la categoría 85, en Chile era último. Tomamos la aventura como un desafío: nos presentamos en las fechas que restaban de 2013, las tomamos como aprendizaje para encarar la siguiente temporada desde el inicio y evaluarnos. Nos recorrimos todo Chile, porque todavía no había un campeonato argentino. Una de las diferencias es que allá no se suspende una fecha por lluvia, se corre con canaletas en la pista. Y las transmisiones, recuerdo, siempre decían: ‘esto es motocross’. Y nosotros nos mirábamos y decíamos, esto no es lo que nosotros practicamos. Era como un mundial, donde las fechas no se suspenden”, analiza aquella experiencia enriquecedora, la que aprovechó para ser más competitiva en los campeonatos argentinos de 2014 y 2015.

“Cuando empecé a competir en el Nacional me sacaban dos vueltas y ahora ya logré victorias. La pandemia hizo que abandonara la moto durante casi once meses, recién retomé en febrero de este año. En marzo probé en el campeonato cordobés y a pesar de que me costó logré ganar. Ahora con la oportunidad que me abrió Honda, lo tomo como un trabajo, porque ellos se fijaron en mí y yo le tengo que responder”, señala quien durante el parate realizó cursos de inglés en Godoy Cruz, está a punto de recibirse de martillera y da clases de crossfit, a la vez que cursa el profesorado de coach.

Reclutada por Avant Honda Genuine Oil, Brenda Righi se convirtió en la primera mujer en recibir apoyo de la marca japonesa en el motocross argentino
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Reclutada por Avant Honda Genuine Oil, Brenda Righi se convirtió en la primera mujer en recibir apoyo de la marca japonesa en el motocross argentino (Instagram @brendaarighi/)

La preparación es la parte exigente de la carrera, donde el piloto disfruta. Brenda sabe que el esfuerzo tiene su recompensa en la pista. “Entreno cinco veces a la semana, con días de doble turno. El primero es siempre de fuerza, que combino con ejercicios aeróbicos, trepando cerros, o con tareas relacionadas con la moto: equilibrio, fuerza con manubrio, cómo actuar para no cansarse el tirar los frenajes… Después los fines de semana de competencia se disfruta, más cuando te hospedas en carpa o casilla en el mismo circuito. Porque la actividad termina tarde y si te quedás hasta las 20 para revisar la moto, tenés que hacer 40 kilómetros para acceder a una cabaña y al otro día a las 7.30 ya estás en la pista, el desgaste no tiene sentido. La camaradería del fogón, de compartir charlas, experiencias, es lo que te queda más allá de los resultados, que es lo que todos buscamos”.

La dama de las pistas de motocross espera que esta vez el anuncio del retorno de la actividad, a partir de agosto, no quede trunco como al comienzo de 2021. Brenda Righi necesita sentir la adrenalina arriba de la moto y competir para ilusionarse con los certámenes internacionales de 2022.